martes, 10 de enero de 2006

2005. Noruega. El infinito.

 Noruega es, sin duda, el sueño del rutero y el paraiso del viajero.



DESDE FUERTEVENTURA HASTA CABO NORTE.

Desde uno a otro confín de Europa.


ANTECEDENTES

Corría el año 2003 cuando nos hacemos con una autocaravana de segunda mano que nos ofrece Nani, de Caravanas Costa Verde, hombre que a la postre se ha convertido en un buen amigo, siempre comprensivo conmigo y las características particulares del uso y disfrute de mi autocaravana.

            Desde el mismo momento de la adquisición, empieza a rondar por mi cabeza la realización del gran viaje, Cabo Norte, aunque soy consciente de que hemos de esperar un par de años para irnos haciendo a los espacios y los ritmos de “el Burro”, que así bautizamos a la auto desde el primer viaje que hicimos con la familia, matrimonio y dos hijos, por Francia y Holanda.

El Burro es una autocaravana Rimor Europeo 78, de bastante amplitud interior y gran capacidad de tragar más y más cosas en armarios y tambuchos. En algunos detalles se nota que es de segunda mano aunque el estado general es bueno.

Después de haber hecho acopio de una importante cantidad de información, tanto escrita como verbal de los compañeros ruteros, en el verano de 2005 realizamos el viaje.

Comoquiera que tenemos solo 32 ó 33 días para realizar el viaje, lo mejor es contar con dos conductores para poder hacer una rápida subida y disfrutar de una bajada desde Cabo Norte, lenta y provechosa.

Mi amigo Francis Ventura, gran ajedrecista y mejor persona, siempre había querido visitar Noruega y
2 conductores, 2 amigos y un destino
sus fiordos, por lo que se sumó al proyecto un minuto después de habérselo propuesto. Por tanto, ya no hay vuelta atrás. Realizaremos el viaje entre mediados de Julio y mediados de Agosto. Hay que ponerse a ahorrar más aún.

La tripulación la formaremos tres lobos, Francis, mi hijo Sergio de 12 años y Víctor que es su padre, además del amigo de Francis.

Hay que preparar el viaje a conciencia para dejar el menor número que cosas al azar y así poder improvisar lo que queramos. Esta teoría parece contradictoria, pero a mi me ha funcionado en todos los órdenes de la vida; Cuanto mejor tienes preparado un proyecto, mayor es el margen que se tiene para la improvisación, pues siempre te sientes con la espalda cubierta. Me encargo yo de organizar los detalles de rutas, lugares de interés, zonas de pernocta, posibles alternativas en cada caso, presupuesto de gastos fijos y demás.

            Corre el mes de enero de 2005, faltan todavía 6 meses para realizar el viaje y ya lo estoy viviendo. En la pared del pasillo de la casa he pegado un gran mapa de carreteras de Europa y poco a poco le voy trazando la ruta y las anotaciones con llamadas y signos claves que luego voy desarrollando en mi bloc de notas y sugerencias y algunas notas ya las voy haciendo en mi “cuaderno de Bitácora”.

Como producto de todos estos preparativos nos resulta el siguiente Proyecto, cargado de generalidades, pero también de propósitos e ilusiones:







PROYECTO DE RUTOMETRO DEL VIAJE A CABO NORTE (34 DIAS)


            La idea general es estar en la plataforma de Cabo Norte antes del 28 de Julio, para poder observar el Sol de Media Noche desde ese punto.

            Teniendo en cuenta la fecha de salida, se podrá hacer el viaje de subida de una manera más o menos directa. En caso de tener poco tiempo para llegar con suficiencia a Cabo Norte, dejaremos la visita a Copenhague para la vuelta, o para otra ocasión.

            Saldremos de Asturias, cruzando todo el Cantábrico, atravesando Francia, Bélgica y Alemania hasta Puttgarden. Allí tomaremos el ferry hasta Rodbynahvn, en Dinamarca, donde veremos, si paramos, la sirenita de Copenhague. Luego pasaremos a Suecia bien por el puente del Oresund hasta Malmö (S) o bien por el ferry desde Helsingor (D) hasta Helsingborg (S). Desde aquí iremos por Jönkoping y Estocolmo, donde estaremos dos días, si no vamos muy apurados de tiempo. Subiremos hasta Haparanda siguiendo toda la costa este de Suecia, con el Báltico y el golfo de Botnia siempre a nuestra derecha.

            Entraremos en Finlandia por Tornio, dirigiéndonos a Rovaniemi, para ver el pueblo de Papá Noel y pasar el Círculo Polar Ártico (Napapiiri). Seguiremos hacia el norte en dirección a Inari y Kaamanen, donde cruzaremos hacia el oeste, para entrar en Noruega por Karasjok, siguiendo hacia el norte hasta llegar a Cabo Norte.

            La Bajada la haremos por la costa de Noruega pasando por Alta, Tromso, Islas Lofoten, Bodo, Mo i Rana, Trondheim, Geiranger, Bergen, etc., Es imprescindible ver el glaciar Svartissen, la lengua del Jostedalsbreen, la Brigsdalbreen, el paseo en barco por el fiordo de Geiranger, el tren de Flam, la carretera de los Trolls, ……., luego pasaremos por Oslo, tras lo que se iniciará el verdadero regreso y final del viaje.

            Hay sitios en todo el recorrido que son de visita obligada y otros que es interesante visitar, siempre que se cuente con el suficiente margen de tiempo y, como no, dejando la puerta abierta a la improvisación y visita de lugares que no estaban previstos en un principio.




Diario del viaje




DIA 1. 14 julio 2005. Jueves.

Gran Canaria – Aeropuerto de Asturias – Avilés – Gijón – Lagos de Enol.


            Llegamos a Asturias a mediodía. Recogemos la caravana en el aeropuerto, delante del  hotel Cristal Aeropuerto, donde Nani nos la ha dejado aparcada. Colocamos los bolsos en las literas y nos dirigimos al centro comercial que está en las afueras de Avilés. Cargamos de agua, combustible y realizamos una compra grande, pues en escandinavia es todo muchísimo más caro que en España.

            Como en la caravana tenemos solo dos bicicletas, compramos otra para poder visitar con comodidad las ciudades de Copenhague y Estocolmo, además de hacer uso de ellas en todos los momentos en los que sea posible. Sobre las 17.30 h. pasamos por Caravanas Costa Verde para liquidar, cambiar la bombona y cargar las bicicletas, que las teníamos en el interior del habitáculo. Mientras yo arreglo las cosas pendientes con Nani, Francis y Sergio colocan todo el equipaje.

            A las 18.30 salimos de Gijón y nos dirigimos hacia el Este, en dirección Francia, por la Autovía del Cantábrico. El propósito inicial es entrar hoy en Francia para llegar hasta donde se pueda para, al día siguiente, no hacer tantos kms hasta llegar a Orleáns. Lo ideal sería llegar hasta el Área de descanso de Bidart. (430 kms) (6 h).

Pero he aquí que introducimos el primer cambio, la primera improvisación. Francis hace algún
Basílica de Covadonga
comentario sobre el ciclismo y la etapa de los Lagos de Enol y automáticamente reorganizo nuestra primera etapa y propongo subir hasta los lagos de Covadonga, en Asturias, a pasar la noche, descansar del ajetreado día de viaje, de las emociones iniciales y de tantas cosas. La propuesta es aceptada sin discusión.

            Cuando aparcamos junto al lago es ya de noche, por lo que cenamos y salimos a disfrutar de un maravilloso cielo estrellado, libre de todo tipo de contaminación. Estoy seguro que mañana Francis quedará satisfecho con la decisión que hemos tomado de subir a los Lagos, pues la previsión es que amanezca todo despejado y las vistas serán inolvidables.



DIA 2. 15 de julio. Viernes.

Lagos de Enol - Cangas de Onís - Área de Bidart – Poitiers.


            Sobre las 6 de la mañana nos despertamos, ya que la caravana se está moviendo bastante de un lado a otro. Cuando descubrimos lo que ocurre se nos pasa el susto y nos reímos a carcajadas. Estamos siendo zarandeados por una enorme vaca que se está rascando con el canto de la parte trasera de la caravana.

Lagos de Enol. Asturias.
Como ya estamos despiertos y bien despiertos nos abrigamos un poco para dar un paseo por los alrededores del lago, aprovechando desde el principio las horas del precioso día que se nos presenta. Disfrutamos de unas maravillosas vistas, con todo despejado por completo. Sacamos bastantes fotos, pues tenemos delante unos paisajes únicos.

A media mañana iniciamos el descenso hacia Cangas de Onís para evitar las horas de mediodía en las que la carretera suele estar bastante frecuentada con tantos coches que suben.

            Algunos kms. antes de llegar a Cangas de Onís hacemos una parada en un amplio aparcamiento. Comemos algunas puñetitas y Francis se atreve a realizar su práctica con la caravana: arrancar en subida, una vuelta en redondo, giros en marcha atrás y cuando se da cuenta ya está conduciendo camino de Cangas, capital de la Reconquista. Compramos pan y ponemos rumbo a Francia.

            En Cantabria paramos en un área de descanso y comemos un poco de pasta. Sin mucha demora nos ponemos de nuevo en camino, no sin que antes Francis haya ido a realizar su primer encuentro con un baño turco, que como todo primer encuentro le ha dejado un perpetuo recuerdo. Queremos entrar en Francia de día y dormir lo mas al norte que podamos.

            Como intuimos que a nuestro paso por las inmediaciones de Bilbao el tráfico va tener sus complicaciones, debido a la hora y el día de la semana, me pongo a los mandos de la nave, pues Francis prefiere no precipitarse e irse adaptando poco a poco a las dimensiones de la Auto.

            Tal como sospechábamos, antes de llegar a Bilbao empieza el baile. Coches y más coches, curvas y más curvas y el firme bastante defectuoso, con obras en muchos tramos, desviaciones y demás, que hacen que la conducción requiera tener todos los sentidos en la carretera y sea un poco tensa.

            Nada más pasar San Sebastian preparamos la parada en la última gasolinera en territorio español. Cargamos el depósito “hasta la boca”. Desde que entremos en Francia tendremos que pagar mucho más por el gasoil.

            Pasamos la frontera sin novedad cuando aun no son las 18 horas. Damos un tirón hasta el área de Bidart, donde movemos un poco los pies, comemos algo y nos disponemos a continuar “hasta que el cuerpo aguante”. Es estupendo hacer un viaje largo cuando hay dos conductores. Se avanza muchísimo y siempre se está descansado.

            Dormimos cerca de Poitiers. Buen día de ruta en un ambiente de buena camaradería.



DIAS 3 y 4. 16 y 17 de julio. Sábado y domingo

Poitiers – París – Lille - Área de descanso (Bélgica) – Hamburgo - Oldenburg.


Cuando nos levantamos ya se han marchado todas las autos que habían pernoctado en el área. Nos tomamos un café y nos ponemos en marcha, pasadas las 09.30 h.

Mientras vayamos de ruta, por la mañana siempre haremos lo mismo: levantarse, café, hora y media de autopista y parada a desayunar, cambio de conductor, hora y media o dos horas y parada a cargar combustible, cambio de chófer, otro tirón de dos horas y parada a comer. De este modo hacemos Asturias – Puttgarden en tres días. Una vez embarcados en el ferry que nos lleva a Dinamarca ya empieza el verdadero viaje, que haremos mucho más despacio.

En este viaje el paso por Francia, Bélgica y Alemania es solo eso, una travesía. Se trata de llegar cuanto antes a Puttgarden, por lo que es necesario hacer etapas que ronden los 1000 kms.

            Hoy es 16 de julio, día del Carmen, fiesta grande en el pueblo marinero de Morro Jable. Sergio y yo tenemos recuerdos y añoranza de nuestra familia majorera, que esperemos estén disfrutando la fiesta a lo grande. A 2500 kms de distancia nos acordamos de Fuerteventura. No estamos tan lejos.

            En este tercer día el objetivo es pernoctar en Bélgica o ya en Alemania, si se puede.

Copiloto "en conexión"
            Como es sábado le transmito a Francis mi preocupación por las dificultades que podamos encontrar a nuestro paso por París con la densidad del tráfico. Por tanto, durante esa travesía decidimos que conduzca él, que ya es todo un experto conductor de autocaravanas, y yo le iré dando instrucciones en función de las anotaciones que llevamos en nuestro cuaderno de ruta y de las indicaciones de las señales de la carretera.

Todo sale a la perfección y cuando nos damos cuenta ya hemos superado París y nos encontramos al norte bien ubicados en la A-10 rumbo Lille.

            Después de una buena panzada de kms paramos a dormir en una de las pocas áreas de Bélgica.

            Las autopistas belgas son de lujo en cuanto al firme y a los arcenes, aunque tienen pocas áreas de descanso y poquísimas gasolineras. ¡Mucho cuidado, ruteros!

            Hoy ha sido un día de empache de Kms. Sin interés paisajístico ni cultural. Propicio para ir leyendo y escuchando música, que es lo que ha hecho Sergio durante gran parte del día.

            Cuando nos levantamos ya estamos en el cuarto día de viaje. Es domingo y no observamos ninguna diferencia. El sol ha salido por el mismo sitio aunque eso sí, un poco mas temprano.

            Anoche, poco antes de llegar al área en la que pernoctamos, nos encontramos con una mujer, que tiraba de una maleta, caminando por la autopista y haciendo autostop. Nos llamó mucho la atención. Hoy, al levantarnos, Francis cuenta que durante la noche sintió como alguien intentaba abrir alguna puerta, se levantó para ver lo que ocurría y asegura que vió a la mujer de la noche anterior. Nos reímos un poco y decidimos que debemos poner toda nuestra atención en dejar las entradas bien cerradas.

            Continuamos con la rutina de las mañanas. Hacemos un café y un cola-cao y nos ponemos en marcha. Cuando paramos a comer ya hemos pasado Hamburgo, que era otro de los puntos críticos que tenía anotado en mi cuaderno. Lo hemos pasado de un tirón. Ya tendremos tiempo de descansar en el camping.

            Al atardecer estamos instalados en un camping de Oldenburg. Nos han adjudicado una plaza situada próxima a la entrada y al edificio de servicios. Sergio baja su bicicleta y pasa un par de horas dando vueltas por el camping y saltando en la cama elástica.

            Ya tenemos un poco de ropa sucia, por lo que hacemos nuestra primera lavadora y secadora para ponernos al día. Los adultos conversamos en la terraza mientras las máquinas van haciendo su tarea y dejamos preparada la comida del día siguiente.

            Francis es un compañero de viaje excepcional, siempre dispuesto a ir adelantando cosas “por si acaso”. Le gusta echar un par de partidas en el ordenador con un programa de carreras de coches. Entre Sergio y él tienen buenos desafíos.



DIA 5. 18 de julio. Lunes.

Oldenburg – Puttgarden – Rodbyhavn - Puente de Faro – Kobenhavn.


            Nos levantamos temprano para poder coger en Puttgarden el barco de las 10.
Putgarden. Barco a Rodbyhavn
En menos de media hora desde la salida del camping ya nos encontramos haciendo cola en Puttgarden para tomar el ferry. La cola es inmensa, pero desde que se empieza a mover ya no para y el barco va tragando más y más coches, entre ellos nuestra auto. Las salidas son continuas y esa es la razón por la que la cola avanza con gran rapidez, además de lo eficientes que son los empleados de SCANDLINES.

            Sin mucho tiempo para darnos cuenta de cómo ha sido la espera y el embarque, ya estamos en la cubierta disfrutando del paisaje y sacando fotos. Estamos algo excitados. Empieza el verdadero viaje. A partir de este momento no tendremos ninguna panzada de Kms y todo será, espero, de gozo y disfrute para nuestros ojos. Tranquilidad, sobre todo tranquilidad.

            Observamos que muchos escandinavos cargan de cerveza y otras bebidas alcohólicas en la tienda del barco. Echamos una “golisniá” y descubrimos que estos productos son muy baratos en el Dutty Free, ya que no pagan impuestos. La tienda es enorme, ocupa la mitad de una cubierta y esa es la razón. Venden cantidades industriales de bebidas.

En menos que canta un gallo ya pisamos suelo de Dinamarca, atracando en Rodbyhavn. Hemos tardado menos de 45 minutos.  El paisaje ya nos parece que ha cambiado.

            Paramos con frecuencia, cada vez que algo nos llama la atención. Aquí no suelen pitarte porque en un determinado momento hayas decidido poner el indicador para salirte a la orilla de la carretera. Algunos cambios ya se empiezan a notar.

Puente de Faro
            La primera parada larga, de algo más de una hora, la hacemos en una de los extremos del Puente de Faro, donde paseamos por la zona de descanso, Sergio recoge algunas piedras para su colección, compramos los primeros recuerdos y comemos algo.

            Sobre las 14.30 horas nos ponemos de nuevo en marcha camino de Kobenhavn.

