miércoles, 11 de enero de 2017

Andalucía. Por la Ruta de los Pueblos Blancos. 2013.




Ruta de los Pueblos Blancos
Aventura del verano 2013

      Arcos de la Frontera  


29 y 30 junio. Sábado y Domingo. DÍAS 1º y 2º.

Las Palmas de Gran Canaria - Barco Acciona Bravo Murillo - Cádiz.

Sábado 29 de junio.

Salimos de casa a las 12.20 de la mañana con todo cargado y convenientemente estibado en el interior de la autocaravana. Nevera y congelador sellados, aprovechando todos los huecos de los que disponemos en este electrodoméstico que se nos ha quedado un poco pequeño. Los tambuchos con las reservas de provisiones para las 2 primeras semanas de vacaciones, en un orden desconocido hasta ahora en nuestra vida rutera. La ropa, de momento, bien doblada y ordenada en sus cajas, colocadas en la litera superior. Depósitos de gasoil y agua hasta la boca y los de grises y negras limpios como una patena. Nuestra petaquita personal, llena de ilusiones y de felicidad. El cuenta kilómetros marca a la salida 153082. Ponemos el parcial a cero y allá que nos vamos.
Llegamos al muelle del Puerto de La Luz a las 12.35 h. para intentar situarnos en la cola de espera para el embarque, junto a otras 10 ó 12 autocaravanas. Nos colocamos allí donde los operarios nos indican, y esperamos a la voz de aviso para comenzar el embarque. Mientras ello sucede nos damos un paseito por las inmediaciones para entablar conversación con otros autocaravanistas que también se encuentran a la espera, seguramente tan ilusionados como nosotros.
Las conversaciones se centran en  detalles de cómo será el embarque y la ruta a seguir. Es así que nos enteramos que la travesía no será directa desde Gran Canaria hasta Cádiz. Primero pasaremos por Puerto del Rosario y luego por Arrecife.
A las 13.00 h. ya estamos en el barco, a la espera que nos asignen el camarote que tenemos reservado. Vamos a pasar en él dos días y dos noches, por lo que intentaremos colocarlo todo "a nuestra mano", con nevera portátil, ordenador, lectura y cuaderno de notas.
El viaje lo realizaremos en el barco Murillo, de la compañía Acciona, antes Trasmediterránea. Los servicios del barco son bastante justitos, a diferencia del barco de Líneas Armas que cubre el trayecto con Huelva, que es de más reciente construcción y está mejor preparado para prestar los servicios de este medio crucero. Sin embargo, en el que vamos es en el que vamos y nos adaptaremos. Ya se sabe que en nuestro mundillo una de las máximas es "de lo que no hay, no hace falta".
Una vez instalados en nuestro camarote damos una vueltita para ubicarnos y localizar los puntos estratégicos del barco, encontrando algunos rincones que utilizaremos bastante, con toda seguridad. Nos gusta fumarnos un cigarrito de vez en cuando y es bueno conocer los rincones de la cubierta en los que no molestemos a nadie.
A las 2 de la tarde se sueltan amarras y el Capi pone rumbo a la bocana del Puerto. Cuando salimos me ubico en la banda de estribor para decir adiós a todos mis amigos regatistas que se encuentran en los momentos previos al inicio de la competición. Allí debía estar Sergio, pero está apurado con el último examen que le queda y se va a saltar las regatas del fin de semana. Lo primero es lo primero. Nos hemos despedido a la puerta de casa. Bueno, en un mes nos veremos en Madrid y realizaremos juntos la segunda parte de las vacaciones.

Botes de Vela Latina Canaria en Las Palmas de Gran Canaria.


Dedico un saludo especial y un momento de recuerdo para mi gran amigo Amalio Barrera, al que conozco desde que yo era niño, pues con toda seguridad está pendiente de la salida del barco, desde el privilegiado mirador del Muelle Deportivo. Hemos quedado que a nuestro regreso le contaría parte de las aventuras y desventuras de nuestro periplo peninsular. A mis compañeros les dedico un ¡¡Suerte chavales!! ¡¡ Buen viento y buena escota!!, justo cuando el barco pasa frente a la base náutica de la Vela Latina.
Nos dirigimos al buffet para dar buena cuenta de unos macarrones y una rodaja de atún. Está bien. No nos podemos quejar.
Tras la comida disfrutamos en cubierta un ratito viendo como la isla se va haciendo cada vez más pequeña a nuestros ojos. Vamos al camarote y echamos una corta siesta, para luego hacer cuatro cosas en el ordenador y jugar una partida al Patrician, partida que durará seguramente todas las vacaciones. A ratitos subimos a cubierta para tomar el aire y disfrutar de la navegación.
A las 17 horas ya hemos superado el faro de Jandía y la proa se dirige a Puerto del Rosario, adonde recalamos poco antes de las 20 horas. La parada es corta, solo para que suban al barco 15 ó 20 vehículos, saliendo de nuevo a la mar a las 21 horas. Ponemos rumbo a Arrecife, llegando a las 22.30, con buena mar y un poco de viento.

Puerto del Rosario. Fuerteventura


El día no ha estado muy allá que digamos. La calima impide una buena visibilidad y no apetece pasar todo el tiempo en cubierta, como hubiese sido nuestro deseo.
A las 21.30 nos volvemos a poner en la cola del autoservicio para cenar; no hay mucho más que hacer. Vemos que la cola ha cambiado con respecto a la de la comida. Ahora se ve a gran cantidad de Magrebíes que seguramente no venían desde Gran Canaria y han subido al barco en Puerto del Rosario. Al igual que nosotros, van a dar buena cuenta de su periodo de vacaciones, cada uno a su manera.
En Arrecife la parada es más larga, llegando casi a las dos horas, por no sé qué problema de unos coches que quedaron mal colocados en el garaje. Aprovechamos para mandar los correspondientes mensajes de móvil, ya que desde que nos alejemos un poco de Lanzarote dejaremos de tener cobertura hasta el lunes en la mañana, cuando nos vayamos aproximando a las tierras peninsulares.
Tras las últimas vueltitas por la cubierta, nos vamos de nuevo al camarote para dejar constancia escrita de los aconteceres de este primer día de vacaciones y nos ponemos en posición horizontal, a esperar que el sueño nos domine cuando quiera.
Mañana será un día parecido al de hoy. Esperemos que se disipe algo la calima para tomar un ratito el sol.
Salud.


Domingo 30 de junio.

                No hemos dormido bien. El barco no se movía demasiado, sin embargo nos ha costado mucho coger el sueño. Seguramente es debido a la excitación porque ya estamos de vacaciones. A ver si ahora resulta que nos vamos a estresar por no ir a trabajar. Bueno, si es así se pasará en un par de días.
Venga, menos rollo y a levantarse. Hay que empezar la rutina de comer, vagar, volver a comer, volver a vagar, hasta que pase el día.
El desayuno es suculento, “bien despachao”. Es de esos desayunos que solo se pueden hacer en vacaciones o algún domingo durante el año. Con tranquilidad, abundancia y no mucho equilibrio dietético. Pero da igual, lo hemos disfrutado. ¡¡ Hala, que me quiten lo bailao!!
Mientras esperábamos en la cola, hemos visto bastantes caras conocidas entre los muchos Magrebíes, antiguos convecinos de Morro Jable y de La Lajita, así como varios chavales, hoy ya hombretones, que tuvimos como alumnos en el Instituto de Jandía. Entablamos conversación con algunos y compartimos un ratito de tertulia que hace más amena la espera en la cola del comedor. Me alegro que todos estén bien y que hayan encontrado cada uno su medio de subsistencia. No puedo negar que se me ha subido un poco mi ego metafísico por considerar que algo he tenido que ver en su formación, formación que les ha permitido ocupar puestos intermedios en las empresas de hostelería o de servicios y no sean los últimos en el escalafón del organigrama. ¡¡Enhorabuena chavales!!.
El día pasa según lo previsto; sin muchos sobresaltos. A pesar de que vamos subiendo en latitud la calima no acaba de desaparecer. La mar está casi como un plato y el barco apenas se mueve. No se ve a nadie mareado, señal que la travesía está siendo de lo más serena.
Sobre las 10 de la noche se empieza a ver mucho movimiento de gente en el barco: todos se dirigen a los salones de butacas pues en todas las televisiones van a dar el partido de España contra Brasil. Como hay mucha gente parece como que no me apetece verlo, además que todos los asientos están ocupados. Me voy para el camarote, hacemos las tareas de ordenador, duchita y a dormir. Es raro, pero estoy verdaderamente cansado, de no hacer nada, es verdad, pero el cansancio me puede. Medicamentos y a dormir.



1 de julio. Lunes. DIA 3º.

Cádiz - Jerez de la Frontera - Arcos de la Frontera - Espera.