            Cuando estamos a 100 kms de Kobenhavn encontramos un área de servicio con gasoil, vaciado de WC y toma de agua potable. No tenemos mucha necesidad de vaciar ni cargar pero, aún así, reajustamos los niveles y estiramos un poco los pies.

            Todo el recorrido hasta Kobenhavn es precioso. La limitación de velocidad es de 90 kms/h y son muy pocos, escasísimos, los conductores que se saltan esta limitación. A esta velocidad se puede ir disfrutando con la gran cantidad de detalles y matices.

            Tenemos marcado en el cuaderno un lugar para pernoctar en Kobenhavn y es el Kalvebod Brygge. Tenemos la dirección exacta y la puerta por la que hay que salirse para llegar directamente. Por no se sabe que razón nos pasamos la salida y nos hacemos un lío. No logramos encontrarla haciendo un rodeo pero, sin embargo, encontramos una plaza amplia en el aparcamiento de lo que parecen ser unas oficinas municipales. Hay que echar unas monedas en la máquina, pero es bastante barato. Nos aseguramos que todo está en orden, que no obstaculizamos la entrada y salida de ningún vehículo y que cuando queramos salir nosotros podamos hacerlo sin demasiadas dificultades. Bajamos las bicis y nos damos un garbeo por la capital.

Paseo por Kobenhavn
            Es relativamente pequeña y con las bicis está todo a tiro de piedra. Damos un paseo para reconocer los edificios principales, cruzamos canales entre islas y, como no, visitamos la zona portuaria. Hay muchos barcos-casa y barcos-restaurante. Acabamos la visita comiendo en algo parecido a un Mcdonald, donde se come “igual de bien y sano”.

            Pasamos por un cajero y sacamos dinero en coronas danesas, para poder pagar las posibles compras. Con el tiempo nos daremos cuenta que habíamos hecho el capullo: pierdes cuando las compras y pierdes más cuando las cambias al abandonar el país. Aún así estamos contentos con la experiencia. En Suecia, Finlandia y Noruega estaremos atentos para que la merma del euro sea la menor posible.

            A las 24 h. estamos en la cama, en una tenue oscuridad. Ya se está notando la latitud. Está algo oscuro porque el cielo tiene gruesas y abundantes nubes, pero el sol aún sigue no muy lejos del horizonte. El resplandor lo delata.

            Nos proponemos levantarnos mañana temprano por varias razones: una, para renovar el ticket de aparcamiento y otra para poder visitar la sirenita (Den Lille Havfrue) y el cambio de la guardia real.

            ¡¡ Ufff... !! ¡Cuánto hemos vivido y disfrutado hoy!



DIA 6. 19 de julio. Martes.

Kobenhavn - Puente de Oresund – Malmo – Ljungby – Varnamo - Jonköping –Lago Vattern.

Tal como nos lo habíamos propuesto, nos levantamos antes de las 8 y en menos de una hora ya
La Sirenita
estamos pedaleando por las calles de Kobenhavn. Vamos a visitar la sirenita, no sin sufrir la correspondiente “pérdida”, y nos sacamos unas fotos, tras esperar que nos tocara el turno, pues hay un grupo de turistas que nos colocamos en una fila más o menos organizada para respetar la “privacidad y exclusividad” de cada foto. Previamente nos hemos pasado por la plaza Amalienborg y nos hemos asegurado que el cambio de la guardia en el palacio real es a las 12.00 h.

            La Sirenita fue esculpida por Edward Eriksen, a principios del siglo XX y fue adquirida por el propietario de la fábrica de cerveza Carlsberg para colocarla justo en ese lugar. Es de pequeño tamaño y está posada sobre una roca, a orillas del canal Sydhavnen. Precioso paseo.

            Llegado el momento en que el reloj está dando las 11.30 h. nos ponemos en marcha hacia Amalienborg para no perdernos el espectáculo. Cuando llegamos a la plaza somos muchos los que por allí pululamos buscando lo que cada uno considera el mejor sitio para disfrutar la diaria puesta en escena de los “soldaditos de plomo”.

            La Plaza Amalienborg está rodeado por un interesante y clásico conjunto arquitectónico, que lo forman cuatro palacios del siglo XVIII. Uno de ellos, el palacio de Christian IX, es el que ocupa la Reina cuando está en Kobenhavn.

Cambio de Guardia
            Con nórdica puntualidad, a las 12 en punto comienza el espectáculo. Todo se produce como se espera. No hay ningún detalle que no esté calculado. Un grupo de Guardias Reales llega a la plaza y realiza la sustitución del que allí se encontraba. Todo con marciales movimientos y con una frialdad y exactitud propia de las latitudes en las que nos encontramos. Vale, está interesante.

            Finalizamos la visita con la observación del Slotsholmen, que viene a significar algo así como el islote del castillo. Está rodeado de canales y forma lo que podríamos considerar como el centro histórico.

            En dos patadas llegamos a la autocaravana, cargamos las bicis en el porta y nos ponemos en marcha hacia Suecia, sobre las 13.30 h. Nos dirigimos hacia el sur de la capital para, a través del súper puente de Oresund, llegar a Malmö.

            A pocos metros de salir del aparcamiento nos encontramos con la zona de estacionamiento ypernocta de autocaravanas que llevábamos anotada y en la que teníamos intención de pernoctar. Bueno, para una próxima ocasión, si aun existe, aparcaremos allí.

            Cruzar el Puente de Oresund produce unas sensaciones especiales. Es una obra de ingeniería impresionante, de dejar la boca abierta. Reproducimos aquí un extracto de la información que recibimos en los folletos que nos dieron a la entrada del puente.


Puente Oresund
 Puente de Oresund. En 1991 los gobiernos de Dinamarca y Suecia acordaron en construir un puente para unir los dos países a través de Oresund. Más tarde ese año los dos parlamentos ratificaron el acuerdo y programaron el diseño para ser completado hacia 1994. El Puente de Oresund (Øresundsbron) conecta las dos áreas metropolitanas de la Región de Oresund: la capital danesa Copenhague y la ciudad sueca Malmo. Posee dos líneas de tren y seis pistas de carretera, llegando a ser el puente combinado tren-carretera más largo de Europa. La ruta internacional europea E20 pasa por este puente. A las 6h00 el 14 de agosto de 1999 la sección final del puente de Oresund fue colocada en la posición por la grúa flotante, “Svanen”. Y aquí el ´eslabón` de Oresund de 16 kilómetros de largo entre Suecia y Dinamarca se completó. Seis horas más tarde, la Princesa heredera Victoria de Suecia y Príncipe Heredero Frederik de Dinamarca, se encontraron sobre el puente a marcar el hecho que Dinamarca y Suecia se unieron una vez más 7,000 años después de la Época glacial cuando ellos no tenían acceso al mar. El proyecto se abrió al tráfico durante el verano del año 2000.

El Puente de Oresund es el puente más largo del mundo que lleva tanto tráfico del camino como de tren, teniendo en el nivel superior a la gran autopista, y en el secundario al tren de alta velocidad. Conecta las dos áreas metropolitanas de la Región de Oresund: la capital danesa Copenhague y la ciudad sueca Malmo. Cuenta con dos líneas de tren y seis pistas de carretera, siendo el puente combinado tren-carretera más largo de Europa. El alto puente bate todos los récords con una cubierta sostenida por cable de 490m, y fue diseñado para armonizar tanto estructuralmente como estéticamente con los puentes de acercamiento. La conexión comienza sobre el lado de Dinamarca cerca del aeropuerto como un túnel submarino que surge a una isla artificial. Desde allí, el puente sigue al lado de Suecia. El puente posee una longitud total de 7, 845 metros, que corresponden aproximadamente a la mitad de la distancia entre las costas de Suecia y Dinamarca, y su peso es de 82.000 toneladas. El resto de la distancia se cubre mediante la isla artificial de Peberholm (islote de la "pimienta") (4,055 m), y luego un túnel (3,510 m) en el lado danés. Las dos líneas de ferrocarril se encuentran bajo las pistas de la carretera. El puente tiene una altura libre de 57 metros.
                        
Malmo. Suecia
           Los alrededor de 16 kms los recorremos lo más despacio que podemos, disfrutándolos conscientes que estamos viviendo una experiencia única y tal vez irrepetible.

            Tras salir del peaje sueco del puente (64 €) nos dirigimos a unos aparcamientos para disfrutar la entrada en un nuevo país para nosotros. Paseamos, nos admiramos con algunos coches “de película” que hay por allí aparcados, compramos algún que otro recuerdo y continuamos viaje.

            En principio, la idea era llegar hasta Ljungby para pernoctar pero como hemos salido de Kobenhavn antes de la hora prevista, vamos a avanzar hasta Jonköping, donde pernoctaremos en un camping para bañarnos a caño libre, descansar y hacernos una barbacoa.

            En Varnamo paramos en una gasolinera y repostamos combustible. Cargamos 45 litros de gasoil y pagamos por ello 61 euros (1,35 €/l.). Llegamos al camping sobre las 7 de la tarde por lo que nos da tiempo de hacer muchas cosas. Francis y Sergio hacen tropecientas carreras de coches en el ordenador, nos duchamos en condiciones y nos hacemos un homenaje gastronómico, con la posterior copita en la terraza.

            Tenemos una vista preciosa del lago Vattern y el cielo está totalmente encapotado. Nos acostamos a las 12 de la “noche” y aun hay una penumbra, sin llegar a oscurecer completamente. Cabo Norte está más cerca.



DIA 7. 20 de julio. Miércoles.

Lago Vattern - Castillo de Brahehus – Linköping – Norrköping – Nyköping – Stockholm.


Lago Vattern, desde el castillo de Brahehus
            Salimos casi a mediodía, sin prisas, del camping y ponemos rumbo a Stockholm. Nos esperan 335 kms de disfrute.

A poco de salir hacemos un alto en lo que queda del castillo de Brahehus, con el lago Vattern y sus fértiles tierras colindantes aun a la vista. Es una visita rápida, pues no hay más que eso, un Castillo en ruinas, en gran parte, unas fotos de recuerdo y un montón de vistas y aventuras por delante.

Tenemos anotado en el cuaderno de viajes la posibilidad de visitar, a 27 kms al norte de Jönköping, la piedra de ROK, con signos rúnicos (de los Vikingos), es una posibilidad y tiene buen aparcamiento. Cuando llegamos al cruce donde se encontraba el desvío desistimos de la visita y seguimos de largo, aunque vamos haciendo algunas paradas, no por necesidad de descanso sino por apreciar las maravillas que se presentan ante nosotros.

Por cierto, la fama que tiene en España la belleza de la mujer sueca está bastante fundada, aunque en un primer momento son frías y distantes. De los momentos posteriores nada podemos decir, pues no hemos tenido oportunidad de comprobarlo y si hemos tenido oportunidad no nos hemos enterado.

Vamos dejando atrás muchos köping, a saber: Jonköping, Linköping, Norrköping, Nyköping.

Después de parar en la gasolinera, antes de llegar a la capital sueca, para tener los depósitos a punto con el fin de poder pasar dos o tres días aparcados y de visitas, llegamos al parking de caravanas de Langholmen, cuando un reloj de las inmediaciones está dando las campanadas de las 7 de la tarde. Es una hora estupenda para dar un primer garbeo por las zonas próximas.

            El parking de caravanas está en un lugar curiosísimo. Autocaravanas y más autocaravanas, todas aparcadas bajo un puente por el que pasan continuamente coches y más coches. Esperemos que no se caiga ninguno. Por si acaso, aparcamos justo debajo del puente, en medio de las columnas que lo soportan.

De isla en isla. Estocolmo
            Bajamos las bicis y nos ponemos a pedalear sin un rumbo determinado, solo queremos hacer una visita de reconocimiento y dejarnos sorprender por lo que se nos aparezca. Nos salimos de la isla en la que se encuentra la auto y vamos por una avenida contigua al canal. Cae una ligera llovizna que hace surgir un precioso arco iris. Paseamos por lo que parece ser la parte más nueva de la capital, pues el tipo de edificios que vemos eso delata. No nos cuesta ningún esfuerzo pedalear, es todo prácticamente llano y las subidas son ligerísimas.

            Regresamos a la autocaravana sobre las 10 de “la tarde” y conversamos con algunos vecinos, compartiendo experiencias y aprendiendo, sobre todo aprendiendo, de todos los detalles que nos cuentan y que nos pueden facilitar las visitas de los dos próximos días.

Los días ya son largos, muy largos.

            Nos damos un buen banquete de embutidos españoles y nos vamos a descansar, para visitar mañana todo lo que podamos.



DIA 8. 21 de Julio. Jueves.

Stockholm


            Tras un contundente desayuno, preparamos unos sándwich para llevar y ponemos a punto las bicicletas.

Palacio Real. Estocolmo
            Visitamos los alrededores del Palacio Real, aunque no le dedicamos mucho tiempo al cambio de la guardia. Debe ser porque ya quedamos satisfechos con el espectáculo de Kobenhavn. Nos dirigimos luego al Museo Nobel y paseamos por las inmediaciones casi dos horas, intentando imaginar como serán esas deliberaciones para elegir a las personas más influyentes en la historia del último siglo.

            Paseamos por las orillas de los canales, dejándonos llevar por “la corriente” y la curiosidad. Sin saber como ha sido nos encontramos en el Gamla Stand. Es tal como cuentan los libros y revistas de viajes. No nos impresiona demasiado lo que vemos, porque ya nos habíamos hecho una idea, aunque sí nos agrada el “tempo” que tienen aquí las cosas. Se circula en automóvil con tranquilidad, se pasea mucho a pié y las bicis son incontables. Al menos en esta época, Estocolmo se ve apoderada y conquistada por la bicicleta y los servicios de transporte público circulan sin excesiva competencia de automóviles.

            Se ven muchas autocaravanas aparcadas y circulando por toda la capital. Realmente, este es otro mundo y aquí el espacio, el tiempo y el respeto toman otra dimensión.

Callejeando por Estocolmo
            A las 6 y media de la tarde llegamos al Vasamuseum para realizar la visita de rigor, obligada según la opinión de todas las fuentes en las que hemos bebido para preparar este viaje. Cuando nos acercamos a la taquilla nos dicen que la hora de cierre es a las 7 de la tarde y que no tendremos tiempo de verlo con tranquilidad. Aprovechamos para dar una vueltita por los jardines que lo rodean, así como los numerosos barcos que están atracados en el muelle cercano.

            Al atardecer (sobre las 20 horas), regresamos a nuestro hotel móvil cansados de pedalear y de disfrutar de todo lo que hemos visto. Colocamos las bicicletas en el porta bicis y las estibamos bien, pues seguramente pasarán bastantes días sin que las volvamos a utilizar. 

Mañana visitaremos el Museo Vasa (barco rescatado), pero nos acercaremos allí con la autocaravana para luego seguir camino hacia el norte.



DIA 9. 22 de julio. Viernes

Stockholm – Uppsala – Gavle – Soderhamn – Hudiksvall – Sundsvall – Harnosand – Docksta.


Hoy pasaremos en Estocolmo parte del día y luego emprenderemos la ruta hacia Umeä y Haparanda. Podríamos llegar hasta Uppsala o un poco más, para hacer más corta la etapa de mañana.

            Antes de la hora de mediodía ya hemos liquidado toda la deuda que tenemos con el simpático y curioso “recepcionista del contenedor”, por lo que abandonamos el parking de autocaravanas de Langhölmen y nos dirigimos al Vasamuseum.

            Al llegar nos encontramos con una cantidad de coches y, sobre todo, guaguas con turistas que hacen imposible encontrar aparcamiento para la auto. Pasamos casi una hora para poder salir de un “atasco perfecto” que se ha creado. Es un atasco circular en el que todos avanzamos un poquito cada tres o cuatro minutos, pero para seguir haciendo un recorrido circular. Al cabo de algo más de una hora logramos salirnos por un corto callejón a “contra flecha” y nos encontramos en una avenida con muchos coches pero que circulan, aunque lentamente, y por donde nos salimos de aquel “nudo azocado”. Cuando encontramos una salida que dice Haparanda a 1040 km. nos metemos a saco.

            Es una pena, pero nos vamos de Stockholm sin ver el Vasa. Hemos cometido el grave error de pensar que el aparcamiento en sus inmediaciones sería sencillo y así es. Lo que ocurrió es que un millar de personas pensó lo mismo que nosotros para el mismo día y a la misma hora. Bueno, casi todos llegaron un poquito antes. ¡Que le vamos a hacer! Tal vez tengamos ya un motivo más para realizar una nueva visita dentro de unos años.

            Salimos de Estocolmo por la autopista E-4 que conduce hacia el norte y que lleva también al aeropuerto de Arlanda. Al llegar a Upsala se acaba la autopista y continuamos por la A-4, intentando ganar un poco mas de norte para dormir. Después de recorrer 100 km. por la carretera A-4  nos volvemos a encontrar un tramo de autopista que llega hasta Gavle para continuar de nuevo por la carretera (Nacional) hasta ya veremos donde.

Junto al Báltico. Camino de Umea
            La carretera E-4 es de doble sentido, aunque con unos carriles bastante anchos y un arcén “practicable" en cada sentido. La velocidad máxima es de 80 Km/h y todo el mundo la respeta. Cuando te acercas a algún vehiculo éste se aparta hacia el arcén para que tu sigas tu rumbo y te saludan deseándote buen viaje. De vez en cuando viene algún camión en sentido contrario y esos si que van a algo más de la velocidad permitida. La conducción, no obstante, es bastante relajada y te permite ir disfrutando de todos los hitos y detalles del paisaje.

            Vamos tan entretenidos con nuestros pensamientos, paradas, fotografías de paisajes, el sol que nos ayuda, pues parece que no se quiere ir nunca a descansar y algunas cosas más, que vamos dejando atrás Soderhamn, Hudiksvall, Sundsvall, Harnosand y casi sin darnos cuenta estamos en Docksta,  cuando son las 21.45 h y hemos recorrido 525 km.

Paramos en un lugar bastante tranquilo y nos regalamos una buena cena, a base de salchichas,
Docksta. 03.15 h.
chorizos y algo más, que vamos pasando por una de nuestras barbacoas especiales (de usar y tirar), pero de las buenas.
Hoy hemos hecho la etapa más larga desde que salimos de Puttgarden. 523 kms. Le hemos dado un avance importante y tenemos Haparanda a tiro de piedra. Mañana llegaremos a Rovaniemi, si no hay novedad, e intentaremos dejar la carta al Papa Noel, así tendrá tiempo para cumplir con nuestros deseos para las próximas navidades y el próximo año.



DIA 10. 23 de julio. Sábado.

Docksta – Umea – Pitea – Lulea – Kalix - Haparanda - Tornio – Rovaniemi – Napapiiri.


            “Amanece” y estamos desorientados. ¿Realmente ha amanecido?.

            Cuando eran las 03.45 horas de la mañana, estaba desvelado y me he salido a fumar un cigarrito. No era noche cerrada, pues había luz solar, aunque tenue, que permitía incluso leer alguna cosa. A nosotros este estado de cosas nos encanta porque estamos de vacaciones pero, ¿cómo será vivir aquí, teniendo que trabajar, durante los tres meses en los que los días son tan largos, casi infinitos?. Me hace pensar en la desorientación que han de sentir esas gallinas ponedoras, a las que tienen iluminadas día y noche para que produzcan el doble. Quiero pensar que estos nórdicos no harán lo mismo con sus trabajos.


Puente sobre el Luleälven
           Nos ponemos en marcha “a media mañana” con la intención de dormir hoy en Rovaniemi. Vamos dejando atrás paisajes increíbles y unas orillas en las que de manera salteada se encuentran pequeñas casetas de madera, que son refugio de pescadores. Nos llaman la atención Umea, Pitea y, sobre todo Lulea, con su precioso puente sobre el Luleälven (ria Lule).

            Al llegar a Kalix observamos algo curioso para nosotros. Existe una iglesia que tiene a su alrededor 400 ó 500 casetas de madera (kirkstad) que no se aprecia estén habitadas de contínuo y suponemos
Kalix. Ciudad Maderera.
que serán utilizadas para los días de culto.

En mi cuaderno de notas tengo escrito que ésta es una ciudad de una relativa importancia y así es. Se nota que hay movimiento económico alrededor de su industria maderera, cuyas referencias es frecuente verlas en algunas maderas empaquetadas  que se venden en almacenes y mayoristas del sur de Europa. También dice mi libreta que tiene aproximadamente 20.000 habitantes, lo que les comento a mis compis de viaje y les propongo hacer un recuento de todos los nativos que veamos alrededor, por ver si llegamos a veinte.

Acabamos disfrutando de la estampa que ofrece un embarcadero y nos imaginamos, en voz alta, como será la vida de esta gente a lo largo de todo un año. Lo que no cabe duda es que se nota un nivel de vida altísimo y un extremo cuidado con las cosas.

Cruzando de Haparanda a Tornio
            Sobre las 3 de la tarde cruzamos la frontera por Haparanda y entramos en suelo finlandés. Cuando estamos sobre el puente que une Haparanda con Tornio les cuento a mis tripulantes que estábamos pasando por lo que fue, en la primera guerra mundial, la única vía de comunicación de Rusia con el resto de Europa y era también el lugar donde se realizaban los intercambios de prisioneros. Desconozco si a mis compañeros les interesó lo que les conté o si ni siquiera prestaron atención, pero lo conté porque es uno de los pocos recuerdos que me quedan de cuando estudié en el instituto la citada guerra, con el excelente profesor Antonio Amador.

            Haparanda y Tornio están unidos y separados por el río que, por la parte finlandesa se denomina Tornionjoki y por la otra orilla, por la parte sueca, se denomina Torneälven.

            A poco de pasar Tornio giramos a la izquierda y nos dirigimos a Rovaniemi, por la carretera E-75.

            Seguimos disfrutando de los regalos que se ofrecen a nuestros ojos. Este viaje tiene una duración limitada, pero estas imágenes quedarán grabadas en nuestra memoria durante tiempo, mucho tiempo. Creo que los tres somos conscientes de ello, por lo que intentamos disfrutarlas cuanto podemos y, por supuesto, cada uno a su manera. Nos faltan solo 100 Km para llegar a nuestra meta del día y tenemos buena tarde por delante. Nos animamos e ilusionamos por la corta distancia a la que estamos de la línea del Círculo Polar Ártico (Napapiiri) y de la capital de Laponia.

Llegamos al Napapiiri “al oscurecer”. Nos encontramos todo cerrado, por lo que nos damos un paseo por todos los alrededores de este gran negocio, montado alrededor de la figura omnipresente del Papa Noel, y situado a 5 kms al norte de Rovaniemi.

Distancia a varias capitales del mundo
            Nos imaginamos que está todo cerrado debido a la hora que es, que ya anda rozando las 20.00. Echamos un vistazo para ir mañana a tiro hecho, a lo más interesante y partir hacia el objetivo supremo de esta aventura. Esperemos que mañana, domingo, no permanezca cerrado todo esto. ¿Harán estas gentes distinción entre el día domingo y cualquier otro día de la semana?. Nosotros imaginamos que no, pues con lo prácticos que nos parecen seguro que no desaprovechan estos meses, con días tan esplendorosos que duran “todo el tiempo” (aunque en una frecuente penumbra), para hacer caja y tener reservas para disfrutar el invierno hibernando y permanentemente “ensaunados”.

Elucubrando entre esto y lo de más allá, después de conversar con el empleado del Área de Servicio y gasolinera, aparcamos la autocaravana en una de las plazas que nos indican y conectamos el cable de la luz, para contar con las baterías a tope en los próximos días, que nos espera “el Gran Norte” que dirían los Vascos.

Dormimos en la latitud 66º 32´ 35´´ N, que es mucho norte, para los que estamos acostumbrados a rondar la cómoda latitud 28º.

            Ya hemos hecho más de 2000 kms desde que pisamos suelo danés hasta este lugar y aun no hemos visto policía alguno en la carretera. ¿Realmente se necesitan?. Aquí todo el mundo respeta las normas de una manera escrupulosa. ¿Para qué entonces se deben poner policías en la carretera?. Listos son estos nórdicos. En cualquier caso, en algún sitio he leído que los que hay son muy eficientes. No se les ve, pero en cuanto incumples alguna norma te caen a saco. No se sabe donde están ni de donde salen, pero te caerán encima con prontitud. Además, parece ser, si te han de sancionar la multa la debes pagar en el acto, por ser extranjero, pues de lo contrario te inmovilizan el vehículo hasta que resuelvas el asunto del abono. Esperemos que nosotros no nos veamos en semejante situación.



DIA 11. 24 de Julio. Domingo.

Napapiiri – Torvinen - Lago Sattanen – Kekulovski - Lago Ilapostojoki – Kaamanen - Rv 92 – Karigasniemi – Karasjok.


            Nos levantamos y Francis se quiere estirar hoy ofreciéndonos un desayuno especial, nórdico, bien cargado. Debe ser que ya prevé la llegada del invierno. En cualquier caso, por lo que a mi respecta me quedo enormemente agradecido, además de satisfecho. Creo que no tendré hambre hasta por lo menos Cabo Norte.

Círculo Polar Artico. La Raya.
            Realizamos la visita “cultural” a todo el montaje comercial existente alrededor de la figura de Papá Noel y de la raya que marca la latitud 66º 32´ 35´´. La verdad es que me llego a emocionar y sentir que estoy viviendo un “paseo” por las casas donde habita toda la gente que quieres. Es curiosa la demostración que hace una chica con sus perros Huskey, a los que hace subir, bajar, sentarse y levantarse como si de un número de circo se tratase. Todos los perros ladrando al mismo tiempo y continuamente. Nos dejan un poco aturdidos.

            Invertimos algunos euros en las tiendas de regalos y recuerdos. La ropa de abrigo no es especialmente cara. Algunas prendas merecen la pena y nos hacemos con ellas. Escribimos alguna postal y la sellamos en la estafeta de correos.

            Sacamos fotos y más fotos junto a la raya que marca el paralelo del Círculo Polar Ártico y, cuando ya nos cansamos, nos dirigimos a la autocaravana y ponemos rumbo a la frontera con Noruega, por Karigasniemi.

Kekulovsky, a mediodía
            Vamos haciendo muchas paradas “de foto”. No comprendo como hay gente que dice que estos paisajes son aburridos y monótonos. ¿Para donde están mirando?. A cualquier lugar que elijas dirigir tu mirada recibes un regalo para los sentidos y cada instantánea es diferente, con matices que le hacen único e irrepetible. Torvinen, lago Sattanen con gente pescando en sus pequeños barcos, Kekulovski, lago Ilapostojoki con un precioso embarcadero, el maravilloso río Kitinen. Recreándonos en los encantos del entorno y, casi sin darnos cuenta, pasamos Kaamanen y tomamos la carretera Rv 92.

            En el relato que hizo Pepe Hermo de su viaje a Cabo Norte habíamos leído algún comentario original y sugerente acerca de la carretera Rv 92. Lo cierto es que lo que sugería se cumple. La carretera es
El vaivén de la Rv 92
extraordinaria y los vaivenes llegan a producir cosquilleo en el estómago. Los dos adultos nos permitimos la licencia de callar durante un rato y nos sumimos en nuestros pensamientos, dejando volar la imaginación. No sé en lo que habrá pensado Francis, pero yo me imaginé haciendo este trayecto no precisamente al volante, sino en compañía (en buena y especial compañía) realizando mutuos homenajes. Pronto se acaba el maravilloso tramo y regresamos a la realidad, preciosa, maravillosa, genial y, sobre todo, palpable.

            Entre pitos y flautas llegamos a Karigasniemi, donde nos despedimos definitivamente de Finlandia, agradeciéndole todo lo que nos ha ofrecido y nos ha hecho disfrutar. Han sido 24 horas llenas de energía positiva.

            Cuando el reloj marca algo menos de las 22.00 horas, llegamos a Karasjok y nos vamos directos al camping. Instalación, ducha de pago y a disfrutar de las viandas que prepara Francis. Mañana llegaremos a Cabo Norte y ganaremos nuestro particular jubileo.

             

DIA 12. 25 de julio. Lunes.

Karasjok – Lakselv – Russenes – Nordkapptunellen – Nordkapp.


            Hoy vamos a llegar al primer gran destino del viaje. Podemos encontrarnos con una climatología desfavorable, que nos puede hacer pensar si realmente ha valido la pena tanto esfuerzo para encontrarnos con semejante fuerza de viento o lluvia. No hay que desanimarse pues, en cualquier momento, el cielo puede abrirse y dejar ver las maravillas que nos han traído hasta aquí.
"Reflejos". Lago Nattvatnet

Hay que buscar un buen aparcamiento para poder pasar la noche con tranquilidad, disfrutando con el sol de medianoche. Si no fuese posible por las inclemencias del tiempo, no  importa, tal vez mañana se compense con el disfrute de toda la plataforma. Para celebrar el acontecimiento de haber llegado hasta aquí podemos regalarnos una buena comida regada con un buen vino. Así celebraremos también el día de nuestro amigo Santiago. Tal vez podamos estirarnos un poco y llamarle para felicitarle, dándole un poco de envidia.

            Cuando en el reloj de la auto pasan unos minutos de las 11 salimos del camping y tomamos de nuevo la carretera E-6, con rumbo Norte. Disponemos convenientemente nuestras máquinas de fotos, a tope de carga y con la memoria libre. En menos que canta un gallo nos encontramos en Lakselv. Por el camino hemos ido entretenidos, navegando entre innumerables lagos, pequeños y cada uno con su encanto. Todos son de
Muy, pero que muy fría
foto. En las inmediaciones de Lakselv hacemos una parada con el fin de catar la temperatura del agua. Estamos en Porsangen y ya estamos, definitivamente, en el Océano Polar Ártico. El único que se atreve a mojarse los pies es Sergio y cuando sale del agua está realmente encogido. ¡ Una nueva e inolvidable experiencia !.
Encontramos una comuna de Samis que venden todo tipo de recuerdos, relacionados con su tipo de vida y sus renos. Sergio intenta aprender a cazar renos, con las demostraciones que le realiza una Sami “auténtica”.

            Nada más pasar Russenes nos encontramos con el primer reno que realmente se encuentra al alcance de una carantoña. Se encuentra a la orilla de la carretera y parece que observa a cada uno de los que pasan. ¿Qué estará pensando de nosotros el muy cabrito?.

¿Quién manda aquí?. Pues espere.
Cuando llegamos a la entrada del Skarvberg-tunnel paramos en plena carretera, al igual que hacen dos autocaravanas más que vienen detrás, para fotografiar a un grupo de 40 ó 50 renos que salen tranquilamente del túnel y que para nosotros son una novedad.

¡¡ Por fin !!. Los renos que hemos venido a ver en estado puro de libertad ya los hemos encontrado. Sacamos una jartá de fotos. Ya elegiremos las mejores para conservarlas.

            Al llegar a Repvag Sergio pide parar, con el fin de hacer un túmulo Sami. Ha leído algo al respecto y le hace ilusión. Hay una playa enorme formada exclusivamente por láminas de roca pizarrosa. Hecho el túmulo, nos dirigimos al Nordkapptunnelen, única posibilidad por tierra que permite acceder a la isla de Mageroya. Por el módico precio de 75 € te permiten el acceso a Cabo Norte y la posibilidad de admirar esta inmensa obra de ingeniería. El túnel va por debajo del fiordo y tiene dos tramos, en el primero vas siempre bajando y en el segundo siempre subiendo.

          A la salida del túnel ya se empieza a respirar Cabo Norte. Antes del ascenso definitivo a la plataforma hacemos una visita de cortesía a Honningsvag, puerto de enorme importancia para los cruceros que surcan por estas latitudes en los tres meses de verano.Cuenta con una importante industria pesquera y con la que, tal vez, sea una de las más importantes y modernas escuelas de pesca en alta mar que haya en el mundo.

Tras una corta visita, iniciamos el ascenso definitivo a la plataforma.


Llegada a la Plataforma de CABO NORTE. Latitud 71º 10´21" N

            A la entrada de la plataforma se debe abonar un peaje por la estancia. El peaje de 50 € incluye dos días de estancia y poco más. Buscamos una ubicación que consideramos conveniente, acompañados de otras
Acantilados que sugieren grandes batallas
100 ó 100.000 autocaravanas más y cuando son las 18.40 horas, ponemos el freno de mano y suspiramos.

Me quedo unos minutos inmóvil, sumido en mis pensamientos y reconfortado. Creo que, incluso, se me humedecen los ojos. Tal vez sea ilusión, consecución de una meta, o no se qué, lo cierto es que estoy emocionado.

            Por fin hemos llegado a la meta. Años de ilusión, 6 meses de preparación y 15 días de viaje, de maravilloso viaje. Me siento crecido. Hemos llegado sin novedad. Todo ha transcurrido sin excesivos sobresaltos. Ningún problema con la autocaravana. Nuestra integridad física está prácticamente intacta, con unas leves “heridas de guerra” en la relación entre Francis y Sergio. ¡¡ Qué 11 años más difíciles !!. No obstante, Francis lo está sobrellevando medianamente bien.

            Sin demora, nos pertrechamos de cámaras de fotos, abrigos (por si acaso) y chubasqueros. Nos vamos a conocer y disfrutar del lugar. Visitamos las instalaciones y zonas comerciales; Nos hacemos con los correspondientes certificados de que hemos estado aquí, paseamos por donde podemos y leemos todas las inscripciones, mensajes y carteles que encontramos. Realmente bonito nos parece el monumento a la concordia, no por el monumento, sino por lo que significa. Emotivo de veras.