Me despierto bien temprano. El barco se mueve bastante y es incómodo estar en la cama. Esto me recuerda a tiempos pasados en los que en media docena de ocasiones navegamos por estas aguas llevando los sucesivos barcos que fue adquiriendo nuestro amigo Alfonso Vidal. Está claro que ya estamos en las proximidades del estrecho y el movimiento es debido al encuentro de las corrientes del Atlántico y del Mediterráneo. A las 7 ya no aguanto más y me levanto, me aseo ligeramente y me subo a la cubierta para ver qué es lo que está pasando. Efectivamente es lo que suponíamos. Aun no se logra ver la tierra pero, sin duda ya está próxima. Hay una ligera marejada que no llega a ser demasiado importante. Se ven grupos de barcos pescando, por lo que ya no hay ninguna duda.
En tanto que el barco no se acerque un poco más a tierra, lo más interesante que tenemos que hacer es ir a desayunar, guardando la correspondiente cola de casi una hora en el restaurante.
Al cabo de un par de horas, a medida que nos vamos acercando a la costa andalusí, se hace patente la disminución del oleaje. Cádiz está al caer. Nos dirigimos al camarote para recoger todos los arretrancos que tenemos dispersos en tan corto espacio y dejamos todo preparado para el momento en que den la señal de que tenemos que dejar los camarotes libres para que los empleados puedan cambiar todo y dejarlo dispuesto para el próximo pasajero. Ya se sabe que “barco parado no gana flete”. Volvemos a cubierta y sacamos tropecientas mil fotos, de las que solo serán aprovechables dos o tres. Llevamos una maquinita que no es para tirar voladores.

Pescadores en el Atlántico Gaditano.

A las 12.15 el barco está atracado. Nos dirigimos al garaje y salimos a tierra a las 12.45 h. La salida es lenta, lentísima. La razón no es otra que a la salida de la rampa hay un guardia civil que va indicando a todos los que salen que se vayan colocando en fila para ser supervisados por otros guardia civiles que están a ¡¡¡ 50 metros!!! Es verdaderamente increíble lo mal diseñado que tienen el operativo. Bueno, el hecho es que con perros y con miradas más que despectivas van haciendo una criba y a nosotros nos toca ser revisados. Como no tenemos nada que ocultar, pues abrimos todo lo que nos piden. Es curioso el comportamiento del guardia que se sube a la auto. Lo único que pregunta es si no llevamos más tabaco del que está a la vista. El hombre se lo toma con tranquilidad, como haciendo que el tiempo se alargue. Mientras, por el otro carril van saliendo coches y coches sin parar. Bueno, ellos sabrán.
Salimos de la zona portuaria a las 13.15 h. con rumbo a Jerez de la Frontera. Tras pasar una serie de puentes, sobre el mar, sobre el río San Pedro y sobre el Guadalete llegamos enseguida  y paramos a hacer una visita a las bodegas Williams & Humbert, justo antes de entrar en Jerez. Tras la interesante visita por las bodegas y zona de embotellado nos ofrecen una degustación de tres de sus vinos y antes de marchar compramos una cajita con tres botellas de los vinos que hemos degustado. Es caro, pero es interesante. En un lugar privilegiado conservan unas barricas con historia, dedicadas a personajes ilustres, para ellos, que por aquí algún día pasaron. La barrica que a nosotros más nos llama la atención es esta:

Barril de John Lennon

Nos vamos directos a Arcos de la Frontera para comenzar con nuestra programación de la Ruta de los Pueblos Blancos. Llegamos a Arcos a las 16. 45 h. con un calor de justicia. Al salir de Jerez nos hacemos un pequeño lío y acabamos en una calle estrecha que conduce a una de las bodegas de González Byas. Al acabar la calle hay que girar a la izquierda 90 grados y justo en la esquina hay una guagua municipal aparcada. No medimos bien el giro y por milímetros acabamos golpeando el superespejo retrovisor del autobús. Paramos un poco más adelante y arreglamos con el conductor el asunto del seguro, que para eso está.
En Arcos paramos en un gran aparcamiento de tierra que se encuentra en la parte baja, frente al aparcamiento de autobuses. Al ser el primer lugar donde dejamos la caravana sola, tenemos un poco de temor y desde cada mirador intentamos controlarla a la distancia. Finalmente no ha habido ningún problema.
Arcos es precioso. Lo que ocurre es que el calor de la tarde nos hace jadear en exceso y las cuestas se nos hacen largas, pero no lo son en realidad. Callejeando por sus estrecheces sentimos que el calor disminuye. No eran tontos estos árabes al diseñar callejuelas tan estrechas en las que el sol entra casi nada y por ello son fresquitas. Vemos lo más importante: miradores, iglesias, murallas, campiñas, río y sentimos calor por momentos en los lugares abiertos y fresco por momentos en las callejuelas estrechas. No hacemos parada en ninguno de los bares del recorrido porque no nos apetece nada, solo agua y más agua.

Arcos Typical Spanish. Este es el Arcos que menos nos gustó.

El recorrido que hacemos, a grandes rasgos, viene siendo el siguiente:
                Paseo de los boliches – cuesta de Belén – Plaza del Cabildo, con su mirador sobre el río – Parador de Arcos – Iglesia de San Pedro – Mirador de casi 360 grados – regreso por el callejón de las monjas y el Paseo Andalucía.
La visita a Arcos ha durado solo 2 horas, pero creo que hemos visto lo más importante. Como vamos solos, las visitas supongo que serán todas algo más rápidas que cuando vamos acompañados y probablemente se nos escapen algunos detalles. Ya se sabe que “cuatro ojos ven más que dos”. A las 18.45 estamos de nuevo en la caravana y damos cuenta a nuestro seguro del “accidente” que hemos tenido en Jerez. Sin problema. Nosotros ya hemos cumplido con nuestro deber.
A las 19 horas salimos en dirección a Espera, siguiente pueblo de la Ruta que tenemos marcado en nuestra programación. Al salir de Arcos paramos en una gasolinera para cambiar la bombona que tenemos vacía desde hace dos años y aprovechar para que nos den indicaciones adecuadas para llegar a Espera, pues nos hemos equivocado en una rotonda como viene siendo demasiado habitual. Nuestra señorita del GPS nos traiciona con frecuencia  justo en las rotondas y cruces de importancia. Nos dan unas indicaciones perfectas y seguimos las instrucciones que nos ha dicho el gasolinero. Sin embargo, nos vemos de repente en la carretera de Bornos en vez de la de Espera, debido a que justo en el cruce había un gran tractor que traicionó nuestro instinto. Rápidamente cambiamos el plan y haremos primero la visita a Bornos y luego nos iremos a Espera, o mañana. Pero he aquí que antes de llegar a Bornos nos encontramos con un cruce que va hacia Espera y lo tomamos.

Espera. 

 Volvemos al orden inicial programado de visita. Vamos por la carretera que teníamos anotada para ir de Espera a Bornos, pero ahora la estamos haciendo en sentido contrario. Mañana la haremos como estaba previsto.

 Espera es pequeño, coqueto y andalusí. Blanco, blanco, vigilado desde lo alto por las ruinas de lo que fue un castillo de defensa. Nos atrevemos a entrar con la auto por si encontramos un lugar donde aparcar y lo cruzamos entero, sin encontrar nada. Es estrecho, lógico, y cuando te vienes a dar cuenta ya lo has dejado atrás. En la entrada hacia una finca damos la vuelta y nos dirigimos al aparcamiento que habíamos visto antes de llegar al pueblo, en una alameda-palmeral. Tiene buena pinta. Comemos algo y nos vamos a dar una vuelta por el pueblo.
Son las 20.30 y todo el mundo ha salido a la calle, a la fresquita. Es la imagen que tenía de Andalucía en verano. Por el día ni dios en la calle y al caer la tarde y llegar la fresquita del poniente, pues todo el mundo a la puerta de sus casas y a los parques a charlar y mirar con ojitos de interés a todo el que pasa y a los extraños como nosotros.
Bueno, Espera es coqueto, pero nada más. Decidimos que pasaremos la noche en el lugar en el que estamos aparcados, pues el cansancio así nos lo aconseja. Debemos aguardar hasta bien tarde para acostarnos debido a que este paseo es el que utilizan los chavales para dar sus garbeos e intentar ligar (creo).
Cuando son las 2 de la mañana parece que ya todo está en tranquilidad, por lo que cerramos bien todo, oscurecemos, abrimos a tope las ventanas del techo y tomamos la horizontal. Mañana empezaremos por Bornos, temprano en la mañana, antes de que caliente demasiado. Bueno, pero eso será mañana.


Kilómetros de partida: 153.213                       Parcial: 119

Entrada bodega: 7.50  €

Recambio Bombona de gas: 17.50 € (madre del amor hermoso)



2 de julio. Martes. DIA 4º.

Espera – Bornos – Villamartín – Prado del Rey – El Bosque - Ubrique.