¡¡Por fín!!. ¡¡La meta!!. 71º 10´ 21".
            En la esfera nos sacamos infinidad de fotos pues, aunque sea extraño, durante más de 5 minutos somos los únicos visitantes que se encuentran justo en este punto. Subimos a la peana y dejamos constancia gráfica de nuestra “hazaña”. Aunque por separado, nos hacemos la instantánea para la posteridad.

            Por los alrededores vemos que cada vez hay más gente. Van llegando guaguas (autobuses) cargadas de turistas. Son las 20.00 horas y, al parecer, es justamente cuando empiezan a llegar con todos los viajeros que están realizando cruceros o que se alojan por una noche en los alrededores (150 Km. a la redonda).

            Entre tanto ajetreo decidimos irnos un rato “a casita” para prepararnos la fabada que traíamos para la ocasión y la botella de vino que con tanto mimo hemos transportado desde tan lejos.

            Llamamos a nuestro amigo Chago Sarmiento para felicitarle por su santo y darle un poco de envidia por nuestra “victoria”. Nos reímos un poco y nos cuenta que tiene las maletas preparadas en la puerta, pues esta noche salen para Croacia. ¡¡ Qué bien viven, chavales !!. Chago siempre tiene en mente un viaje y Nieves le sigue la marcha, ¿o es al revés?. ¡¡¡¡ Disfruten y sean felices chicos !!!!. 

            Cuando son las 23.00 horas nos disponemos a salir de nuevo y volvemos a las instalaciones. Hay mucha más gente que en la visita anterior, pero ya vamos a tiro hecho, a lo más interesante. No en vano ya somos unos “veteranos” en el lugar.

¡¡¡Comienza el espectáculo!!!
A las 23.50 h. busco una ubicación que me parece adecuada e inicio la realización de una serie de fotos del sol en su puesta y salida. Disparo una foto cada minuto, para apreciar la trayectoria del sol sobre el horizonte. Así estamos hasta las 00.10 y, aparentemente, hemos realizado una buena serie. Ya veremos cuando las pasemos al ordenador.

De repente, sin saber como ni por donde, la gente ha desaparecido y la plataforma está prácticamente vacía. Aprovechamos para disfrutar del espectáculo desde distintos puntos.

Un poco cansados, pero enormemente satisfechos, nos vamos a dormir pasadas las 02.00 horas.

En cuanto me estiro en mi capuchino me doy cuenta que ha terminado el viaje, al menos el primer viaje, el gran viaje. Mañana, al levantarnos, ya estaremos iniciando un nuevo viaje, distinto completamente. Tal vez sea un viaje menos ilusionante por no tener esa carga de “aventura y descubrimiento”, ese halo mágico que a ciertos lugares le dan las historias que de ellos se cuentan, pero el viaje que mañana se inicia va a ser, sin duda, mucho más rico en paisajes y con una gran cantidad de bellezas naturales.

Me tumbo hacia un lado y digo: “buenas noches, sol”, pues ya se ha puesto, por este lado. Me tumbo hacia el otro lado y digo: “buenos días, sol”. ¡Qué lindo amanecer!.

En este tipo de situaciones uno es capaz de hacer y decir muchas tonterías, pero da igual. Esto es, tal vez, un signo de que hoy somos un poco más felices.


                       
DIA 13. 26 de julio. Martes.

Nordkapp – Honningsvag – Kafjord – Russenes – Skaidi – Alta - Talvik


            Tras un copioso desayuno nos vamos todos a dar un garbeo matinal por la plataforma. Hoy tiene otro aspecto. El cielo está cubierto y hace realmente frío. Pululamos por aquí solo los que hemos pernoctado. Hay muy pocos coches, aunque empiezan a llegar algunos motoristas madrugadores. Las instalaciones están prácticamente vacías y nos resulta muy cómodo repetir el paseo que ya hemos dado ayer. Todo vuelve a estar limpio y ordenado. En los expositores de las tiendas ya han repuesto toda la mercancía que durante la tarde y noche anterior han logrado vender y en estos momentos se encuentra uno muy bien en el interior de este gran bunker. Al aire libre no se está muy cómodo. Sacamos las últimas fotos y regresamos a la autocaravana.
¡Que felicidad!. No cabe ni una paja.
            Al llegar a casita exponemos la situación y llegamos a una conclusión clara: hemos abonado nuestro derecho a estancia en este lugar por dos días y aun no han pasado 24 horas pero, ¿hemos visto lo que queríamos?, ¿Hemos disfrutado de este lugar lo suficiente?, ¿Tiene sentido pasar aquí 24 horas más, cuando la naturaleza nos ha brindado la posibilidad en el día de ayer de disfrutar del sol de medianoche con un tiempo espectacular?.

            Hemos recorrido 5350 kms. desde Asturias y ya hemos cubierto la gran etapa. Ayer hemos tenido suerte con la climatología, lo que nos ha permitido disfrutar de todo lo que nos ofrece este final de etapa y destino. No necesitamos estar otro día en este lugar, por lo que decidimos iniciar cuanto antes el descenso y acometer la ruta de los fiordos sin demora. Llegamos a la conclusión que nuestro tiempo en este lugar ya debe concluir. Se presiente que el día de hoy no va a ser muy bueno en la plataforma. Las formaciones de nubes hacen pensar que va a llover y que incluso puede arreciar el viento aún más.

            Son las 12.30 horas. Recolocamos de nuevo toda la caravana, sobre todo las cosas que sean susceptibles de caer, pues ya se sabe que “en un barco y en una caravana, todo aquello que sea susceptible de caer, en algún momento caerá”. Cuando aun no son las 13 horas estamos saliendo por el puesto de peaje de la plataforma de Cabo Norte. ¡Misión Cumplida!. Vinimos a ver el Sol de Medianoche y lo hemos visto en todo su esplendor. ¿Se puede pedir más?.

Skarsvag. ¡Que bonito vivir aquí!
Volvemos a realizar el trayecto hasta el cruce de Russenes, no sin antes pasar por el pequeño, desértico y encantador pueblo de pescadores de Skarsvag y rendir de nuevo visita a la capital de la isla de Mageroya, Honningsvag, con su puerto de mayor envergadura, donde hacen escala en esta época los grandes barcos de crucero que surcan estos mares en la época estival, su extensa industria, que gira en torno al pescado y sus derivados y su monstruo del cuento. Aprovechamos para realizar una pequeña compra, más por pasear y por curiosidad que por necesidad.

            La bajada la realizamos mucho más despacio de lo que hicimos ayer la subida, apreciando un sin fin de detalles que se nos habían escapado debido, probablemente, a la ansiedad por llegar a la plataforma. Vemos nieve en la margen derecha y paramos para que Sergio disfrute un poco de la novedad.

Lengua de glaciar
            Llegados al cruce de Russenes giramos a la derecha para tomar la E-6, pero por su parte oeste y que nos llevará hasta Oslo, en ocasiones rodeando fiordos, en ocasiones cruzándolos.

            Paramos con frecuencia, pues las vistas son impresionantes. Vemos las primeras lenguas de glaciar. Pequeños, pero glaciares de nieves perpetuas. Esperemos que sigan siendo perpetuas por mucho tiempo. Esto del cambio climático no tiene muy buena pinta.

            Vuelven a aparecer los renos y nos acompañan durante bastantes kilómetros. Nos agrada ir tan bien acompañados.

            El cielo está cubierto casi por completo, aunque de vez en cuando deja que el sol incida sobre esta tierra de desolación, pero maravillosa para los ojos de unos turistas como nosotros. A pesar del tiempo nublado y del fuerte viento, vamos disfrutando de este privilegio con el que nos ha regalado la vida.

            Disfrutando de los cambios que se van produciendo en el paisaje, apareciendo algún que otro arbolillo, pero al fin y al cabo ya se ven algunos, llegamos hasta Alta, donde encontramos un idílico lugar donde pasar la noche, con la observación del Altafjorden, precioso fiordo que nos ofrece una vista del sol de medianoche diferente al de la plataforma de Cabo Norte.

            La observación que hacemos hoy del sol de medianoche tiene una mayor claridad, está la luz menos distorsionada y para la fotografía ofrece mejores posibilidades. Sin embargo, la vista del ocaso-alba desde Cabo Norte tiene el encanto añadido y único de hacerte sentir que más al norte que tú no habrá nadie disfrutando de este regalo.

Sol de medianoche en Mageroya.
            Después de la visión de la medianoche decido poner la autocaravana en marcha y ganar algunos kilómetros con destino a Tromso. Me encuentro bien y me apetece circular un poco por esta solitaria calzada, con esta penumbra que pronto dejaremos de disfrutar. Al llegar a un pequeño alto, poco antes de llegar a Talvik, encuentro un espacio amplio para estacionar, siempre a la vista del fiordo y considero que es el lugar ideal para poner fin a este día de renovado disfrute. Saco una silla del maletero, me regalo un chupito y disfruto durante quince minutos de las visiones reales y de las menos reales, con la gélida brisa que siento, me llega hasta el mismo tuétano. Cuando me tiendo en mi capuchino a descansar unas cuantas horas, Sergio se despierta y me pregunta que donde estamos. Le contesto con una expresión propia de mi éxtasis por los momentos que estoy viviendo: “por esos mundos de dios”.



DIA 14. 27 de julio. Miércoles.

Talvik – Isnestoften – Jokelddalsbreen - Burfjord – Badderen, Sekkemo - Sorstraumen – Olderdalen – Lyngseidet – Svensby – Breivikeidet – Fagernes – Tromso.


            Hoy nuestro destino es Tromso, pero para llegar a ver la catedral del Ártico aún nos quedan unos kilómetros que esperemos estén llenos de emociones, de novedades y de sorpresas.

            A las 9 y cuarto nos ponemos en marcha y hacemos una parada para disfrutar de la punta de Isnestoften, donde se unen los fiordos de Altafjorden y Langfjorden. Precioso. Vamos rodeando el fiordo y viendo diversas lenguas de glaciar. A continuación nos dirigimos a Langfjord y Alteidet donde, poco antes de llegar, en un cruce nos salimos de la E-6 para tomar a la derecha por una carretera local, cuyo número no puedo precisar. Llegamos hasta un punto en el que se divisa un glaciar, el Jokelddalsbreen, que parece tocar la orilla del mar en el fiordo. Aparcamos y estudiamos la posibilidad de acercarnos a él. No es nada fácil. Hay que pasar por unas portillas y está todo bastante embarrado. Cuando estamos decidiendo si merece o no la pena llegar hasta el glaciar, vemos que de regreso llega una pareja, a la que preguntamos sobre sus impresiones. Tras una corta conversación, optamos por sacar fotos desde esta distancia y tomar de nuevo rumbo para recuperar la E-6.
Ha merecido la pena llegar hasta aquí, aunque no nos hayamos decidido a ir caminando hasta el glaciar. Nos quedamos un poco “rascados”, pero ya habrá otra oportunidad de ver otro glaciar aunque, seguramente, totalmente distinto.            
           
            Pasamos por Burfjord, Badderen, Sekkemo, atravesamos un lindo puente que nos lleva hasta Sorstraumen, pequeño pueblo de pescadores y finalmente Karvik, que después de dejarlo atrás, la carretera nos lleva por una “ruta interior”, donde no se ve fiordo alguno durante un largo periodo de “casi cinco minutos”.

Ordeldalen-Lyngseidet. Primer fiordo.
            De este modo, golpe a golpe, salto a salto, parada a parada, llegamos al embarcadero de Ordeldalen, donde nos disponemos a subir a la primera barcaza del recorrido, con el fin de cruzar un fiordo. A partir de aquí vendrán muchos más.

            Quizás por ser el primer fiordo que cruzamos en barco o quizás por la belleza del paisaje a esta hora de mediodía, los 30 minutos que dura el viaje se nos pasan en un santiamén, sacando fotos e impregnándonos de la fresca brisa con la que se puede disfrutar en la cubierta. La mitad de los vehículos que van en el “garaje” se pueden ver desde el puente en el que estamos situados, ya que está abierto casi por completo.

            Tras desembarcar en Lyngseidet, la casi totalidad de los vehículos que descendemos del barco continuamos, uno detrás de otro, por la carretera 91, en una galopada que llega a estresarnos un poco. Como son todavía poco más de las 3 de la tarde y prisa no tenemos ninguna, en el primer ensanchamiento que encontramos en la carretera nos apartamos y dejamos pasar a todos los que llevan prisa. Continuamos camino disfrutando de los paisajes y sin nadie que por detrás te vaya empujando. De este modo podemos ir mucho más despacio e incluso parar si nos apetece.

Svensby-Breivikeidet. Segundo fiordo
            Poco antes de las 4 de la tarde ya estamos haciendo cola en el embarcadero de Svensby para coger la segunda barcaza y cruzar un nuevo fiordo. Curiosamente, en la cola nos volvemos a encontrar con todos los que nos han adelantado hace un ratito. Ya se sabe que no por más correr se llega antes. Es probable que tuviesen el temor de perder el barco de esta hora. En realidad la salida estaba prevista para las 15.45 y debe haber tenido un retraso. Cuando son las 4 y un par de minutos ya estamos saliendo con destino a Breivikeidet, adonde arribamos transcurridos unos escasos 25 minutos.

            Estas barcazas son las que hacen las veces de carretera sobre los fiordos. Hay tramos de carretera que se hacen en barco. Cuando desciendes en el nuevo pueblo continúas en la misma carretera. En este caso, veníamos por la 91, cruzamos en barcaza el Ullsfjorden y al desembarcar seguimos ruta de nuevo en la 91. En ella circulamos hasta las inmediaciones de Fagernes, donde tomamos la E-8 que nos llevará hasta Tromso.

            Sin excesiva dificultad encontramos el Camping que tenemos anotado y nos dirigimos a la recepción, cuando son las 6 de la tarde. Todo hace pensar que por aquí ha llovido bastante, aunque al llegar hace sol, pues muchas zonas del camping están bastante mojadas y tiene alguna que otra zona peligrosa, con amenaza de enterramiento.
           
En recepción nos cobran y nos dejan elegir el lugar para dejar la caravana y pernoctar, pero sin que existan plazas delimitadas. Es un camping de los llamados de “acampada libre”, lo que viene a representar, la mayor parte de las veces, en “búscate la vida” o “sálvese quien pueda”.

            Como pasa casi siempre en lugares de este tipo, en el centro de una gran parcela se encuentra aparcada una California de matrícula alemana, con un individuo que no parece ser alemán, o tal vez lo sea. Cuando estamos haciendo la maniobra para instalarnos lo mas lejos posible, el individuo sale de su caravana con una cinta en la mano y reclamando sus 100 metros cuadrados. Sin problema por nuestra parte volvemos a salir hacia el camino y nos colocamos lo más lejos posible, pero por el otro lado. De nuevo vuelve a salir el energúmeno y vuelve a reclamar sus 100 metros cuadrados, pero hacia el otro lado.

            Justo enfrente hay una autocaravana en la que una pareja está observando con atención todo lo que sucede. Al ver que bajo de mi auto con cara de pocos amigos y no en son de paz, se dirige hacia mí y me ofrece ayudarme a ubicarnos a su lado. Así lo hacemos. Luego nos cuenta que no es el primer percance que ha tenido ese campista en el día de hoy. Nos ofrece también conectar la corriente en el punto que lo hace él, haciendo un arreglillo de urgencia con unas regletas y unos ladrones múltiples.

Catedral del Artico. Tromso
            Una vez instalados, cómodamente, entablamos una entretenida conversación con nuestra pareja anfitriona, con unos vinitos y unas cervecillas de por medio. Francis domina perfectamente el inglés y además hace de puente perfecto para que yo no me pierda detalle de nada, pues mi inglés hablado es casi nulo.

            Mientras conversamos nos percatamos que en la parcela de enfrente vuelve a haber meneo. De nuevo el ínclito “californiano” se enfrasca con unos que acaban de llegar, pero éstos casi ni se inmutan. Son dos caravanas y se instalan una a cada lado de la California, asienten a todo lo que dice el exaltado, pero no le hacen ni puñetero caso. Con la mayor tranquilidad y disimulo del mundo le han hecho un sándwich. El hombre parece dirigirse a la recepción con ánimo de que le ayuden “a poner orden”, pero al poco tiempo regresa solo y rezongando. Los caravanistas han resuelto mucho mejor que nosotros. Nos reímos casi a carcajadas y es que desde la distancia, estas situaciones causan risa.

            Francis aprovecha para conectarse a Internet en recepción y hacer algunas cosas, Sergio busca y encuentra con quien jugar un rato y yo me siento a disfrutar en nuestra terraza particular.

Por como se están formando las nubes de repente, parece que no tardará mucho en volver a llover. Tomamos las medidas pertinentes por si esto ocurre durante la noche. Hoy descansaremos a pierna suelta, ya que nos retiramos a nuestros aposentos relativamente temprano. Mañana haremos la visita por la ciudad.



Día 15. 28 de julio. Jueves.

Tromso – Nordkjosbotn – Moen – Setermoen – Fossbakken - Bjerkbik – Lilleno.


            Nos vamos de visita por Tromso. Nos pertrechamos con abrigo y paraguas y echamos a andar. Vamos, en primer lugar a ver la Catedral del Ártico. La vemos por fuera, pues está cerrada, aunque se adivina su interior mirando por unas pequeñas rendijas con cristalera. Cruzamos el puente y nos vamos a la parte marinera. Tiene bastante vida y se ve mucho movimiento por las naves en las que se realiza la transformación o tratamiento del pescado para su posterior comercialización. Por aquí se mueve dinero.

            Leemos en una placa conmemorativa que parte de la zona portuaria hubo de ser reconstruida a partir de 1945, tras haber sido en parte destruida por el bombardeo que realizaron los aviones ingleses sobre el  buque de guerra alemán Tirpitz. También nos recuerda que Tromso fue durante un corto periodo de tiempo la capital de Noruega, tras la ocupación alemana.

Polarmuset. Tromso.
            Como no estamos para muchas tristezas nos dirigimos al Polarmuset. Este es un museo dedicado a las expediciones polares que siempre tuvieron de base para la partida precisamente esta ciudad.  Por todos los rincones se respira aventura y emoción y, en algunos casos, escalofrío, mucho escalofrío. Hay una reconstrucción del puente de un barco con la que me quedo encantado y no me puedo resistir a la tentación de sacarme una foto a la rueda, enorme, del timón. Conservan disecados perros, osos y demás especies. Exhiben asimismo el esqueleto

de un enorme mamífero marino así como los instrumentos necesarios para las cacerías de animales marinos propios de estas latitudes.

            Lo que más se respira en el museo es el enorme reconocimiento y respeto que se le tiene a la figura de Roald Amundsen y su obra y aportación, no solo a esta ciudad, sino al país y al mundo entero, en cuanto al conocimiento, fundamentalmente, de los extremos de la tierra.

            Al salir del museo no queremos marchar sin llevarnos un poco de Amundsen para nuestra tierra, por
Con Admundsen, en Tromso.
lo que nos hacemos varias fotos junto al busto del insigne aventurero y, por tanto, descubridor de “nuevos mundos”.

            Cuando son las 13 horas nos vamos de regreso al camping para poder salir antes de las 14, que es la hora límite para que no te cobren otro día. Es así que antes de las 2 de la tarde ya estamos saliendo por la puerta y, cruzando el puente una vez más, nos dirigimos nuevamente a la zona pesquera. Buscamos un aparcamiento, nada fácil por cierto, y le damos un nuevo repaso y repaseo a la zona.

            Cuando son algo más de las 15 horas nos ponemos en ruta hacia las Islas Lofoten. Nos hace especial ilusión, por lo poco que hemos leído y por todo lo que nos ha contado Francis, que parece conocerlo bastante bien, pues ha leído bastante y conoce historias que, al parecer, le ha contado su tía.

Hacia Lofotén. Paisajes espectaculares.
            Volvemos a recorrer el tramo de la E-8 hasta Nordkjosbotn, para allí volver a circular por la E-6 y pasar por Moen, Setermoen, Fossbakken y llegar al cruce de Bjerkbik donde, en lugar de continuar hacia Narvik, como teníamos previsto en nuestro cuaderno de ruta, tomamos a la derecha para dirigirnos hasta las Islas Vesteralen y luego Lofoten. Los paisajes son espectaculares, con abundancia de agua. Realmente nos sentimos como si estuviésemos “margullando”, con agua alrededor y agua que en cascadas nos cae por todos lados, además de la lluvia de la que disfrutamos y que hace trabajar a buen ritmo a nuestro limpiaparabrisas.

Asadero camino de Lofotén.
En las inmediaciones de Lilleno, a la vista del Vagsfjorden, encontramos un apartadero con unas mesas techadas, todo en madera, que nos activan inmediatamente nuestros deseos de regalarnos un buen tenderete. Aparcamos y en un santiamén estamos con la barbacoa en marcha, unas chuletitas y unos chorizos con mezcla de vaca y reno que habíamos adquirido en Honningsvag. Lo acompañamos con unos cubatitas de ron dominicano y ron canario. Pasamos un rato verdaderamente espectacular, con una buena ración de comida cargada en grasas, para afrontar el frío que se empieza a notar y un buen punto que ayuda a la conversación trascendente o algo  parecido.

            Comoquiera que de pronto comienza a llover, recogemos el  chiringuito y nos ponemos de nuevo en marcha para buscar un sitio más tranquilo donde dormir, lo que encontramos a unos pocos kilómetros.

            Una vez parados en el lugar de pernocta, Francis empieza a contar a Sergio historias de las Lofoten y el monstruo de A. Con éstas nos vamos a descansar, contentos con el día que hemos disfrutado.



Día 16. 29 de julio. Viernes.

Lilleno – Melbu (embarque hacia Lofoten) – Fiskebo - Higrav - Svolvaer - Alstad - Kvalnes - A - Moskenes – Bodo.


            Nos levantamos con ánimos renovados y a las 10.00 horas ponemos la autocaravana en ruta sin demora, no sin antes regalarnos un cafecito rehabilitador. Nos disponemos a visitar las Lofoten y dejarnos sorprender por sus paisajes. El tiempo se presenta bastante variable. Por momentos llueve con profusión, por momentos sale el sol y a poco que te descuides la lluvia te vuelve a sorprender y te moja si no estás atento y precavido. Circulamos dejando el Tjelsundet a nuestra izquierda, siempre por la E-10, para luego ver como el Gullesfjorden nos regala lindos paisajes por nuestra derecha. 

            Poco antes de llegar a la vista de este fiordo nos hemos encontrado con un cruce que nos llevaría hasta Fiskebo, pero no nos hemos decidido pues, según los mapas y las anotaciones que llevamos, la carretera no ofrece muchas garantías, además de que justo al pasar el cruce estamos “disfrutando" de un auténtico diluvio. En definitiva que seguimos por la E-10 y en ella continuaremos hasta Melbu.

Gran recibimiento nos brinda Lofotén.
            Al llegar a Melbu son las 12 del mediodía pasadas y nos dirigimos directamente al embarcadero, con el fin de cruzar el  Hadselfjorden y llegar hasta Fiskebo. El trayecto lo disfrutamos todos en cubierta, siempre con tierra a la vista. Tierras a un lado y a otro, aguas a un lado y a otro, pequeñas islas por doquier, blancas manchas de nieve en todas las montañas que nos rodean, regalos impagables para nuestra vista.


En menos de 30 minutos ya estamos de nuevo en carretera y nos dirigimos a Higrav, donde hacemos una parada en un mirador con una preciosa vista hacia el pueblo. El
Higrav, desde el cuidado mirador.
mirador está muy bien preparado y cuidado, con unas pasarelas de madera que protegen por completo todo el terreno que hay por debajo y ayuda a conservar la abundante y minúscula flora que allí existe. Este tipo de pasarelas para los turistas y paseantes las tenemos también en Morro Jable, en la playa del Matorral, precisamente para proteger las distintas especies que habitan en el Saladar. A continuación seguimos hasta Svolvaer, pueblo al que le damos un volteo sin bajarnos de la autocaravana, ya que la lluvia ha vuelto a hacer acto de presencia. Continuamos ruta hacia el “fin del mundo” y en Alstad tomamos una desviación a la derecha por una carretera mixta, entre asfalto y tierra en buen estado para circular. Nos hemos desviado con el fin de descansar un poco y comernos una sopa al estilo Lofoten, especialidad que descubrimos tiene patentada Francis. Guardado se lo tenía. Tras la copiosa comida y después de que Francis haya dejado un buen recadito y recuerdo en la orilla donde el Mar de Noruega viene a rendir pleitesía a las tierras de Kvalnes, nos ponemos de nuevo en marcha, no sin antes sacarnos algunas fotos a las puertas de la escuela,  para visitar el pueblo de A, que tantas incógnitas ha despertado entre nosotros.

            Es curioso pero cierto. Estamos tan obsesionados e intrigados por saber lo que nos deparará el pueblo de A que todo lo que vamos dejando atrás nos está pasando totalmente desapercibido, sin embargo los paisajes son de foto y auténticamente irrepetibles.

            Cuando el reloj está dando las 6 de la tarde llegamos, por fin, al pueblo de A.

Sin duda, estuvimos en A. ¿Y qué?.
            ¡¡No puede ser verdad!!. Aquí no hay absolutamente nada. Esto es única y exclusivamente el final de un camino, la estación terminal de un tren. Lo más destacable que encontramos aquí es el cartel que en la carretera indica que estamos en el pueblo de A. Quedamos un poco decepcionados, no tanto por lo que vemos sino más por lo que esperábamos encontrar que, en realidad, no era nada concreto; solo que esperábamos encontrar algo a lo que tomar una foto y poder recordarlo. Sin duda que lo recordaremos. Lo recordaremos como el pueblo que tiene el nombre más corto, A, y el camino más largo AAAAAAAAAAAAh. Sacamos las fotos de rigor junto al cartel anunciador y nos vamos hacia al embarcadero de Moskenes para dirigirnos a Bodo, de nuevo en el continente.

            La visita a las Islas Lofoten ha sido corta, llena de contrastes, con sensaciones variadas pero nos deja unos recuerdos y unas imágenes que, probablemente tarden en borrarse de nuestra memoria. Hemos alcanzado un nuevo hito de nuestro viaje. Queríamos conocer las Lofoten y las hemos pisado. Hemos estado poco tiempo, pero es que creemos que en estos momentos no tiene mucho más que ofrecernos. Probablemente si estuviésemos iniciando el viaje nos detendríamos más por ver con qué cosas nuevas nos sorprende pero, finalmente, consideramos que nuestro tiempo por estas islas ya ha concluido, al menos en esta ocasión. Si existe un próximo viaje, tal vez nos animemos a embarcarnos en la "aventura" del avistamiento de ballenas.

Esperando el ferry hacia Bodo.
            A las 20.00 horas está saliendo el barco que une Moskenes con Bodo y nosotros vamos subidos en él. Como se espera un trayecto de 4 horas, aproximadamente, Francis y Sergio se suben el ordenador portátil para jugarse unas cuantas partidas de Fórmula 1 durante la travesía. Yo, como casi siempre, voy en cubierta la mayor parte del tiempo, disfrutando de la fresca brisa que ya empieza a oler un poco más a salitre. Este será el trayecto más largo en barco que hagamos en todo el viaje.

            Llegamos sin novedad a Bodo a la 1 menos cuarto de la mañana. Ya es de noche. Se empieza a notar; por un lado, las fechas que van avanzando y, por otro lado, que hemos bajado algo en latitud. Debido a la hora, no nos complicamos mucho la vida para pernoctar y nos dirigimos de cabeza a una zona aledaña al embarcadero y en la que hay bastantes naves industriales. Echamos un vistazo de reconocimiento y lo encontramos perfecto para dormir. Solo hemos considerado conveniente acordar que el primero que se despierte debe avisar de inmediato a los demás para salir de aquí con premura, pues es previsible que la actividad en estas naves comience temprano en la mañana. Feliz descanso y felices sueños.



Día 17. 30 de julio. Sábado.

Bodo - Loding  - Saltstraumen - Skar - Polarsirkelen - Mo i Rana – Mosjoen.


            Como teníamos previsto, nos despertamos y salimos de aquí pitando. Yo no he podido dormir a pierna suelta, aunque he descansado bastante. Durante casi toda la noche se ha escuchado un considerable ruido, por el incesante trabajo que se realizaba por las inmediaciones del embarcadero. En el lugar que nosotros elegimos para dormir no ha habido ninguna actividad digna de reseñar y el ruido ha sido escaso, pero el ruido de los alrededores me acompañó en mi desvele. Sin embargo me encuentro bien descansado por la mañana.

Pescando. Corriente del Saltstraumen
            A poco de salir hacemos una parada para desayunar como reyes del mambo, después de cargar gasoil en la Shell Bodo. Vamos por la 80 hasta llegar a Loding, donde tomamos la 17 para observar el espectáculo del Saltstraumen, corriente impresionante que se produce debida a un estrechamiento por el que se comunica el agua del Skjerstadfjorden con el Saltfjorden y mar abierto. Cuando la marea sube o baja, esto es impresionante. Coincidimos aproximadamente con la hora de la pleamar y esto está lleno de gente pescando en este torrente espectacular. Ya se sabe que “a río revuelto, ganancia de pescadores”. No paran de sacar más y más pescado. Bueno, en una próxima ocasión intentaremos estar preparados para disfrutar también nosotros de una pesca que nos ayude a equilibrar nuestra despensa y nuestras proteínas.

            Una vez visto el espectáculo de agua nos ponemos de nuevo en marcha para ir ganando un poco de terreno con destino a Trondheim, ciudad a la que le dedicaremos un tiempo, tanto como se merezca y podamos, dependiendo del día y la hora en la que lleguemos. Probablemente hoy nos quedemos a mitad de camino. Nos vamos de nuevo en busca de la E-6. Circulamos por la 812, bordeando el Misvaerfjorden, y enganchamos con la Nacional poco después de Skar.

Frio y nieve en el Polarsirkelen.
            Ya en la E-6 disfrutamos con la compañía sugerente del río Lonselva, que nos distrae durante más de 30 kms. Disfrutando de la vista de una montaña en la que perduran aun bastantes restos de nieve nos tropezamos, como de repente, con la instalación que indica que estamos de nuevo en la línea del Círculo Polar Ártico. Siete días después de haber cruzado el Círculo Polar hacia el norte por Rovaniemi, nos encontramos cruzándolo de nuevo pero ahora hacia el sur. Por momentos me da la impresión que algo importante ya queda atrás. Es como si regresásemos a la realidad o, al menos, como si ya estuviésemos casi al lado de casa.

            Venga, dejémonos de chorradas que aun queda mucho por ver y mucho por disfrutar. Después de dejar aparcada la autocaravana en el aparcamiento, enormemente grande, nos introducimos en la instalación y nos hacemos con unos recuerdos que completen la montaña que llevo para mi hijo pequeño. Nos hacemos con el certificado de paso por el Círculo, sacamos algunas fotos junto a las dos rocas laminares de la entrada y nos metemos en la autocaravana, con un frío que pela. Es, posiblemente, el momento que más frío hemos pasado en todo el viaje; mucho más frío que en Cabo Norte.

            A poco de volver a ponernos en marcha se nos vuelve a acercar otro río para acompañarnos, casi de la mano. Es el Rana, lo que nos hace suponer que ya estamos cerca de Mo i Rana.

            Es interesante Mo i Rana, situado en el fondo de un fiordo. Tiene bastante actividad por sus calles, aunque parece un sitio tranquilo. No teníamos anotado en nuestro cuaderno una parada de destacar en este lugar, por lo que seguimos rumbo al suroeste, con el fin de llegar hoy hasta Mosjoen o sus inmediaciones. En cualquier caso, si pasamos por algún lugar que nos resulte interesante, con buenas vistas y tranquilo para dormir, nos quedaremos sin pensarlo mucho. Es así que poco después de haber dejado atrás el fiordo de Nodrana, en cuyo fondo estaba Mo i Rana, y que hemos seguido por su orilla, dejándolo siempre a la derecha, nos encontramos unos aparcamientos muy curiosos, muy amplios y muy tranquilos, con Mosjoen a la vista y disfrutando de un fiordo de foto. Buscamos la horizontalidad para la auto, clavamos el freno de mano y ¡a disfrutar!. No nos moveremos de aquí hasta mañana.



Día 18. 31 de julio. Domingo.

Mosjoen - Laksfossen – Trofors - Majavatn – Trones -  Gartland - Grong - lago Snasavatn - Steinkjer – Vangshylla - Trondheim.



            Hoy llegaremos a Trondheim. A las 12 de mediodía, después de disfrutar de los alrededores de la zona en la que hemos pernoctado, nos ponemos en marcha para llegar, en menos de media hora, a las cascadas y remolinos de Laksfossen. Esto es impresionante. La cascada tiene 16 metros de caída y el lugar está rodeado de pinares. Parece que toda la fuerza del mundo se concentra en este lugar, donde el agua en su caída produce un estruendo ensordecedor. Las gotas de agua salpican hasta muchos metros de distancia y nuestro pelo tiene un brillo espectacular, lleno de minúsculas gotitas que reflejan la luz del sol, que hoy luce en toda su dimensión.
            Sacamos un buen número de fotos y nos regalamos un aperitivo en el chiringuito-mirador que allí está ubicado. Nos ponemos de nuevo en marcha camino de Trondheim. Vamos dejando atrás Trofors, Majavatn con su lago, Trones, Gartland y Grong, tras un recorrido entre cascadas y pequeñas centrales eléctricas que, si no fuese porque somos de donde somos y este contraste aún no nos ha cansado, diríamos que es un poco monótono.