El día comienza bien. Hemos descansado lo suficiente como para reponer fuerzas y sentirnos a tope para seguir nuestra marcada y programada Ruta. Nos hacemos un pequeño lío con la hora. Al despertarnos hemos mirado la hora en nuestro recién estrenado despertador y nos marcaba las 07.15 h. por lo que nos dejamos estar un ratito más en la cama, dado que el ruido de los pocos coches que pasan no llega a ser molesto. Cuando el reloj marca las 08.00 nos levantamos y con tranquilidad nos hacemos un reponedor desayuno, fregamos la loza, programamos el día, todo ello con parsimonia más que con tranquilidad y a las 09.50 ponemos el motor en marcha para dirigirnos a Bornos, nuestro siguiente hito en el camino. Ocurre que al situarnos en nuestro puesto de control echamos una mirada al reloj de la auto y vemos que en realidad es una hora más tarde. Hemos puesto en hora el reloj del móvil, el de la auto, pero no hemos puesto en hora el reloj despertador. No pasa nada por ello. Lo único reseñable es que vamos a tener menos tiempo para llegar a las visitas que tenemos previstas, antes de que el calor de mediodía empiece a limitar nuestros movimientos.
Con el ánimo renovado ¡¡¡vamos pa´llá !!!
Tomamos de nuevo la carretera que ayer nos llevara a Espera para dirigirnos, en sentido contrario, a Bornos, donde estaremos en sólo 20 minutos. Paramos en una calle transversal a la principal de entrada y nos disponemos a patear el pueblo dejándonos llevar por la intuición. Disfrutamos de la belleza y buen cuidado del Jardín de los Ribera.

 Bornos


Nos vamos hacia la plaza del Ayuntamiento, arbolada y por tanto fresca a esta hora de la mañana. Aprovechamos para entrar en la farmacia que allí hay para comprar unas medicinas que necesitamos y ya están a punto de acabarse. Disfrutamos de la calle del arco, curiosa, y regresamos hacia la autocaravana, con los ojos bien abiertos para grabar en nuestra retina toda esa herencia que marca la construcción de las casas y el diseño del pueblo.
Al salir del pueblo nos ayuda un policía local, que nos indica cual es la mejor ruta para callejear hacia la salida de la población.

Llegamos a Villamartín a las 12.30 y aparcamos justo a la entrada, en los aparcamientos del hipermercado DIA. Preparamos nuestra mochila de pateo con la máquina de fotos, el agua, la chuleta que siempre nos sirve de referencia, el block de notas, el lápiz y empezamos a gastar suela de nuevo.
“En Villamartín te espero, si la soga no se rompe”, reza un lema a la entrada del pueblo.

Entrada a Villamartín

Bueno, lo más flojo de lo visto hasta ahora. Tal vez sea porque la pateamos a la hora de mediodía, tal vez porque entre Arcos y Espera han puesto el listón muy alto, pero lo cierto es que no nos impresionó en absoluto. Coches dando vueltas continuamente, sin control y ocupando las calles anchas y las estrechas. No le encontré el encanto. Subimos hasta lo alto del pueblo y rodeamos la iglesia. Por fuera, justita, por dentro lo desconocemos porque estaba cerrada. Intentamos regresar por otra ruta y bajamos por una escalera de ¡¡ 116 peldaños!!, contados. Tal vez sea lo más interesante de nuestra visita a Villamartín. Volveremos en otra ocasión por ver si nuestra subjetiva opinión cambia. Somos dados a buscar lo positivo de cada situación y de cada lugar, pero con esto no podemos, nos supera.
Para no regresar por la principal, lo hacemos por la calle extramuros. A nuestro juicio y en el día de hoy es lo mejor del lugar, al menos lo mejor de lo que hemos visto. Va por lo alto de los jardines del Museo de las Migraciones (cerrado a las 13.30 que pasamos por allí), jardines que guardan el fresquito como un tesoro, aunque jardines muy poco cuidados. A la salida nos dirigimos a un punto donde se aprecia la belleza y magnanimidad de los restos del castillo de Matrera.

Sin más, nos vamos a Prado del Rey por la A-373. “Se sale recto, después de la gasolinera, 4º semáforo a la derecha y todo recto hasta la rotonda, en la que se toma la segunda salida”. Así nos lo indicaron, así lo hicimos y así dejamos constancia en nuestro diario, por si a alguien le puede ser útil en el futuro.
 Intentamos entrar hasta el centro de Prado del Rey pero, al asegurarnos de que es imposible encontrar un lugar donde dejar la furgona un ratito, regresamos de nuevo hacia el punto por donde habíamos entrado y estacionamos frente al Consultorio Médico o Centro de Salud, en la avenida dos de mayo.

Prado del Rey

El pueblo es pequeño, por tanto fácil de callejear. Tras un par de vueltas de reconocimiento nos vamos a la calle Fuentes, al Pósito de Labradores. La fachada es espectacular. Ahora tienen en el local montado un bar-café, que respeta con mimo todo lo que el lugar representa en la historia del pueblo. Continuamos con la estancia en la plaza de la Constitución, con el Ayuntamiento a un lado y la iglesia de Nuestra Señora del Carmen al otro.
La visita ha estado bien, tiene su encanto.
Regresamos a la auto y la ventilamos un poco, mientras nos sentamos al fresco a tomar un refrigerio. Vemos una tasca que nos llama la atención. Se llama El Cruyf. A un amigo nuestro, con el que navegamos bastantes años, le llamábamos así. Coincide que durante unos años emigró a algún pueblo de Cádiz y tal vez tenga algo que ver con esto. Cuando regresemos de nuevo a Gran Canaria le preguntaremos si saben algo a nuestros amigos Ángel Mateo y Carmelo Milán.

A las 16 h. nos vamos hacia El Bosque. Al llegar vemos unas indicaciones de aparcamiento y hacia allí nos dirigimos. Se trata de una zona residencial, de nueva construcción, pero donde el sol casca de lo lindo. Dejamos aparcada la autocaravana y nos vamos a pie a localizar un lugar más sombreado. Más que nada para que el sol no le dé directamente al lateral de la nevera. Hay que conservar el fresco del refrigerador.

El Bosque

Encontramos una calle en la que hay un edificio sin habitar, bastante alto y que nos puede proporcionar la sombra deseada. El único problema que tiene es que la calle es empinada de narices. ¡Qué le vamos a hacer!. Regresamos sobre nuestros pasos y volvemos con la auto a dejarla aparcada en ese lugar. Ya estamos más tranquilos y nos vamos a dar un garbeo por el pueblo. 
Subimos hacia la zona más alta y desde allí comenzamos a descender intentando ver lo que como más interesante nos dicen nuestras anotaciones. Rulamos por sus calles empedradas, pasamos por la iglesia y seguimos descendiendo hasta llegar a la zona de baños, donde hay una poza en la que se refrescan un buen número de chiquillos. Continuamos y nos encontramos con un lugar en el que se pueden descargar los “bajos fondos” de las caravanas. Hay un cartel en el que se dictan las normas de funcionamiento de dicha “área”. Nos sorprende que una de las normas sea que la estancia máxima es de 48 horas. Vamos a ver: solo cabe una auto. Si dicha auto se instala en el lugar durante 48 horas el servicio que se presta es casi insignificante.
Me doy una vuelta por las inmediaciones, más allá de la piscina municipal donde se encuentra el área y veo que hay unos amplios aparcamientos. Sin embargo, en dichos aparcamientos hay una señal en la que se indica que el aparcamiento debe hacerse en batería. Por tanto, mi caravana no se puede estacionar en dicha zona, pues si la coloco en batería se sale tanto que obstaculizaría el paso de dos vehículos que se crucen. 
Continúo mi recorrido a la vera del río y, ahora sí, hay una zona de buenos aparcamientos para autocaravanas. Observo el entorno y pronto me doy cuenta que no es buen sitio para pasar la noche. Hay restos de botellón y la zona está bastante descuidada. No pernoctaremos aquí, si es que en algún momento pasó por nuestra mente tal pensamiento.
Tras tomar un refrigerio reparador nos dirigimos a la auto para poner rumbo a Ubrique. ¡¡¡Vamos!!!.
Tomamos la A-373 y en dos canciones de Sabina ya estamos en Ubrique. Como siempre, damos un paseo novelero y acabamos dejando nuestra casita aparcada en la salida de camiones que nos indican las señales.

Vista de Ubrique desde la plaza de toros. 

Aseguramos todo, como de costumbre, ponemos en funcionamiento el sistema de corriente forzada de aire y nos salimos a las visitas y ruleos. Justo a 50 metros encontramos el mirador de Los Olivares, junto a la plaza de toros. Buena vista desde aquí. Bajamos hacia el centro e intentamos ir hacia el convento de los capuchinos para ver el museo de la piel. Cuando llegamos allí está cerrado, pues el horario acaba a las 18 horas y ya son casi las siete y media de la tarde.