Islas en el lago Snasavatn
            Son las 16 horas cuando hacemos una parada, en las proximidades de Snasa, para contemplar el impresionante lago Snasavatn. La carretera orillea por el lago, en su parte noroeste y la orilla opuesta está casi a tiro de piedra, más parece un río o un fiordo. Sin embargo, el final del lago no logramos verlo. Volvemos a embarcarnos para hacer millas y vemos más y más islitas en el lago. El disfrute es enorme. Así pasamos más de una hora, hasta que, de repente, nos quitan el lago de nuestra pantalla panorámica y enseguida nos topamos con una población importante, Steinkjer, que representa, entre otras cosas, el inicio del Beitstadfjorden que conecta con el Tromheimfjorden en el estrechamiento de Vangshylla, que vamos a visitar, tomando a la derecha la carretera 761, a poco de dejar atrás Steinkjer. Precioso. Menos mal que usamos máquinas digitales con memoria para más de 500 fotos. No me imagino lo mal que lo pasaría con una de esas máquinas de carretes de ¡¡36 fotos!!, ya desfasadas y tan antiguas, que hasta hace dos años aun usaba, pues no tenía otra.

            De regreso tomamos la 755 (durante un tramo coincide con la que hemos traído) para volver a la E-6 que nos llevará hasta Tromheim.

Trondheim
            A las 21 horas llegamos a  Tromheim, donde encontramos un aparcamiento en una calle de escaso tráfico y echamos el freno de mano. Ya se nota que empieza a existir la noche, aunque ésta sea corta aún.

            Damos un paseo de reconocimiento para hacernos una idea de cómo podemos organizar el día de mañana, que tenemos pensado pasar visitando la ciudad. Estamos algo cansados y regresamos pronto, tras cruzar un puente sobre el canal y regresar por otro. No estamos hoy para muchas películas y a las once y media estamos tomando posición en los catres.



Día 19. 01 de agosto. Lunes.

Tromheim  - Adelsnes


            Nos hemos levantado temprano para aprovechar bien la mañana visitando la ciudad. Volvemos a cruzar el puente y nos dirigimos a la Catedral. Todo lo que le rodea está lleno de vida. La fachada es impresionante y nos sentamos un buen rato a observarla e intentar captar distintos detalles. Por aquí, ya de buena mañana pulula bastante gente. Vemos el palacio de Arzobispo y posteriormente pasamos por delante del palacio real. Lo utilizan los reyes como residencia cuando vienen a esta ciudad.

            Tromheim es una ciudad importante, quizá la tercera en importancia de Noruega, tras Oslo y Bergen. Bueno, eso es lo que dicen nuestros apuntes.

            Siguiendo nuestro paseo, quedamos impregnados de tanto arte que por sus calles se ve y se puede gozar. Casi por cualquier rincón se puede disfrutar con músicos, cantantes, malabaristas, pintores, etc.

            A las 11.30 horas damos por terminada la visita a la ciudad y nos dirigimos a la autocaravana, nos ponemos en marcha y vamos ganando sur.

Agua y más agua, camino a Adelsnes

Tenemos la posibilidad de llegar hoy hasta Bergen, pues tenemos muchas horas por delante, pero no lo vamos a hacer. En nuestro cuaderno tenemos como uno de los hitos más importantes de este viaje, subir por la carretera de los Trolls y no estamos dispuestos a renunciar a ello. Por lo tanto, replanteamos el día y nos proponemos dormir en Adalsnes. Tenemos todo el tiempo del mundo para llegar.

            Los paisajes vuelven a ser espectaculares, pero ahora llenos de montañas y de cascadas y más cascadas. Durante este tramo de disfrute, paradas, fotos, restos de nieve en las alturas y demás, no nos ha llovido demasiado. Sin embargo, la carretera está mojada en todo el recorrido. Cuando bajamos de la autocaravana en todos los puntos que podemos, sentimos una humedad penetrante, que cala hasta los huesos. Es lógico, adonde quiera que mires ves como cae el agua en cascadas.

            Cuando son las 21.00 horas, aun con el sol haciendo su trabajo, sin intromisión ni molestias por parte de nube alguna, estamos instalados en el Camping y dando un paseo por las inmediaciones. Caminando un poco llegamos hasta una exposición de caravanas y autocaravanas en el enorme aparcamiento de una tienda de compraventa.

            A lo lejos observamos un cartelón de la casa Ford. Mañana, al salir del camping iremos a hacer una visita al pueblo e intentaré conseguir escobillas nuevas para el limpiaparabrisas. Empiezan a estar defectuosas porque se les ha sometido a un trabajo muy intenso en lo que llevamos de viaje y no estaban nuevas cuando salimos de Asturias.

            Antes de la medianoche estamos todos durmiendo a pierna suelta y tapados hasta las orejas con todo lo que tenemos de abrigo. Es la noche más fría desde que iniciamos esta aventura. Más que fría creo que es húmeda.




Día 20. 02 de agosto. Martes.

Adelsnes – Trollstigveien (Rv 63) - Trollstighytta - Linge - Eidsdal - Carretera de las Águilas - Geiranger.


            Vaya frío hemos pasado. Los tres tenemos los cachetes algo colorados y nos quejamos y discutimos un poco, cada uno convenciendo a los demás que fue el que más frío pasó y menos abrigo tenía. Lo cierto es que pusimos en circulación todas las prendas susceptibles de aportar algo de calor. Bueno, ya pasó.

            Mientras desayunamos nos vamos animando, porque estamos seguros que hoy puede ser uno de los días más interesantes y aventureros del viaje, después de Cabo Norte. Tal vez el de hoy sea más emocionante incluso.

            En mi cuaderno está señalada la etapa de hoy con muchísimos detalles para la emoción y el disfrute. Vamos allá.

            Nos dirigimos primeramente al pueblo para intentar adquirir las escobillas y las conseguimos sin problema.

            Como prevemos que hoy el día va a ser muy movido, con curvas y cambios de rasante, intentamos estibar todas las cosas con mucho mayor cuidado, si cabe, que el resto de los días.    

Por aquí andan los trolls haciendo de las suyas.
            Son las 10.30 horas y tomamos el arranque en la carretera Rv-63, una de las carreteras con mayor caché para el rutero y que todo autocaravanista que la haya transitado tiene algún comentario de ella y una especial recomendación para sus amigos. Se habla de ella como una de las siete maravillas a visitar, dentro del mundo del autocaravanismo.


            Nos adentramos en el valle de Romsdalen y circulamos por la carretera de los Trolls o Trollstigveien. Transitas por el valle, en un lento y continuo ascenso, con el acompañamiento, escolta, resguardo y protección de dos auténticos guanches en forma de paredes casi verticales y de las que cae agua constantemente y en miles de cascadas de tamaño
Trollstigveien desde abajo. Agárrense
dispar. El firme de la carretera es bueno. Cada vez que podemos, cuando no tenemos ningún vehículo detrás al que molestar, paramos y sacamos fotos rápidas, como si de ladrones de imágenes se tratara. Nos bajamos, sacamos las fotos y seguimos avanzando unos cuantos metros más, donde realizamos la misma operación más y más veces.

            Dejamos atrás un punto en el que hay una valla de paso, que en este momento está abierta, y nos disponemos a realizar el ascenso del vértigo, por un tramo de carretera en ascenso de un desnivel considerable y arañada a golpe de pico y pala en las paredes de una roca casi vertical. Me imagino que la valla es para cerrar el paso en las épocas del año en las que esta subida sea realmente impracticable, debido a la nieve y el agua, es decir, probablemente esté cerrada 8 meses al año o tal vez más.

Trollstigveien en plena subida
            Personalmente he realizado ascensiones  por tramos de carretera más empinados que éstos. Por ejemplo, la subida al Naranco, que he hecho en bicicleta, o caminando, el Angliru, que lo he subido (y bajado) con la autocaravana, la carretera que en Gran Canaria une Mogán con las presas del macizo central de la isla, la carretera de Taganana en Tenerife, etc. Pero he de decir que ninguno de los tramos anteriores me ha causado tanto impacto como este de la carretera de los Trolls. Seguramente porque tiene un poco de cada uno de los tramos citados. Pendiente, anchura (más bien estrechez), las fugas hacia la derecha, el hecho de que desde cualquier punto de la subida se puede ver casi todo de lo que llevas de subida y de lo que te falta, el agua de las cascadas y torrentes, la luz y también porque me gusta, me apetece y me apetece que me guste como ninguna otra cosa en este momento. Al fin y al cabo, este paisaje es el más bonito que podemos disfrutar en este momento, por lo tanto es el más espectacular del mundo.

Trollstigveien y Valle de Romsdalen, desde la plataforma Trollstighytta
            Durante la subida continuamos parando cada vez que podemos para dejar constancia en imágenes de las bellezas del lugar. Al llegar a una curva a la derecha, cerrada como las demás, tenemos la suerte de estar solos en la carretera, por lo que paramos casi un minuto y nos dejamos duchar por el agua de una gran cascada, la Stigfoss. Al alcanzar el alto nos encontramos en una plataforma, Trollstighytta,  en la que caben tropecientos mil coches y muchas, muchas autocaravanas. Buscamos aparcamiento y hacemos lo que todo el mundo. Máquinas en mano y cartera en el bolsillo.

            Este lugar tiene un espectacular montaje de chiringuitos que te ofrecen todo tipo de souvenir. Hay trolls de todos los tamaños y con todo tipo de expresiones. Cojo uno para llevárselo a mi hijo Ángel y también me hago con el certificado de haber superado la prueba del ascenso por esta carretera de montaña, así como una foto preciosa de la misma. Creo que esta foto ya tiene hasta un lugar esperándola en casa.

            Paseamos por donde podemos y nos acercamos hasta el límite de la plataforma para disfrutar, una vez más, de las fantásticas vistas de todo el valle de Romsdalen y de la serpenteante carretera. Buenas fotos, un poco de juego con los enormes trozos de nieve, casi petrificada, lavado de manos y cara en el agua que corre antes de caer “al abismo” y regreso de nuevo a la autocaravana. El día ha empezado de cine.

            Cuando aun no son las 12 nos ponemos de nuevo en marcha y seguimos rumbo hacia Linge. Transitamos por una carretera prácticamente llana, como si de Castilla se tratara, rodeados de pequeños lagos, montañas y miles de pinceladas de blanca nieve por todos lados. Cuando llevamos menos de diez minutos de la reanudación de la marcha, nos encontramos con una pequeña ladera junto a la carretera, que está cubierta de nieve. No lo podemos evitar; paramos, cogemos unos impermeables para hacernos con ellos una especie de pañal y subimos la loma varias veces para poder disfrutar como enanos dejándonos deslizar en la caída. ¡¡ Cómo hemos disfrutado !!.

            Los paisajes nos tienen absortos y cada instantánea es parecida a la anterior, pero siempre encuentras algo que la hace diferente. Paramos con muchísima frecuencia, básicamente por tres razones: una, porque en la carretera encuentras constantemente pequeños apartaderos; dos, porque estamos de vacaciones y prisa, lo que se dice prisa, no tenemos ninguna y tres, porque la carretera tiene muy poco tráfico. No logro explicarme como es posible que unos kilómetros más atrás hubiese tantos vehículos aparcados y no se vea apenas movimiento de tráfico rodado por aquí.

Disfrutando la bajada del Storfjorden
            Al iniciarse la bajada del Storfjorden ponemos dos bicis a trabajar. Francis y Sergio pedalean y ruedan sin mayor esfuerzo. En un corto tramo Francis y yo cambiamos los roles, pero solo lo justo para poder sacarme una foto haciendo deporte. Sergio, por su parte, se lo pasa bomba con sus gafas y su cara de velocidad.

            Junto a la carretera circula el río, que en algunos puntos forma una cascada con gran sonoridad.

            Antes de llegar a Linge vemos campos con gran cantidad de fresas. En algunos puntos, a la orilla de la carretera, hay una sombrilla y una mesa con cajitas de fresas. No hay nadie allí y se venden por el método del autoservicio. Depositas en una caja tres euros y coges una caja de fresas. Así de fácil. Otro mundo.


            A la una y media estamos en Linge, subiendo al barco que nos lleva hasta Eidsdal y que tarda nada, lo que duran tres canciones de Sabina. Comenzamos de nuevo un ascenso hacia el camino de las Águilas y, de buenas a primeras, tenemos ante nuestros ojos la postal que con más frecuencia se enseña de Noruega en todo el mundo: el fiordo de Geiranger. En una curva nos salimos y aparcamos. Nos colocamos en una plataforma metálica que hace de mirador y está literalmente colgada, con el vacío bajo tus pies y con una vista del Geirangerfjord espectacular. Al fondo se encuentra Geiranger y con un gran desnivel desde donde nos encontramos.
Geiranger. Sin comentarios. Solo ver y disfrutar.
            Tengo ganas de volver a sentir la emoción de una gran bajada en bici, como las que hacía, hace ya bastantes años, al bajar desde la Cruz de Tejeda hasta Las Palmas de Gran Canaria, con una diferencia de altura que ronda los 1500 metros. Cuando se lo comento a Francis no pone ninguna pega y él bajará la caravana para que yo pueda disfrutar. ES - PEC - TA - CU - LAR . Por momentos bajaba a 90 kms por hora, luego curva, aerodinámica de nuevo y piñón de 11 con plato 54. Adrenalina pura. Gracias Francis por permitir que me sintiera rejuvenecido.

Tal como vino, se fue ante la mirada de los turistas
            Varios hidroaviones transitan por el fiordo. Llegamos al pueblo y nos vamos directamente al camping. Nos instalamos y disfrutamos del fiordo desde nuestra terraza particular. Se ve bastante movimiento por el pueblo. Nos acercamos al embarcadero para ver los horarios de salida que tienen  los barcos. Hay dos compañías. Mañana tomaremos el que mejor nos venga en función de la hora.


            La vida de Geiranger gira en torno a los turistas que hasta aquí llegan, al menos en esta época del año. Cualquier pequeño espacio es
¡¡ Una maravilla !!
aprovechado para poner un puestito de souvenir. Por nuestra parte adquirimos solamente la pegatina para la auto y nada más. Nos vamos a dar un paseo para ver Geiranger desde el mirador que está por encima del pueblo y la verdad que ha merecido la pena. La cuesta para llegar es más que empinada, pero la vista desde ese punto es verdaderamente única.

         Después de cenar, los adultos nos regalamos un traguito, más que nada para mantener en su punto justo tantas y tantas emociones que hemos vivido hoy.



Día 21. 03 de agosto. Miércoles.

Geiranger - Hornindal – Stryn - Loen - Olden - Briksdal - Skey – Songdal – Hella.


            Pero, ¿qué estamos viendo?, ¿será posible?. Justo delante de nuestras narices hay un supercrucero fondeado y otro también grande pero que, al lado del primero parece verdaderamente minúsculo. El supercrucero parece tan grande como el propio fiordo.

            Han llegado durante la noche y de manera sigilosa han fondeado sin que nadie, al menos nosotros, nos hayamos enterado. Ya de buena mañana comienzan las barcazas a dejar en el embarcadero a los turistas y van todos, casi en fila, a hacerse con los recuerdos propios del lugar y de nuevo al embarcadero para regresar al barco.

            En menos que canta un gallo ya han cumplido con la visita y sueltan amarras para dirigirse a otro lugar. Esto es lo que tienen estos cruceros: media hora para esto, 10 minutos para aquello, nos vamos para tal otro lugar a disfrutar de una nueva “aventura” y en un pis – pás ya se ha terminado y todo el mundo de nuevo para su casa. Yo prefiero esta vida de caracol que llevamos, aunque solo sea durante 30 ó 40 días al año, con parada y fonda en cualquier lugar que te llame la atención y con poca prisa y horarios los justos.


            Hoy comenzamos otra nueva etapa del viaje. Nuestro próximo hito de cabecera e ineludible es Bergen, pero habrá más, mucho más en el intermedio.

            Abre bien los ojos, chaval. Intenta percibir todo cuanto puedas y que tu retina sea capaz de almacenar todo cuanto vas a ver, tu nariz sea capaz de oler esta variedad y tus oídos puedan percibir la multiplicidad de sonidos que se producirán a tu alrededor durante la próxima hora.

            Preparados, preparadísimos, tomamos el barco de las 12.30 horas. El día está espléndido. Aún así me preparo con el chubasquero, pues pienso pasar todo el trayecto por estos fiordos en la cubierta, con la cámara de fotos trabajando a pleno rendimiento y no quiero sorpresas de lluvias ni lloviznas.

            En cuanto sueltan amarras se empieza a notar el tipo de viaje que realiza cada uno de los pasajeros. Comienza una ligera llovizna, no muy molesta para mí, voy preparado, que hace que la mayoría de los turistas que van sentados, o de pié, en la cubierta se vayan a refugiar en el interior, sacrificando la visión de la grandiosidad de este paisaje. Montañas que caen a plomo sobre las aguas, casi en caída libre, las diferentes tonalidades de azules, verdes y marrones que nos regala la luz del sol y sus reflejos por doquier. Veo desde abajo la carretera que ayer bajamos en bici a aquella velocidad y pienso que realmente debo estar loco para haberlo bajado de esa manera y también noto que estoy loco de contento por llegar sin novedad a la base de esa enorme pared.