Bonita fachada, próxima al ayuntamiento

Continuamos por la ruta antigua y llegamos a la plaza del ayuntamiento. Nos refrescamos en la fuente que hay en un lateral, sacamos varias fotos y regresamos a la parte baja.
Ya tenemos localizada la ruta de los miradores. Mañana iremos a tiro hecho y ocuparemos en ello la mañana, antes de que el calor apriete.
Regresamos a casa y hacemos algunas labores culinarias y colada de menudos, aprovechando que nuestro particular sistema de refrigeración ha funcionado en nuestra ausencia y la caravana ya no está tan caliente. Tras cenar un suculento plato de carne mechada, nos hacemos un pequeño homenaje, largo, bastante largo, y nos vamos a tomar la horizontal cuando el reloj marca la una de la mañana. Salud.  


Kilómetros acumulados: 299                    Parcial: 180



3 de julio. Miércoles. DIA 5º.

Ubrique – Benaocaz – Villaluenga del Rosario - Grazalema .



A las 10.30 nos vamos a dar una vuelta por Ubrique, empezando por la visita al Museo de la piel. No nos encontramos muy bien de salud por lo que nos ha costado levantarnos. Tal vez las pateadas de ayer y anteayer con el calor hayan dejado huella. Como no se sabe cuánto tiempo pasará hasta que volvamos por aquí, nos llenamos de valor y ponemos nuestro objetivo en el convento de los Capuchinos.
Pasamos por el parque Rafael Alberti y la Fuente de los nueve caños.

Uno, dos, tres, ........, nueve

Enseguida estamos entrando en el museo de la piel, que se encuentra en una de las alas del convento. Preguntamos si podemos hacer la visita por libre o si es necesario esperar que se forme un grupo. La señora, después de acabar de hablar por teléfono y concretar la cita para un grupo, parece ser, amablemente nos atiende y nos da una primera explicación para que nos situemos en el lugar y las razones meteorológicas que han hecho que Ubrique haya tenido una historia ligada al curtido de la piel. La explicación es como de libro, lógica, científica y acertada. Muy bien.
“El agua caliza de la Sierra, junto con los taninos de los alcornocales, hacen que la mezcla sea idónea para el endurecimiento de la piel, al reaccionar con el colágeno de ésta. Las condiciones de Ubrique son perfectas para ello, aunque lo que no tiene son los animales. Los “pellejos” son traídos de otros lugares”. Explicación acertada, por científica y por lógica.

Pellejos, maquina, producto e inmigración.

Creo que voy a intentar dejarme querer un poco por esta mujer. Estoy convencido que posee mucho más conocimiento del que se expresa y cuenta en su explicación habitual como guía de la visita al museo. ¿Lo conseguiré?. Seguro que sí.
En el patio central hay expuesta mucha maquinaria, que tiene sus años pero es toda del siglo XX, salvo algunas prensas que pueden ser más antiguas. Al otro lado del patio hay un salón y tres salitas más reducidas. En dos de las salitas se exponen paneles de piel rebujada con motivos de la Alhambra, Medinat az Zahra y Mezquita de Córdoba. Hay pieles rescatadas de las ruinas de una casa antigua, con herramientas y útiles para el tratamiento, curtido y corte de la piel. Una verdadera joya.
Se cree que sobre el año 1700 se hace la primera pieza de piel para uso de pastores y campesinos. Se trata del Preciso, un pequeño bolsito para alojar el eslabón de hierro y el trozo de piedra de sílex, lo “preciso” para hacer el fuego, con un poco de yesca.
Sobre 1800 se hace la petaca para el tabaco y representa la primera pieza comercial que llega a exportarse a todo el mundo.
A la entrada hay colgadas del techo una buena cantidad de Patacabras, que es un instrumento de madera que utilizan los curtidores para alisar, estirar y “abrillantar” la piel. Cada patacabra es diferente, pues se hace adaptada a la persona que la utiliza y se va desgastando y cogiendo la forma en función del modo de trabajar de cada uno. “No hay dos patacabra iguales”.
En la planta alta se encuentra la joya de la corona del museo. Es el resultado de años y años de recopilación de Begoña, su propietaria, que con más entusiasmo y cariño que ayuda ha logrado rescatar miles y miles de piezas, de herramientas, de trozos de piel de los animales más insospechados: vaca, toro, cocodrilo, rata, conejo, muslo de pollo, salmón y así hasta un largo etcétera.

Herramientas con un curioso y acertado cartel

La duración programada de la visita guiada es de aproximadamente 25 minutos. Sin embargo, Begoña nos dedica casi dos horas, explicándonos con todo lujo de detalles lugares de procedencia de alguna de las piezas y anécdotas ilustrativas, con un cariño inusual en las guías de los museos.
Ruteros, curiosos, amantes de la historia, turistas y noveleros, si vais a Ubrique no podéis pasar por alto la visita al museo. Si tenéis la suerte de que os atienda con tiempo y sosiego la encantadora, erudita y gran comunicadora Begoña, la visita quedará parea siempre grabada en vuestra memoria. Yo he tenido mucha suerte.
Aquí os dejo la dirección para que hagáis una primera incursión a través de internet. http://museodelapiel.blogspot.com.es/.
Nos vamos de Ubrique encantados. Hacemos unas últimas fotos desde el mirador de Los Olivares, junto a la plaza de toros y ponemos rumbo hacia Benaocaz cuando son las 13.30 h.

Al llegar a Benaocaz aparcamos junto a la carretera, en el pequeño espacio que a tal fin tienen habilitado para aparcar. Sólo caben 3 ó 4 coches, por lo que hacemos todo lo posible para dejar colocada la auto ocupando y molestando lo menos posible. Por aquí pasa la calzada romana que comunica con Ubrique. Se trata del Sendero Europeo E-4 Tarifa – Atenas.


Hacemos en Benaocaz la Ruta de las Plazas y su barrio Nazarí. Todas las calles son empedradas. Muy interesante y bien conservado. Comenzamos por la calle Cádiz y callejeando nos encontramos en la Plaza de las Libertades, donde está situado el Ayuntamiento. Al fondo, imponente, la Sierra. El pueblo se recorre en poco tiempo. Como el calor ya calca de lo lindo, refrescamos la auto en lo que reponemos líquidos y ponemos rumbo a nuestro próximo destino.

Villaluenga del Rosario tiene un aparcamiento estupendo, amplio, a la salida del pueblo hacia Grazalema, junto a la carretera. El pueblo es muy coqueto, con sus calles estrechas, empedradas y empinadas.

Casas Capitulares. Respeto por la tradición.

Tienen varias fábricas de queso Payoyo, de cabra y oveja. Destaca lo bien indicado que está todo. En un extremo hay un mirador, con estupendas vistas hacia el pueblo y hacia la sierra. Visto y fotografiado, tanto en la máquina como en la retina.

Llegamos a Grazalema a las 16.45. Para llegar a Grazalema la carretera tiene curvas y más curvas. Me gustan estas carreteras, poco transitadas, porque la velocidad es irremediablemente reducida y puedes disfrutar un poco del paisaje. Al llegar a Grazalema aparcamos en el mirador Los Asomaderos, que está a la entrada, junto al Ayuntamiento. El mirador permite ver casi 360 grados de sierra. El lugar no me convence como para pernoctar, pues hay restos, muchos restos de botellón, por lo que nos vamos a patear el pueblo y pendientes de encontrar algún lugar al que trasladarnos para pasar la noche. Nos dirigimos hacia el mirador del Tajo, que está subiendo por la calle principal, sobre las piscinas. Las vistas maravillosas y además desde él se ve muy bien gran parte del pueblo. El aparcamiento no nos parece adecuado para pasar la noche, por la inclinación.



De regreso a la auto nos sentamos a disfrutar del fresquito que está comenzando a hacer acto de presencia. Cuando se hace de noche comienzan a aparecer grupos de chavales para hacer su botellón, pero realmente no molestan, hablan bajo y juegan a la baraja con toda tranquilidad. Definitivamente nos quedamos.
Compartimos un rato de conversación con una familia de asturianos que está de paso. Nos dicen que vienen de Extremadura, de la zona de Zafra y que allí no refresca ni siquiera con la noche. Bueno, no nos quejaremos, otros están pasando más calor que nosotros


Kilómetros acumulados: 512                           Parcial: 213

Entrada Museo de la Piel de Ubrique: 3 €.



DIA 6. 4 de julio. Jueves.

Grazalema – Zahara de la Sierra – Algodonales – Olvera – Setenil de las Bodegas - Ronda  .

Salimos de Grazalema a las 11.20 h. con destino inicial a Zahara de la Sierra. Paramos en el mirador El Tajo, que está a la salida, en lo alto y disfrutamos con las últimas vistas del pueblo y el valle,  luego en el que está bajo el camping Tajo – Rodillo y cruzamos el río Guadalete.

Adiós a Grazalema y parte de su Sierra

Paramos luego en el Puerto de Las Palomas, espectacular, las vistas son impresionantes. Desde lo alto nos hace recordar la carretera de los Trolls, en Noruega. Hay algunas diferencias, es obvio, pero muchas similitudes. La prueba está en que se me vino inmediatamente a la memoria aquella maravillosa carretera. Ufff, ahora hay que bajar, vamos a gastar un poco de freno y calentar bastante el motor. Desde el mirador se ve la carretera esculpida en la roca. Desciende en pronunciada pendiente hasta llegar a la vera del embalse de Zahara – El Gastor, siempre con la vista de éste, y Zahara detrás.

Vista del embalse desde el Pto de Las Palomas

A continuación paramos en el mirador del Puerto de los Acebuches y a las 13.00 horas entramos en Zahara de la Sierra.
Aparcamos en la subida que hay en la entrada. Nos damos una vuelta por el pueblo y los lugares recomendados: iglesias, barrio Nazarí, Ayuntamiento, etc. Vemos en lo alto la famosa Torre de Zahara, tal y como la recordamos de los libros de historia, y pensamos:  uuuuffff !! vaya cuesta que hay para llegar hasta allí. Al final del pueblo vemos una indicación hacia la torre. ¿Nos atrevemos?, venga, vamos pa´llá.
La cuesta es, por momentos, de reto. De vez en cuando hay una zona de descanso llano o algún mirador. Sólo paramos en los miradores para no “enfriarme”. Tras un arduo esfuerzo llegamos, por fin, a lo más alto, a la torre del homenaje.
Ha merecido la pena por las vistas. Se controlan desde aquí los 360 grados del territorio. Algo antes de llegar a la torre hay una construcción cristiana, del siglo pasado, que le quita al lugar mucho del encanto pero, esto es lo que hay.

Uffffff, ¡¡¡Qué fresquito!!!

Entro en la torre para, sobre todo, sentir algo de fresco y reponerme del esfuerzo de la subida. Comenzamos a bajar y nuestros pensamientos iniciales son contradictorios. Por una parte me digo: “chaval, has superado el reto; con tus años y con el calor que hace, has superado el reto”.
Por otra parte, entre jadeos, pienso: “Vamos a ver Capullo: en estas horas de mediodía con más de 40 grados y escasa sombra, con tu edad y que llevas más de un año sin hacer ejercicio exigente, salvo un par de horas de apacible navegación de fin de semana, ¿qué necesidad tienes de meterte en estos fregaos?. Pronto cambio de pensamientos y en mi mente solo está el llegar de nuevo al pueblo, para darme un homenaje de una cervecita a la sombra, en una de las terracitas. De este modo llego casi sin darme cuenta y en la cervecería El Gallo me siento a cumplir con la necesidad, más que con el deseo, que también. Hoy están de oferta: Una cerveza y un plato de papas bravas a 2 euros. Las disfruto mientras escribo y a las 3 de la tarde estoy de nuevo en la caravana.
Cuando llego, la auto está insoportablemente caliente. Intento ventilarla con aire forzado por medio del extractor mientras me siento un rato bajo un árbol, con calor, pero al menos a la sombra. ¡¡Hala!!, nos vamos hacia Algodonales.

Llegamos a Algodonales, damos unas vueltas por las calles de la entrada y no vemos un sitio adecuado para aparcar y que nos permita tener el panel de la nevera mínimamente protegido. Con relativa pena volvemos a salir y nos dirigimos a Olvera, de la que tenemos muchísima documentación, para intentar pasar allí la tarde, si cuadra, y si nos encontramos bien pernoctaremos.

Llegamos a Olvera a las 16.30 y encontramos aparcamiento sin problema. Tras visitar las iglesias, ver la torre árabe y las fabulosas vistas desde la plazoleta, leemos algo de La Cilla, dando la vuelta por un lugar diferente al que hemos hecho al venir.


Los propietarios de las casas están bastante pendientes del cuidado de sus fachadas, tal como lo hacen también en Lanzarote. El empedrado de las calles, de lujo. Aquí tenemos que volver algún día y dedicarle un tiempo lento. Como aún es temprano y no vemos un lugar aparente para pasar toda la tarde hasta esperar a la pernocta, nos subimos a nuestra montura y ponemos rumbo a Setenil.

Nos vamos a Setenil de las Bodegas. Lo vemos de paso, desde el mirador, y nos vamos hacia Ronda.

La coqueta Setenil debe esperar. Volveremos para bebérnosla en cuánto podamos.

Es una pena, pero la visita pateada a Setenil quedará para otra ocasión. Son las circunstancias del directo. Nos han surgido problemas. Tenemos necesidad urgente de entran en un camping para intentar con tranquilidad descubrir un problema que se nos ha presentado con las baterías y con la nevera. La nevera no enfría y las baterías se nos han venido abajo.
Cuando faltan 20 minutos para las 8 de la tarde, estamos haciendo entrada en la recepción del camping El Abogao.


Kilómetros acumulados: 830                       Parcial: 318




DIAS 7 y 8. 5 y 6 de julio. Viernes y sábado.

Camping  El Abogao.

Hemos pasado dos noches en el camping para poder descansar un poco y recuperar  el frío de la nevera y las baterías. No me esperaba que sucediese algo así, ya que este año es el que nos ofrece las mayores garantías de carga, tras las mejoras que me hicieron mis amigos Gregorio y Sergio Rivero, a los que quedaré siempre agradecido por su buen hacer.
Sucede que al sufrir el tremendo calor de días pasados, con picos de temperatura de 49 grados, medidos en el rótulo de una farmacia, conectamos la nevera a los 220 voltios de salida del convertidor de las baterías nuevas. Al ser la nevera de resistencia, tira sobremanera y se comió la carga de las baterías, además de que el resultado no se vio en el frescor de los alimentos que traigo en la nevera. Desesperado, decido entrar en el camping a regularizar la situación. Por la noche hablo telefónicamente con Sergio Rivero y me tranquiliza, que no pasa nada, que debo cargar bien de nuevo las baterías, “tirar a la basura todo lo estropeado de la nevera” y que siga ruta con tranquilidad pero, eso sí, que no vuelva a conectar la nevera al convertidor. ¡¡Gracias amigo!!. De todas maneras no estoy conforme con el funcionamiento de la nevera cuando tira a gas. Enfría, no enfría, según se le ocurre.
Antes de salir, poco antes de las 12, he tirado todo lo que traía congelado y casi todo lo del mantenedor  de la nevera. ¡¡Suerte mulana!!.
Nos vamos hacia Benaoján y Montejaque.



DIA 8. 6 de julio. Sábado.

Camping El Abogao (Ronda) – Benaoján – Montejaque – Jimera de Líbar – Atajate - Benadalid – Atajate.

Llegamos a Benaoján a las 12 de mediodía. Le echamos un vistazo y encontramos interesantes carteles informativos en azulejos. Precioso. Destaca el que te da la bienvenida al pueblo y que con el escudo reza: Benaoján, Sierra y luz. Observamos y confirmamos que es bien cierto lo que anuncian.
Nos vamos a continuación hacia Montejaque y seguimos las indicaciones hacia el mirador de la Escarihuela: espectacular.

Después del mirador entramos en el pueblo de Montejaque siguiendo las señales de Ayuntamiento. En un cruce de calles nos encontramos con una camioneta parada y nos cabemos los dos. Bueno, como me dicen que van a tardar ponemos la marcha atrás y los coches se van arrimando para que podamos salir. regresamos a la entrada y ya dejamos la auto colocada para cuando nos vayamos a marchar. Vamos a estar un ratito aquí, intuyo. Es un pueblo lleno de historia, con señales claramente árabes. En cada esquina un mosaico de azulejos nos cuenta historias de la historia del pueblo. El barrio Nazarí, la traída del agua, la plaza de la Constitución con el Ayuntamiento, la iglesia del s. XVII, etc.  Paramos en la Fuente Nueva o de "los cuatro caños", refrescándonos convenientemente y rellenando nuestro botellín de agua. No teníamos ninguna intención de lavar ninguna pieza de ropa, pero por si acaso, se nos advierte, grabado en una piedra que preside el lugar, textualmente lo siguiente: "SE PROIBE LAVAR BAJO LA MULTA DE UNA PESETA. AÑO DE 1870". Ni se nos ocurre.