Comienzo a contar las cascadas hasta que pierdo la cuenta. La unión del fiordo de Geiranger con el Sunnylvsfjorden es de foto, postal, cine, reportaje de promoción y reclamo turístico y para mí representa, como no, un indescriptible e incompartible remanso de paz. Noto como se me están cargando las pilas lentamente, pero sin pausa.
            Poco a poco, de un modo muy sutil, el capitán va haciendo caer el barco a babor y nos coloca en la proa una nueva postal. Seguimos navegando sobre esta balsa de aceite, entre dos paredes que en las alturas tienen frecuentes pinceladas blancas, como pintadas para ser disfrutadas por nosotros, y al fondo se va haciendo cada vez más visible nuestro bello destino, el pueblo de Hellesylt, al que llegamos después de 55 maravillosos minutos de “flotación”.

Con una efectividad que ya quisiéramos por latitudes más bajas, en menos de 5 minutos está desalojado el
Camino del glaciar Jostedalsbree
barco, que iba petado de vehículos, y ya volvemos a circular por el asfalto, tomando la carretera 60 que nos llevará hasta Hornindal y tras media hora de camino tomamos a la izquierda, justo en el disfrute de una espléndida vista del Hornindalsvatn, hacia Stryn, Loen y Olden, donde hacemos una escala técnica, para comer y realizar unas pequeñas compras. De nuevo en marcha nos “subimos a la carretera" hacia Briksdal, tramo que será de ida y vuelta, con el fin de visitar y disfrutar de su maravilloso glaciar. En el final de esta carretera nos encontramos con un excelente aparcamiento, no muy grande pero que nos permite encontrar una plaza para nosotros sin demasiada dificultad. No se ven matrículas de Italia en las autocaravanas, lo cual favorece que todas estén perfectamente aparcadas, ocupando justo el espacio que necesitan para lo que es este estacionamiento: aparcar, pertrecharse, caminar una horita hacia el glaciar y un poco menos de vuelta. Osea, que se utiliza la plaza durante tres horas, por lo que no es necesario dejar esos enormes espacios “de protección” que dejan estos europeos de la bota, sobre todo cuando van por parejas o tríos de autocaravanas.

            Bueno, nos ponemos en marcha y disfrutamos bastante con la caminata. Es un camino agradable y no muy exigente. Sergio no está muy por la labor de seguir el ritmo de marcha que llevamos y a cada poco quiere hacer una parada, proponiendo en más de una ocasión el quedar en ese lugar y esperarnos allí hasta que volvamos. No sé como lo conseguí pero finalmente llegamos los tres a la meta. A la vista de aquella postal ya se acabaron los remilgos, cansancios y mimosidades. Esto es realmente maravilloso. Que pena que no le queden muchos años. Con esto del cambio climático y el aumento de la temperatura global, no creo que dentro de veinte años se pueda disfrutar en el esplendor que presenta en estos momentos. Hay un punto donde se marca hasta donde llegaba el glaciar hace menos de 200 años. Al regreso, por mera curiosidad, voy a medir la distancia aproximada.

            A la vista del glaciar hacemos lo que hacen todos los que hasta aquí llegan: tocar el glaciar, sacar fotos, disfrutar con los azules matizados que ofrece, sentarte un poquito y regresar. No me olvido de medir la distancia y, cuando estamos de nuevo en los palotes, mi contador de pasos (irregulares) marca los 475. ¿Qué distancia entonces ha retrocedido  el glaciar en 170 años?. No me interesa demasiado afinar y saberlo con exactitud pero le calculo unos 400 metros. ¿Tomaremos medidas?. No eludo mi responsabilidad y reconozco que yo hago bastante para calentar esta olla en la que se va cociendo nuestra vida. Tengo coche y lo utilizo más de lo estrictamente necesario, fumo 3 ó 4 cajetillas de cigarrillos a la semana, me encanta ir de asadero con la familia o los amigos y además, no soy yo sólo el que hace todo esto. Ya se sabe que una preciosa playa no es más que un cierto número de granos de arena y granito a granito nos la podemos cargar entre todos.

            El regreso es algo más rápido que la subida y nos encontramos con vistas que no habíamos disfrutado. Bajamos gran parte del trayecto por otro camino, cosa que hacen bastantes otros turistas como nosotros. Es el camino por el que suben los carruajes con turistas que no tienen ganas de caminar o que disfrutan trasladándose al pasado, cuando éste era un medio de transporte, en algunas ocasiones, para los intrépidos descubridores. Extasiados quedamos montados sobre el puente, con la linda cascada y el río que transcurre por debajo.
            Compramos algunos detalles en la tienda de souvenirs y ponemos la autocaravana en marcha para desandar los 20 kms hasta Olden. A la subida íbamos tan pendientes de las curvas y de la visión que a cada curva teníamos del glaciar desde lo lejos, que ahora nos damos cuenta de las maravillas que hay, tanto en la distancia como en los terrenos aledaños a la carretera.

            Llegados de nuevo a Olden retomamos la carretera 60 por la transitábamos hace unas horas, pero hemos tomado a la izquierda para bordear de nuevo el fiordo por su lado sur. Divino. Al llegar a Skey nos equivocamos de sentido pero rectificamos enseguida y nos vamos por la 5 hacia Songdal, cruzando por los túneles que atraviesan los glaciares. Bastantes toneladas de hielo llevamos sobre nuestras cabezas y a la salida vemos como alguna cola del glaciar se besa con el fiordo o con algún lago. Hemos tenido que pagar alrededor de 20 euros. ¡Vaya obra, compañero!.

            Al llegar a Songdal tomamos hacia la derecha la carretera 55 para dirigirnos a Hella, carretera que transita por el borde mismo del otro fiordo, el Sognefjorden, que nos acompaña hasta Hella, adonde llegamos a las 23.00 horas, por lo que decidimos que la etapa de hoy ha terminado. ¡Otra etapa para no olvidar en mucho tiempo!. ¿No podríamos vivir estas experiencias todos los años?. Bueno, disfruta cada instante y todo esto aprovéchalo mientras dure.

            Encontramos un lugar plano para pasar la noche en las proximidades del embarcadero. Hay una señal que parece prohibirlo, pero nos movemos un poquito y a dormir.



Día 22. 04 de agosto. Jueves.

Hella - Vangsnes - Vik - Vinje - Tren de Flam – Myrdal - Voss – Bergen. 


            Hoy, si podemos, llegaremos a Bergen. Pero antes queremos disfrutar con la travesía y sus sorpresas. Nos subiremos en el tren de Flam.

            Desde que empieza el movimiento en el embarcadero nos preparamos un buen desayuno y a las 10.00 ya estamos saliendo en el ferry hacia Vangsnes. La travesía es fantástica, aunque hay algo de niebla pero que no impide disfrutar del trayecto y de los paisajes de este cruce o desparrame de fiordos. No me canso de sacar fotos. Los compañeros de viaje no están tan despiertos y creo que no lo disfrutan tanto. Realmente es que están cansados. Después de tres semanas de correr tanto por estos mundos y de ver tanto como hemos visto, es normal que estén cansados. Su capacidad para seguir sorprendiéndose se está agotando por momentos. Después de Bergen les propondré una bajada más o menos rápida, para descansar varios días por la Asturias próxima y al tiempo infinita.

            En menos de 20 minutos ya estamos descendiendo del barco en Vangsnes y nos movemos por la carretera 13 que a mi me encanta. Es un poco propensa a la tensión, pero a mi son las carreteras que me gustan, esas en las que tras cada curva te encuentras una sorpresa: una vista digna de foto, un bicho en la carretera, una cascada que te lava el parabrisas o un camión que se te acerca “a toda pastilla” y que parece imposible que podamos caber los dos.

            Una vez pasado Vik dejamos de disfrutar con la compañía del fiordo para iniciar un tramo de carretera en continua subida, que se empina cada vez más. Velocidades cortas y a disfrutar. Con un tráfico escaso, casi nulo, gozamos como niños. Si un tramo te parece empinado, detrás de la siguiente curva se inclina un poco más. Es una gozada. Después de dos kilómetros ya hemos llegado a lo alto y la carretera se hace casi plana durante un ratito. En el alto paramos con el fin de observar la carretera desde arriba. Realmente este paisaje no es tan bonito como el de la carretera de los Trolls o la carretera de las Águilas. Bueno, para gustos se hicieron colores. La carretera de montaña de Vikafjellet nos resulta entretenida, aunque las vista desde lo alto no es lo que imaginábamos, aun teniendo su encanto, con las manchas blancas en el paisaje, que son la aportación que los neveros hacen a la imagen que entra por nuestra retina y por el objetivo de nuestras cámaras.
            Al llegar a Vinje abandonamos la 13 para tomar a la izquierda y continuar por la 50. Curiosamente, según el mapa de carreteras que llevamos, esta carretera es, durante un tramo, la E-16 que viene desde Oslo también, al igual que la 50, pero que durante el tramo que va desde Gudvangen hasta Laerdal el trayecto lo haces por el fiordo, subido en una barcaza. Curioso de verdad. Navegando por el fiordo debes considerar que estás circulando por la misma carretera, E-16, como en un tramo de peaje. Bueno, este tramo acuático no lo vamos a hacer. Seguimos camino y dejamos atrás Gudvangen para introducirnos en dos túneles enormemente largos, uno más que otro, tras los que llegamos, casi sin darnos cuenta a Flam. El trayecto hasta aquí ha sido realmente encantador. Solo en este tramo de carretera hemos visto caer más agua que toda la que podamos ver caer en nuestras islas a lo largo y ancho de nuestra vida.  Buscamos una plaza de aparcamiento, nos comemos unos bocatas y allá que nos vamos a la estación a sacar los billetes. Nos vamos a dar un paseíllo en uno de los trenes con más fama del mundo.
El tren de Flam


           El montaje que hay en Flam es espectacular. Todo gira alrededor del Tren de Flam. La explanada para aparcamiento de vehículos es enorme, en el muelle están atracados dos cruceros, de uno de los cuales se ve como sale una fila interminable de personas, tal que hormigas saliendo de su agujero, que se dirigen a la estación para hacer lo mismo que nosotros y que todos los que por aquí estamos y la estación, bastante coqueta y cuidada, en la que hay tres ventanillas de las que salen tickets, tickets y más tickets para subir al tren que lleva hasta Myrdal. Pero lo verdaderamente importante de este trayecto no es precisamente el destino, sino el trayecto, por lo empinado, por los lugares y vistas que hay
Nanúfares.
durante el camino, por las paradas que realiza, que en una de ellas te puedes bajar para disfrutar de la maravillosa cascada de Kjosfossen, con ruido ensordecedor, al que acompaña una relajante música y en la que aparece un par de ninfas que verás solo si estás muy atento, pues salen, realizan varios acompasados movimientos de ballet y desaparecen. No paro de sacar fotos y más fotos. Mis chicos están bastante cansados y se les va notando cada vez más.

            Al llegar a Myrdal descendemos del tren, nos damos un garbeo de reconocimiento y decidimos realizar el trayecto de bajada en el primero que podamos. Nos colocamos estratégicamente con el fin de estar siempre del lado bueno para el disfrute del paisaje. Si impresionante había sido la subida, no lo es menos la bajada. Son las 15.30 horas y damos por finalizada la visita. Ya no hacemos nada aquí. Nos vamos para Bergen, que nos interesa llegar de día. Desandamos el camino hasta Vinje y recuperamos nuestra estancia y disfrute de la carretera 13, pero ahora en dirección a Voss.

            En Voss hacemos una parada con el fin de tomar una decisión acerca del camino a seguir hasta Bergen. Si tomamos el camino de la izquierda, que conduce a Granvin, disfrutaremos de un trayecto que parece tener muy buena pinta, con unos buenos kilómetros por el borde del Hardangerfjorden entre Granvin y Norheimsund. Si tomamos el camino de la derecha pasaremos por Dale y a partir de ahí estaremos acompañados por el Veafjorden hasta casi llegar a Bergen. Finalmente nos decidimos por esto último, fundamentalmente porque es más corto el trayecto, más rápido, estamos un poco cansados y yo, por buscarle algo positivo a la decisión, expreso la conveniencia de llegar al lugar de pernocta cuanto antes, para no tener problemas de ubicación.

            Cuando son las 19.30 h. y después de habernos “perdido” durante un rato, entramos en el Bobil Camper de Bergen. Cuando nos dirigimos a la curiosa recepción nos encontramos con un genial personaje que demuestra conocer a la perfección lo que es el autocaravanismo y cuales son las necesidades de los que llegan a “su casa”. Es, probablemente, la persona más práctica y resolutiva que hemos encontrado hasta ahora en esta aventura. Ningún problema es problema. Todo tiene una solución, un remedio, un apaño y un “no problem”. Me hace recordar a mi gran amigo Pedro Texaco, que no se limita a servir combustible en el muelle deportivo de Las Palmas de Gran Canaria, sino que además es el mejor guía turístico, gestor de dificultades, intermediario entre navegantes con problemas y profesionales de reparaciones o proveedores de víveres. Todo ello sin otro interés que el servicio a sus “clientes” que marchan a la aventura de las Américas.

            El buen hombre nos ubica en una de las dos únicas plazas que quedan libres y que es justo a la orilla del fiordo y con una vista privilegiada, aunque con bastante humedad en el piso. Nos dice que mañana habrá bastantes salidas y que nos guardará una plaza en un lugar algo más elevado y, por tanto, más seco. Nos resuelve un pequeño problema que tenemos con nuestra conexión eléctrica y nos facilita la llegada del agua para llenar el depósito de la auto. Verdaderamente, con este trato da gusto salir por esos mundos.
Bergen. Vuelta de reconocimiento

            Bajamos nuestras bicis y nos damos un primer garbeo de reconocimiento a la ciudad de Bergen. Con la caída de la tarde los colores de sus casas adquieren unos matices que no siempre capta la cámara de fotos, por lo que intentamos que queden grabados en nuestra retina. Lo que vemos justifica de sobra el que sea considerado Patrimonio de la Humanidad. Mañana nos meteremos en el corazón de su mercado para comprobar si esto también nos parece merecedor de tan alta consideración. Callejeamos un poco y encontramos algunos comercios en los que sus precios son privativos, mientras otros tienen artículos a precios bastante asequibles, sobre todo algunas prendas de vestir. Hay bastante gente moviéndose por la zona portuaria, disfrutando de las vistas y de los barcos que allí están atracados, de los que algunos son negocios de cara al turista, como bares y restaurantes. Esta música nos suena muy bien. Mañana vamos a pasar de nuevo un gran día.

Regresamos a la caravana y en el lugar hay muy poco movimiento. Estos autocaravanistas tienen unas costumbres muy poco españolas y se recogen relativamente temprano. Los únicos que parecemos estar vivos somos nosotros y unos italianos que están intentando pescar algo justo al lado del aparcamiento. Pasamos junto a ellos un rato de conversación y de disfrute del lugar. Desde aquí se tiene una vista privilegiada de una parte de Bergen y de los cruceros que allí están atracados “por horas”.



Día 23. 05 de agosto. Viernes.

Bergen.


            Tras el desayuno, que hacemos con tranquilidad, debido a que hemos de esperar hasta las 11 ó 11.30 h. para poder colocar la auto en uno de los lugares que queden vacantes tras la salida de los que nos precedieron, nos preparamos para un día que promete ser interesante.


            Una vez que hemos aparcado la autocaravana en el lugar que nos ha parecido mejor, más alto, menos húmedo y con toma de corriente próxima, cogemos las bicis y allá que nos vamos hacia la zona portuaria de Bergen, que es donde está toda la vida de este lugar. Pasamos por delante de lo que parece ser una factoría o envasadora de pescado. Nos quedamos sorprendidos cuando vemos que hay junto a la rampa de carga dos camiones con matrícula española. Me imagino que salgan mañana mismo para España cargados hasta las tachas de salmón ahumado, o algo parecido.

Hanseático Bergen
            Enseguida llegamos a la calle más importante e histórica de Bergen, la Bryggen, que coincide con el paseo marítimo y con el propio muelle de atraque. ¡¡ Qué cantidad de vida hay por aquí !!. Justo en el punto de unión de las dos orillas del puerto de Vägen nos encontramos con el mercado del pescado. Pescado fresco, salado, en conserva, huevas, mojama, enlatados, patés, etc. Hay un puesto que vende todo tipo de chorizos, incluso españoles.

            Prácticamente en todos los puestos de pescado hay jóvenes españoles, estudiantes en su mayor parte, que estudian en las universidades noruegas, o que han venido desde España a pasar la temporada de verano y hacerse con unos pocos ahorros.