La fachada del Ayuntamiento está muy cuidada. En un lateral de la entrada luce un bonito mensaje: "Montejaque, tierra sin fronteras". Todo el pueblo es una verdadera joya y todo él parece estar en perfecto estado de conservación, luciendo un palmito poco frecuente. El barrio Nazarí es de película. El uso de los azulejos en la cartelería le da un toque de distinción. Nos sentamos a tomar una cerveza en la plaza del Ayuntamiento, en la Bodega El Rincón. Seguimos pateando un poco más y, finalmente entramos en el Patio Frasquito Pedro. Pedimos una cañita refrescante y un pincho moruno.. Hoy cumplimos una semana desde que salimos de casa y lo vamos a celebrar dándonos un homenaje gastronómico. El pincho moruno, bien aunque algo seco. Conversamos con el señor que nos atiende, que todo hace indicar que es el dueño, y le preguntamos que de qué carne es el pincho moruno que nos hemos comido. Nos dice que de pollo y cerdo. Nos preguntamos: ¿pincho moruno de cerdo?. Debe ser la influencia cristiana.
Nos ubicamos en una mesa mas fresquita, pedimos un rabo de toro y tardan un pelín en servirnos, pero ¡¡cómo ha merecido la pena la espera!!. Está excelente y así se lo hago saber al dueño, lo que agradece, confirma y comunica en voz alta a la cocina. Una nota muy alta para este lugar, lo recomiendo y seguro que todo el que siga mi sugerencia saldrá satisfecho.
Es curioso, como ven que estoy escribiendo en mi cuaderno de notas, no se acercan. Me he quedado solo, ya que se han ido todos los comensales. Sigo escribiendo y siguen sin acercarse. Bueno, creo que lo más conveniente sea cerrar la libreta y guardar el lápiz; vamos a ver que pasa. ¿Nos dejarán fumarnos un cigarrito en esta terraza abierta y en la que ahora estoy yo solo?. Me permiten la licencia y nos traen un cenicero.
¿La cuenta?, 15,50 €. Es asombroso lo que hemos comido y bebido por ese precio. Ha merecido la pena y repetiremos visita al lugar.

Nos vamos hacia Jimera, ¿Qué nos deparará?.
Nos subimos al Mirador de Benaoján y comprobamos que es cierto lo que anuncian a la entrada: Sierra y Luz. Las vistas de la Serranía de Ronda son maravillosas. Nos dejamos estar un rato en silencio y con los ojos bien abiertos, en un intento de ver algún buitre leonado. Tras 20 minutos de observación no vemos ninguno. Seguro que están, pero nosotros no somos unos especialistas en la observación de las aves.

Sin más dilación nos dirigimos a la Cueva de La Pileta. En nuestros apuntes la tenemos como de imprescindible visita, por sugerencia de nuestro compañero de claustro Eduardo, que durante un tiempo transitó por estos parajes. Llegamos a buena hora pues son las 4 de la tarde y el horario de visitas es hasta las 6. Perfecto. Esperamos sentados a la sombra a que nos toque el turno de entrada. Volvemos a tener la misma suerte que en Ubrique. Cuando sale el grupo que estaba realizando la visita, resulta que soy yo el único visitante que se encuentra a la espera. Tras cinco minutos de cortesía por si aparece algún visitante más, allá que nos vamos el guía y yo hacia el interior de la cueva.

Entrada a la Cueva de La Pileta

Fantásticas explicaciones las del guía Aurelio, que es paleontólogo y fue su abuelo quien descubrió la cueva a principios del siglo XX. Al parecer, por una grieta vio salir gran cantidad de murciélagos y esto le llamó la atención. El chico me cuenta la historia completa con todo lujo de detalles. ¡¡Qué suerte tener un profesor particular que te explique!!. Cuando llegamos a los grabados, me hace sentir cómplice de un secreto y que soy de los pocos que han tenido la oportunidad de observar la verdadera joya de la cueva, que no se la enseñan prácticamente a nadie, pues al parecer se deteriora si se le alumbra con frecuencia o si se acerca mucha gente que deja restos de su respiración. Curioso. Me reitero en mis pensamientos de que estoy siendo muy, pero que muy afortunado.

Contentísimos con todo lo aprendido, nos volvemos a subir a nuestra montura y nos dirigimos a Jimera de Líbar, que ya teníamos en nuestra ruta, pero que al despedirnos de Aurelio  en la cueva nos dijo que por nada del mundo dejáramos de visitarlo. Aparcamos en la cuesta de entrada. Efectivamente es merecedor de un paseo. Pueblo pequeño y muy tranquilo, con calles estrechas, cuestas y más cuestas, casas blancas, de un blanco que en Andalucía luce de otra manera, balcones con unas forjas de arte característico, una iglesia coqueta como pocas, al igual que su plaza. Al parecer esta iglesia se construyó sobre las ruinas de un castillo árabe, tras la Reconquista.

Rinconcito de Jimera

Por sus calles hay innumerables macetas con plantas bien cuidadas que lucen en las fachadas de sus casas. Gracias amigos por la sugerencia. Realmente ha merecido la pena.

Para acabar el día nos vamos ahora a Atajate y Benadalid. Donde encontremos un sitio adecuado, pernoctaremos.
           Al llegar a Atajate son las 20:30 horas y aun hay una claridad importante, pero con un fresquito que se agradece. Llegamos enseguida y aparcamos a la entrada, junto al mesón la Sierra. Aurelio nos había dicho que también merecía la pena la visita, que hay que caminar y disfrutar, y  ¡¡vaya si disfrutamos!!.  Es uno de los pueblos que nos parece mejor cuidado de los que hemos visto hasta ahora. La entrada al pueblo ya te invita a visitarlo. Echamos una primera visuada general y luego callejeamos y disfrutamos de sus rinconcitos. Las fachadas son preciosas, muchas de ellas con sus macetas de pared y de balcón. A la salida del pueblo, junto a una fuente y sobre las escuelas y zona deportiva, encontramos un pequeño aparcamiento, de lujo para pasar la noche. Ya lo tenemos decidido.

Atajate. Remanso de paz.

De regreso cambiamos la ruta por otras cales, pasamos por la plaza del Ayuntamiento y nos vamos hacia el Barrio Alto. Se hace todo enseguida, pero vamos despacito, apreciando los detalles.

Aprovechamos el rato de luz que nos queda y nos acercamos a Benadalid. Aparcamos en la carretera debido a que la entrada nos parece bastante sinuosa para la maniobrabilidad de nuestra autocaravana, no vaya a ser que nos quedemos encajonados en una calle.  Lo vemos desde la carretera y sacamos algunas fotos. Intentaremos la visita mañana por la mañana. Caminamos un poco más y llegamos al mirador de Los Castañares, desde donde hay una vista privilegiada del pueblo. Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos al mirador de Atajate, dejando atrás el pueblo, y desde donde se disfruta de una vista excepcional.  

Nos dirigimos de nuevo a Atajate y situamos la auto convenientemente para pernoctar donde ya habíamos decidido. Dejamos los ventanillos abiertos y nos vamos a dar una nueva vuelta por el pueblo. Precioso también a la luz de las farolas.
¡¡ Qué maravilla estos pueblos en los que aun todo el mundo te contesta al saludo !!. Es más, si te despistas con alguien, ya se encarga él de saludarte a tí. Tengo nostalgia de la infancia en este aspecto.  Acabamos en el bar de la entrada, en el mesón la Sierra, donde nos tomamos unos finos y nos ponemos finos. Mañana, antes de dejar este pueblo le daremos una última visuada, pues hemos quedado encantados con algunos rincones y queremos disfrutarlos con la luz de la mañana. Bueno, mañana será domingo y tal vez el aparcamiento sea utilizado por algunos ruteros y senderistas para recorres algunos de los caminos y sendas romanas que abundan por aquí. Cuando nos despertemos analizaremos y decidiremos si es conveniente marchar para no quedar encerrados o si, por el contrario, podemos disfrutar un ratito más de una pateadita por el pueblo.


Kilómetros acumulados: 1219                      Parcial: 389



DIA 9. 7 de julio. Domingo.

Atajate – Benadalid – Algatocín – Gaucín – Casares – Jimena de La Frontera – Castellar de la Frontera.

Nos levantamos temprano y nos damos una vuelta por Atajate, para disfrutarlo con las primeras luces del día. Verdaderamente espectacular es el rinconcito en el que se encuentra una prensa, suponemos que para prensar la uva, ya que antaño tuvo este pueblo fama por sus mostos. Sin embargo, no descartamos que se utilizase para la aceituna. En una próxima visita lo averiguaremos. Se observa su pasado romano, árabe y también la destrucción de los franceses en la guerra de la independencia, en la que fue quemado el pueblo por completo.

Le echamos un vistazo aéreo a Benadalid y seguimos camino hacia Algatocín.

Algatocín es un pueblo encantador y muy propio para formar parte de un portal de belén, visto desde lo lejos. ¡Qué maravilla!. Damos un paseo por el pueblo, dejándonos llevar más por la intuición que por las indicaciones, que son inexistentes.  Digna de admirar es la cúpula de azules mosaicos de la iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Tenemos suerte y ahora está abierta. Todas las calles que pateamos tienen piso de cemento, lo que nos deja por completo descolocados, pues según hemos leído, tiene pasado romano. Volteamos el pueblo por todas sus empinadas calles, por sus sinuosos callejones, con casas de porticadas fachadas, con sus decoradas macetas que sujetan coloridas y floreadas plantas, enredaderas. ¡¡Uff, qué regalo para la vista!! y también para el espíritu. Da gusto comenzar el día con esta alegría y culto a la belleza de las cosas más sencillas. Lo de la calle Churriana ya es de museo.

Algatocín. Culto por las plantas y las flores.

No me extraña que se le premiase en el concurso de Adorno de calles y rincones. Lo de las calles de cemento es también para hacérselo mirar. No lo entendemos. Alguna razón tendrá.
Para finalizar la visita a Algatocín nos subimos por el camino de las Pilas hasta la ermita del Santo Cristo, al parecer construida sobre las ruinas de la antigua ermita del Calvario. Muy coqueta, pero lo que más nos maravilla son las espectaculares vistas que desde este lugar se pueden disfrutar.
Nos da pena irnos de tan coqueto lugar, pero nuestra ruta ha de seguir y seguirá.
Cuando son las 11 nos dirigimos a Gaucín, pasando antes por el Mirador del Guadiaro,  río de gran importancia al servir de agente delimitador de los Parques Naturales Sierra de Grazalema, Los Alcornocales y el Monumento Natural de Las Buitreras. Merece la pena una parada tranquila, sin prisas. Tal como reza en el cartel de azulejos y que reproducimos textualmente. "El patrimonio histórico, Cultural y Etnográfico que atesora es solo equiparable a la belleza de sus conjuntos arquitectónicos y a la amabilidad de sus gentes".

Al llegar a Gaucín encontramos aparcamiento sin dificultad en la calle Los Bancos, que es justo la calle de entrada y allá que nos vamos a seguir conociendo y a seguir sorprendiéndonos, aunque Algotocín ha puesto el listón bastante alto, además de cumplir con las dos propuestas que traemos anotadas. Por una parte subir al mirador del Castillo del Águila y por otra callejear por el pueblo en busca de sorpresas. Seguro que algo encontraremos en Gaucín que nos haga guardar un recuerdo particular. ¡Ojos bien abiertos!. Iniciaremos la visita subiendo al castillo, antes de que apriete mas el calor. Las vistas son espectaculares.
A Gaucín lo llaman el Balcón de la Serranía. Desde que iniciamos la visita ya vemos como en lo alto lucen murallas y una especie de torreón. Hacia allí nos dirigimos. La subida es bastante entretenida y hoy está frecuentada por muchos paseantes. Charlando con los que podemos, llegamos a la conclusión que la mayoría son gentes de la localidad. Bonito y saludable entretenimiento el que tiene. Alguno de ellos nos explica con bastante lujo de detalles, la historia de este castillo y algunos de los hechos importantes que antaño en él se produjeron. Recuerdo, entre tantas explicaciones algunos de ellos: La rebelión Morisca contra los cristianos a finales del siglo XV. A principios del mismo siglo la muerte de Guzmán el Bueno, los saqueos de los Franceses durante la guerra de la Independencia o la defensa frente a los Carlistas en el año 1836.

Gaucín, desde el Castillo del Águila

El castillo, hoy llamado del Águila desde el siglo XIX, tiene por tanto una dilatada historia. Según algunos historiadores  el castillo data del siglo X y tiene origen árabe. Otros lo datan en la época de los romanos. Yo me voy a quedar con el convencimiento de nuestro guía improvisado, Don Miguel, que me parece un hombre sensato en sus planteamientos.  Antes de despedirnos me lleva a un punto en el que se adivina en lontananza algo para mí inesperado. "Canario, mira al horizonte, a la derecha de la Sierra Crestellina y verás el Mediterráneo, Gibraltar y justo detrás África".  Sinceramente no lo logro distinguir con claridad, tal vez por la bruma o por el limitado alcance de mi vista, pero le agradezco su enorme interés y el simpático modo en el que me lo expresa.

¡¡ Canario, afina bien la vista, y verás !!

Antes de despedirnos le escribo una estrofilla de cuatro versos alusiva al especial momento que me ha hecho vivir y queda con ello, al parecer, encantado. Gracias por todo, amigo, y hasta siempre. Todo el conjunto del castillo está muy bien cuidado, tanto sus jardines como los accesos al borde de la muralla y a los torreones de defensa. Ha merecido la pena, sin duda, subir hasta aquí. A continuación, después de disfrutar del fresco que nos da una sombrita y de los preciosos y olorosos jardines, pensamos, de pronto, que no beberíamos dejar pasar la ocasión de subir hasta lo alto, al propio Castillo del Águila. La subida es infernal pero nos hemos refrescado bastante en el Mirador.
Ha merecido la pena. Tiene estructura romana, pero tiene bastante aportación árabe, al menos eso nos parece.
Ahora sí que nos vamos a callejear y dejarnos sorprender, que es una de las cosas que más nos gusta. Al bajar pasamos por un taller textil de origen árabe, por la Plaza de Guzmán el Bueno, por la fuente de los 6 caños. disfrutamos con las blancas fachadas, salpicadas y sostenidas, poéticamente, por numerosos tiestos de flores. Como aún es temprano para comer, nos tomamos una pinta de cerveza y nos despedimos satisfechos, animándonos a llegar hasta Casares, del que calculamos nos separa alrededor de media hora.

Ponemos rumbo a Casares. Hoy no tenemos ganas de hacernos de comer, por lo que intentaremos subir hasta el castillo que domina el pueblo y luego buscaremos un lugar coqueto para comer.
La carretera es infernal para la autocaravana; está toda llena de baches, trozos con desaparición del asfalto y una gran cantidad de curvas. Atentos ruteros, antes de iniciar este tramo, sujetad todo bien en el interior, porque todo lo que sea susceptible de caer, caerá.
Al llegar a Casares anuncian un parquing. Sigo las indicaciones pero con precaución, pues no siempre el paso es lo suficientemente amplio para las autocaravanas. Pronto encontramos un mirador con varias plazas de estacionamiento, pero la autocaravana no cabe sin molestar, por lo que avanzo un poco más y encuentro el sitio perfecto en el que dejarla, con una orientación adecuada para cuando comience a caer el sol hacia el poniente cuidando, siempre que podemos, el panel de la nevera.
Ya bien aparcados localizamos un buen sitio para comer, pero eso será más tarde. Aún no es la 1 de la tarde y lo que corresponde es visitar Casares con tranquilidad.

Casares

Subimos al castillo. Bueno, a los restos, visitamos por el exterior el museo de Blas Infante y pateamos por sus calles romano-árabes. Ha estado bien, como casi todos los pueblos de la Ruta.
Nos sentamos a comer en el restaurante Mi Cortijo y somos bien atendidos. Buenos finos y buen gazpacho. El salmón al eneldo, simplemente espectacular. La cuenta: 21 €.
Nos dejamos estar un ratito al fresco y a las 16:45 h. ponemos rumbo a Jimena de la Frontera.

Acabamos en un tramo de autopista, pagamos 1,70 €. Vale, no lo teníamos previsto, pero vale si este es el camino.
Nos salimos por el cruce que indica Castellar y seguimos luego las indicaciones hacia Jimena. Al llegar vemos indicaciones de camping y las seguimos, mas que nada porque suponemos que no nos llevará por calles estrechas, pero ¡¡Sorpresa !!, nos vemos atravesando todo el pueblo "encajonados" y con varios coches detrás. Por momentos nos sobran no más de 5 centímetros hacia las fachadas por un lado y hacia los coches por el otro lado. Salimos del encajonamiento y damos la vuelta por fuera del pueblo, para entrar de nuevo por donde lo habíamos hecho antes y aparcar nada más entrar, en un aparcamiento bajo la plaza de la Constitución. No nos gusta el lugar para la auto y durante todo el recorrido hemos estado inquietos y temerosos de que ocurriese algo con ella. Ya estamos demasiado cerca de la costa y de la influencia turística.
Como siempre, subimos hasta la torre, que está en restauración y lo hacemos por las calles más empinadas que tal vez haya visto nunca.

Jimena de la Frontera

Después de ver tantos castillos y tantas torres de vigilancia y defensa, este castillo de Jimena nos dice bien poco. Sin embargo, reconozco que esta impresión puede estar influenciada por mi inquietud e inseguridad del lugar en el que hemos dejado la auto o, tal vez, porque hace hoy una semana que hemos estado viendo castillos y más castillos, torres y más torres.
Mañana visitaremos el de Castellar y daremos por finalizada la ruta que teníamos programada. Luego, hasta el miércoles 10 de julio, estaremos en algún lugar tranquilo para luego ir hacia Chiclana a nuestra "quedada andaluza", en la que nos juntaremos 13 viejos amigos (7 y sus descendencias) a pasar una semanita de tranquilidad y sosiego, es decir, de pancing total. Luego empezaremos otra ruta, pero eso será ya otra historia.
Bueno, volvamos a la visita a Jimena. El regreso desde el castillo lo hago a saco, bajando casi en vertical. Desde que llego a la plaza de la Constitución y veo la autocaravana, sin nadie alrededor, me empiezo a tranquilizar. Desde la distancia no logro ver nada roto o fuera de lugar. Bajo más tranquilo la infinidad de escalones que hay y al llegar me siento en el muro. hay que dejar un ratito para que el corazón recupere su ritmo normal, no sea que nos vuelva a dar un nuevo aviso, como sucedió meses atrás. Nos comemos un tomatito y quedamos tan felices.
Nos tomamos nuestro tiempo para pensar si nos quedamos por aquí a pernoctar o nos vamos a Castellar, donde tenemos referenciada un área de autocaravanas, según un foro de caravanistas.
Finalmente decidimos ir hasta Castellar.

Aprovechamos para subir hasta el castillo, a mucha distancia de Castellar de la Frontera, y llegamos justito para que no nos coja la noche.

Castellar antiguo, desde el aparcamiento.

Lo vemos y rodeamos un poco por el exterior. Nos llama la atención que todas las casas que hay subiendo a la derecha, después del aparcamiento, están ocupadas por extranjeros con unas pintas, en su mayoría, muy particulares. Bueno, ellos tal vez piensen al verme: ¡¡vaya tío más raro y por aquí a estas horas!!.  Pues nada, que nos vamos hacia Castellar de la Frontera por ver si encontramos donde pasar la noche. Damos un par de vueltas a pié y, finalmente, decidimos quedarnos. Aparcamos junto a la plaza Andrés Méndez, muy bonita y coqueta, con motivos marineros. No hemos encontrado el área de Acs de la que traíamos referencia. La encontraremos mañana, tal vez.


Kilómetros acumulados: 1751                       Parcial: 532



DIA 10. 8 de julio. Lunes.

Castellar de la Frontera – Tarifa – Bolonia – Zahara de los Atunes – Barbate. 

Hoy hemos decidido que iremos hasta Tarifa y Bolonia, a dejarnos sorprender.
Damos una vuelta por los alrededores antes de salir definitivamente de Castellar y no vemos ninguna señal del Área. Nos vamos.
Paramos en la gasolinera para llenar el depósito de gasoil (62,5 litros), comprar una garrafita de aceite del motor, compra que teníamos pendiente, y le damos un buen lavado externo a la auto, aprovechando para vaciar los fondos y las sentinas. Las aguas negras no encontramos donde vaciarlas, por lo que seguiremos con ellas hasta que consigamos un punto para ello.
A las 10:15 estamos en ruta hacia Tarifa y a las 11 ya estamos aparcados.
¡¡ La Madre del Viento !!

Tarifa. África a tiro de piedra. ¿viento?, noo.

Varias fortificaciones han protegido a Tarifa a lo largo de la historia. Rodeamos el Castillo de Santa Catalina pero no entramos, ya que nos piden 3 €. Si estuviese mi hijo Ángel, tal vez los pagaría con gusto. Ya se sabe que a los niños les llama mucha la atención el interior de castillos y torres. Los alrededores son bonitos y está todo claramente identificado: lo romano, lo árabe, lo cristiano. Vemos por el exterior el Castillo de Guzmán el Bueno, fortaleza Califal del siglo X, pasamos por la Puerta de la Almedina, que era la puerta de entrada a la antigua Ciudad Islámica. Muy coqueta es la Plaza de Santa María o Plaza de La Ranita. Hay un edificio, con aspecto de haber sido militar en el que hoy se encuentra la Casa Consistorial.  ¿Por qué la Plazuela del Viento se llamará así?. Jajajaja.
Al fondo, África dibuja su perfil terrestre. La estación de barcos tiene mucha actividad.
Hay algo que no me ha gustado de Tarifa. Te encuentras con perros y más perros por donde quiera que vas. No recuerdo haber visto en mi vida lugar alguno con tal densidad de población canina y de dueños tan despreocupados e irresponsables de los actos de sus "íntimos amigos". Vinimos preparados para protegernos y en cierta medida aprovecharnos del viento, pero he de reconocer que no tengo el grado necesario de paciencia y agilidad para ir caminando con la mirada en el suelo, esquivando los infinitos obstáculos que hay, como huellas que a su paso van dejando los bonitos perros y los animales de sus dueños.

A las 13:00 nos vamos hacia Bolonia. Las ruinas no se pueden ver hoy, está cerrado porque es lunes. Nos dirigimos a un aparcamiento junto a la playa y colocamos la auto convenientemente. Capeamos el temporal poniéndonos proa al viento y nuestra banda de babor (nevera) queda a la sombra. Perfecto.

Playa de Bolonia

Paseamos un poco y disfrutando con los que realmente disfrutan de lo lindo haciendo windsurfing. Me dan un poco de envidia porque esto es un verdadero paraíso para ello. Todo tiene una edad y una época y nosotros ya no estamos para esto. No hay muchos en el agua pero entre ellos hay alguno que es verdaderamente bueno. Damos por finalizada la estancia y pensamos que la playa no es tan maravillosa, como playa, ni responde a la categoría que se le atribuye. He leído que la consideran una de las playas más bonitas de España y sus razones tendrán quienes la hayan nominado como tal pero yo, la verdad, no le encuentro encantos ni motivos suficientes para ello.

Sin más nos vamos a Zahara de los Atunes, cuando son las 14:45 h.
Llegamos a Zahara a las 3 y media de la tarde y aparcamos al final del pueblo hacia la izquierda, en una explanada de tierra a 100 metros de la playa.
Vemos la playa, la muralla del Castillo de las Almadrabas, pateamos por el barrio marinero y acabamos comiendo frente a la muralla, en el Restaurante Casa José María.
Probamos la tapa ganadora del tercer premio del Concurso 2010 de Tapas, la Roast Tuna, unos dados de atún asado y condimentado sobre una cama de algo parecido a espaguettis. Está muy bien. El camarero nos dice que está funcionando bien y tiene bastante demanda esta tapa. Luego pedimos unos calamares fritos y nos ponen un buen plato de chipirones, muy ricos, eso sí, pero chipirones. Nos encantan y hemos quedado contentos, pero que los llamen chipirones y no calamares. Por todo, acompañado de unos vinillos, hemos pagado 19,50 €.

Zahara de los Atunes

Pasamos por delante de la iglesia, la de Nuestra Señora del Carmen, como no podía ser de otra manera, y nos vamos hacia la Autocaravana, nos hacemos un café y cogemos rumbo de nuevo.
Nos vamos a Barbate, donde encontramos un aparcamiento tranquilo y "escondido" en el que pasaremos la noche. Nos entristece un poco el que ya estemos dando por acabado este periplo de 9 días rulando libremente por estos rincones de Andalucía, en los que nadie nos ha puesto barreras en ningún momento para parar, aparcar o pernoctar. Por otra parte nos alegra pensar que a partir de pasado mañana nos encontraremos con la pandilla de amiguetes y disfrutaremos de la amistad, de las familias, de las comilonas  y del relax.


Kilómetros acumulados: 1918                       Parcial: 167



DIA 11. 9 de julio. Martes.

Barbate - Autopista A-48 - Camino de las Adelfas - Playa de la Barrosa - Camino de las Adelfas.

Salimos de Barbate y tomamos la autopista A-48 en dirección a Chiclana. Gracias a nuestro GPS localizamos el chalet en el que estaremos desde mañana hasta el 17 de julio, llamamos a Linares y hablamos con Fran, artífice fundamental del "encuentro",  y le comunicamos que ya estamos por la zona, para que se quede tranquilo. Nos vamos a la playa de la Barrosa. Hay carteles por todos lados en los que se prohíbe aparcar a las autocaravanas, no hablamos de pernoctar como hacer en Santander, hablamos de aparcar en la calle. Brrrrrrr. No podremos, por tanto, disfrutar de las exquisiteces de la Marisquería Mariquita, que tanta fama tiene. Sólo nos atrevemos a parar un momentito, cual apestados en una isla, y tomarnos una caña, aunque sólo sea para poder disfrutar de su expositor de pescados y mariscos. Nos tomamos dos cañitas con un ojo puesto en la auto por si se acerca algún municipal y nos tengamos que ir a toda prisa.
Regresamos al Camino de las Adelfas y encontramos sitio en el aparcamiento de tierra que hay delante de un restaurante. Comemos ricamente y dedicamos el resto de la tarde a actualizar anotaciones, revisar fotos y escribir bastante de esta historia que hoy damos por finalizada. Pernoctamos en el mismo lugar y mañana tomaremos posesión del chalet e intentaremos organizar algo de su interior para hacer más agradable la llegada y bienvenida a nuestros amigos. Por ejemplo con unas cervecitas bien fresquitas en la nevera.


Kilómetros totales: 2028                       Parcial: 110


Volveremos, sin duda, a realizar esta Ruta por los Pueblos Blancos de Andalucía, pero la próxima vez lo haremos en fechas distintas, sobre marzo o abril, para poder disfrutar con mucho menos calor. Verdaderamente hemos pasado días de un calor insoportable, añadido al hecho que nos gusta patearnos los pueblos y ver todo lo "visible". 


"Pueblos Blancos, quedamos emplazados para volver a unir nuestros caminos el primer año de mi jubilación". 

Hasta siempre.