            Uno de los chicos, de procedencia vasca, estuvo estudiando en la Escuela Superior de Pesca de Honningsvag, lugar que visitamos nosotros, en la isla de Mageroya, tanto antes como después de disfrutar de Cabo Norte.

            El mercado no está establecido todos los días, por lo que somos afortunados por haber coincidido nuestra visita con uno de los días de mercado.
            Adquirimos unos pocos productos en conserva, un poco de salmón ahumado y unos chorizos de reno, que llevaremos con la intención de comerlos cuando lleguemos a Asturias, si es que no los comemos antes.


            Las horas se pasan volando. En un camión-bar adquirimos unos cucuruchos en los que te sirven un buen trozo de pescado frito y unas papas fritas. El cucurucho de papel con las viandas y un refresco o cerveza, todo por 6,90 euros por cabeza. Estupendo. Según nos explicó Francis esto es muy típico en Inglaterra.

            Por la tarde nos vamos hacia el otro extremo de la bahía y visitamos el acuario. Sergio lo pasa muy bien, se nota que lo está disfrutando pues en algunos lugares del acuario se le pueden apreciar unos ojos abiertos a más no poder.

            De regreso del acuario volvemos a la parte occidental de la bahía y disfrutamos de un auténtico espectáculo de música y fiesta marinera. Muchos de los barcos dan vueltas de
Día de festejos en Bergen
un lado a otro de la bahía, luciendo sus mejores galas, con sus marineros vistiendo atuendos de época (desconozco de cual) y embanderados como corresponde a una fiesta marinera. Es algo parecido a las procesiones marineras que se celebran en muchos lugares de España, por ejemplo Morro Jable, el día de la patrona, la Virgen del Carmen.

            Cuando llegamos al Bobil Camper ya es de noche. “callejeamos” un poco por entre las caravanas y observamos como no cabe ni un alfiler. Está todo el espacio aprovechado al máximo. Tras ducharnos charlamos un poco con el encargado y nos dice que a este lugar le queda muy pocote vida como aparcamiento de caravanas, tal vez sea este su último verano como tal, pues van a rehabilitar toda esta zona. Es decir, la próxima vez que vengamos por aquí encontraremos unos edificios de altura. ¡Que le vamos a hacer!.



Día 24. 06 de agosto. Sábado.

Bergen – Granvin – Brimnes – Oslo Sur.


            A las 11.00 h. salimos del aparcamiento y vamos a dar un último garbeo a la ciudad antes de continuar ruta. A esta hora aun no hay demasiado movimiento de gente, al menos no tanto como en el día de ayer. Llueve y llueve. Damos nuestro último adiós a Bergen y ponemos rumbo hacia Oslo.

            Salimos de Bergen por la E-16 y a los pocos kilómetros podemos optar por continuar en la misma carretera, la misma que nos trajo hasta aquí desde el norte, o bien tomar el camino de la derecha y transitar por la 7. Optamos por esto último, ya que parece ser un poco más prometedora, al ir un buen trayecto a la orilla del fiordo. En Granvin se vuelven a unir ambas carreteras, después de 130 kms.

            Próximos a Brimnes volvemos a decidirnos por el camino de la derecha, por la 13, para llegar hasta Oslo por la E-134, en vez de continuar por la 7, que también nos llevaría a Oslo.

Lago en la insoportable E-134 Bergen-Oslo
            Desconozco lo que hubiese ocurrido si nos hubiésemos decidido por esto último, pero el hecho es que pasamos un día terrible sobre esta E-134. Puedo asegurar que ha sido el peor día de carretera de todos los que llevamos hasta ahora. Tal vez por el cansancio acumulado, por el estado de la carretera, por los paisajes que ya van cambiando y perdiendo encanto, o un poco por todo. Durante gran parte del trayecto solo pensamos en llegar lo más cerca de Oslo que se pueda.

            Cuando llegamos al norte de Oslo paramos en un área de descanso y nos regalamos un poco de chorizo de reno, que si bien tiene un sabor diferente, no habitual para nosotros, tampoco consideramos que sea una cosa del otro mundo. Eso sí, fuerte de sabor.

            Junto a nosotros están aparcados unos chavales con ganas de fiesta. Estos nórdicos en cuanto llega el fin de semana se disponen a cegarse de alcohol durante 48 horas. Por si acaso pudiésemos tener problemas y para evitar desencuentros y molestias nocturnas, después de la cena pongo la máquina en marcha y dejamos atrás Oslo hasta encontrar un área para dormir, un poco más al sur, cuando son las 22.15 horas y hemos recorrido poco más de 500 kilómetros que espero olvidar pronto. La noche, sin novedad, excepto un poco de ruido de la música que tienen algunos en sus coches.

           

Día 25. 07 de agosto. Domingo.

Oslo Sur – Goteborg – Frederikshavn – Svaleveden Camping.


            Tras el día para olvidar que pasamos ayer, poco después de las 10 de la mañana nos disponemos de nuevo a la ruta y, en una cabalgada de cerca de 300 kms. sin parar, solo una parada breve para cambiar de conductor, nos vamos hasta Goteborg, de nuevo en Suecia.

Esperando el Ferry Goteborg-Frederikhavn
            Nos dirigimos directamente al muelle de embarque hacia la Dinamarca continental. Sacamos los billetes de barco y nos colocamos en primera fila de espera. Como faltan casi hora y media para la salida. Cerramos y nos vamos a dar un paseo por las inmediaciones. La ciudad es universitaria por los cuatro costados, además de contar con muchas instalaciones para deportes de invierno. Evocamos los innumerables acontecimientos que por televisión hemos disfrutado, cómodamente posicionados en el sillón de casa.


            Cuando aun faltan unos minutos para las 3 de la tarde, el barco suelta amarras y damos el adiós
Goteborg. Universitario, deportivo y marinero
definitivo a la Escandinavia que tanto nos ha ofrecido y en la que tanto hemos disfrutado. En un trayecto plácido de algo menos de dos horas, nos dejamos llevar sentados en los cómodos sillones de este barco y nuestras mentes se toman la licencia de trasportarnos a distintos lugares visitados. Es el comienzo del final de esta aventura. Aun nos quedan 9 días para el regreso, pero en nuestro interior ya sentimos que esto se acaba. A partir de aquí solo nos queda el regreso, durante el cual intentaremos visitar lugares interesantes que hagan de esta vuelta un tiempo ameno y mínimamente estresante.

            Desembarcamos en Dinamarca, en el puerto de Frederikshavn, y al poco de salir de la zona portuaria vemos un cartel anunciando un camping. Seguimos las indicaciones y enseguida estamos entrando en él, cuando el reloj marca las 19.30 horas.
Estamos todos un poco apagados. Probablemente cada uno esté pensando lo mismo, pero ninguno de nosotros quiere manifestarlo verbalmente. Esto se va acabando. Mañana empezaremos la verdadera galopada del regreso.



Día 26. 08 de agosto. Lunes.

Svaleveden Camping - Aalborg – Arhus – Padborg – Hamburgo – Bremen Sur.


            Nos cuesta ponernos en marcha. Seguramente sea porque tenemos sentimientos encontrados. Por una parte somos conscientes que la aventura llega a su fin y por otra no queremos renunciar a seguir disfrutando de los días que nos quedan. Sin duda el cansancio está haciendo mella en nuestro estado de ánimo.

            Bastante tarde, ya pasado el mediodía nos ponemos en marcha en dirección sur. Hoy no haremos otra cosa que kms y más kms. Queremos llegar hasta Alemania, ganando el máximo sur posible.

Conducción estresante camino de Alemania
            A poco de salir comienza a llover copiosamente. La lluvia, lejos de aminorar lo que hace es que va en aumento, hasta convertirse en un auténtico diluvio. Debemos aminorar la marcha y los limpiaparabrisas casi no dan avío. Pasamos de este modo más de tres horas, en las que solo hacemos 200 kms. Nuestra atención está únicamente en la carretera, sin poder permitirnos por un momento un intento de encontrar algo interesante de los alrededores. Sergio va tendido en el capuchino mientras Francis y yo intentamos salvar la situación e ir pendiente de todo lo que va pasando por delante de nosotros. El agua que cae es tanta que cuando vamos dando alcance a algún camión que nos precede no lo vemos hasta que nos encontramos a escasos 50 metros. Por el retrovisor no alcanzamos a ver mucho más allá de donde acaba nuestra auto. La conducción es tensa.

            Vamos por la E-45 y dejamos atrás Aalborg sin pena ni gloria, pues no solo no la hemos podido ver sino que siquiera la hemos podido adivinar con esta tremenda cortina con la que la naturaleza nos envuelve. Cuando por fin para de llover a saco y se convierte en una ligera llovizna ya nos encontramos algo más al sur de Arhus, sin tener tampoco ni una vista aproximada de la ciudad. ¡Qué le vamos a hacer!. Si nuestro ánimo ya estaba tocado, esta lluvia se ha encargado de hundirnos un poco más.

            De repente, como si hubiésemos dado un salto de 10 grados de latitud, el cielo se abre y las nubes son escasas, el sol empieza a calentar y nuestro ánimo empieza a resurgir poco a poco. Cuando pasa media hora nos preguntamos si realmente ha llovido tanto o si todo ha sido un sueño, una alucinación, producto de nuestro cansancio. De estos pensamientos nos saca Sergio y nos coloca de nuevo en la realidad cuando propone parar para comer, pues ya son casi las cuatro de la tarde.       

            Puestos de nuevo en marcha, en poco más de una hora ya hemos cruzado la frontera y entramos en Alemania dejando Padborg a la margen izquierda. Hacemos una parada técnica para cargar el depósito de combustible y, de paso, estirar un poco las piernas y ya no nos detenemos hasta llegar, a las 10 y media de la noche, al sur de Bremen, habiendo dejado atrás Hamburgo, en cuya circunvalación hemos dejado la autopista A-7 para continuar por la A-1. Buscamos un sitio plano y tranquilo para pasar la noche en el área de descanso y plegamos, no sin antes conversar un ratito, acompañados de unas puñetitas y un vasito de vino. A pesar que este día ha sido de transición y que hemos podido disfrutar poco del paisaje, le sacamos algo positivo. Seguimos juntos, bien unidos y hemos dado una respuesta adecuada a la conducción con unas condiciones desconocidas para nosotros.

Mañana haremos otra jornada de transición, intentando dormir en Francia, lo más cerca posible de París. Felices sueños.



Día 27. 09 de agosto. Martes.

Bremen Sur - Spa-Francorchamps - Parque de Atracciones Asterix. 


Anoche, sumido en mis pensamientos, he hecho un ligero repaso a algunas de las experiencias vividas en las casi cuatro semanas que llevamos de viaje. Pienso también en lo que nos queda por delante y me doy cuenta que aún nos resta casi una semana y que no podemos echar por la borda. Busco algún aliciente para los próximos días y llego a la conclusión que hay posibilidad de inyectar un poco de ilusión al resto del viaje. Cuando estamos desayunando planteo a la tripulación la situación y “me dejo querer” aceptando propuestas para los próximos días. Yo en mi mente tengo algunas, aunque las iré ofreciendo según se vayan presentando las situaciones propicias.

Tribuna del Circuito Spa-Francorchamps
En cuanto entramos en Bélgica vemos un cartel anunciador del Circuito de Formula 1 Spa-Francorchamps y, milagro, los chicos despiertan de su letargo y proponen desviarnos para hacerle una visita. Hacia allí nos dirigimos y pasamos un par de horas disfrutando de sus instalaciones, de los entrenamientos de algunos coches, aunque no de fórmula 1, que dan vueltas y más vueltas. Hoy creo que dan el día por bien empleado y yo me alegro de ver sus caras de satisfacción.

De nuevo en ruta, seguimos ganando sur y entramos en Francia. Cuando estamos a escasos 20 kms. del Parque de atracciones de Asterix, propongo dar por terminado el día y buscamos alojamiento en un área de descanso, bastante cutre pero que me vale para mi estrategia. Durante la cena comento que mañana será otro día de ruta dura y mi gente queda conforme al decirles que deberíamos salir antes de las 9 y media. Pero mis planes son otros. Mañana se los comento al levantarnos. ¡Sorpresa!.


Día 28. 10 de agosto. Miércoles.

Parque de Atracciones Asterix – Rouen.


            Tras el desayuno, tomo los mandos y me dirijo, sin previo aviso, a los aparcamientos del parque. Quedan sorprendidos pero conformes con lo propuesto. El día ayuda poco para disfrutar de un parque de agua, pero no desistimos y allá que entramos a disfrutar de lo que podamos. Pasamos un día bastante bueno, aunque mejorable a poco que la lluvia nos hubiese dado un poco más de tregua. Hacemos bastante ejercicio y probamos todas las atracciones que podemos, nos mojamos en las atracciones de agua y fuera nos mojamos con la lluvia.

Tras unas horas con alta carga de adrenalina, reposamos y nos revestimos de nuevo como personas. Luego hacemos 200 kms hasta Rouen. Mi gente ha quedado satisfecha con la sorpresa. Para mañana les tengo preparada otra sorpresa. Espero que también les guste.



Día 29. 11 de agosto. Jueves.

Rouen – Caen - Mont Saint Michael.


            El hecho de haber tomado ayer la opción de venir hacia el Este, en vez de continuar hacia Paris, rumbo al Sur, no se debió a otra cosa que para poder ofrecerles la posibilidad de visitar Sant Michael, sobre todo a Francis, pues Sergio ya lo conocía de dos visitas anteriores.

            El trayecto hasta allí siempre me ha resultado pesado y esta vez no lo fue menos. Cuando están

dando las 14.30 horas entramos en el aparcamiento que ya conozco de otras ocasiones. Antes era un camping, que estaba muy bien, muy ajustado de precio y con los servicios que necesitamos para las autocaravanas, pero ahora se ha convertido en un mero aparcamiento con un salón de juegos en lo que antes era el edificio de servicios de duchas y demás. Lo único que conservan es un par de aseos. Si quieres cargar de agua o conectar a la corriente, te ofrecen hacerlo en la maquinita de monedas. No obstante lo anterior, para lo que necesitamos en esta ocasión sigue dándonos su servicio.


            Bajamos las bicis y allá que vamos los tres hacia la fortaleza, pedaleando por el istmo que le une al
Mont Saint Michael. Fortificación muy llamativa
“continente”. Como siempre, miles y miles de coches y de autocaravanas que van y vienen por la carretera. Justo poco antes de la entrada dejamos las bicis amarradas unas con otras y todas ellas a un poste firme al suelo. Candados y vamos a sacar fotos.

            Realmente, a pesar de haberlo visitado en varias ocasiones, aun me sigue gustando y sorprendiendo. La marea nunca es la misma y la luz tampoco.

            A regresar al aparcamiento le pregunto a la chica que te atiende en la entrada si está permitido hacer fuego y me dice que sin problema. Vamos hasta la tienda cercana y nos hacemos con unos trozos de carne y unos chorizos, a los que añadiremos el resto de chorizos que nos queda. Sacamos nuestra barbacoa y nos disponemos a hacer el que, con toda probabilidad, sea nuestro último asadero.

            Observo que los últimos tres días se nos ha subido bastante el ánimo. Tal vez haya influido el hecho de haber realizado cada día una actividad interesante. Tomo buena nota para el resto de los días y para el resto de los viajes, que espero sean muchos.



DIA 30. 12 de agosto. Viernes.

Mont Saint Michael – Rennes – Nantes – Niort – Burdeos – Oyarzun - Santander.


            Sobre las 11 de la mañana salimos del aparcamiento y ponemos rumbo al sur. Tenemos intención de llegar a Asturias en dos etapas, dividiendo los más de 1100 km. que tenemos por delante en dos mitades, aproximadamente.

            Después de recorrer algo más de 400 kms paramos a comer y cargar combustible. Estamos ya bastante cansados de tanto ver y tanto disfrutar, además de que tenemos acumulado un cansancio razonable, con tanto que hemos recorrido. Los conductores nos reunimos mientras tomamos café y le pregunto a Francis si estaría dispuesto a tirar millas hacia España, para llegar mañana en la mañana al Camping Picos de Europa, en Asturias. De esta manera descansaríamos allí un par de días y podríamos dejar la caravana en perfecto estado para el próximo año. La respuesta del colega no se hace esperar. Nos ponemos en marcha y nos turnamos al volante por periodos que oscilan entre una hora y media y dos horas cada uno.

            A las 11 de la noche estamos cruzando la frontera y, apurando hasta la última gota de gasoil, llegamos a la gasolinera de Oyarzun, donde cargamos de combustible hasta la boca, comemos un par de puñetitas y seguimos hasta el área de descanso de la autopista, ya en Cantabria. Cuando faltan 120 kms hago el último relevo a Francis y le digo que se acueste a descansar. Yo estoy bastante despierto y les llevaré hasta el área de descanso. A las 3 de la mañana ponemos el freno de mano, cerramos cortinas y, sin fuerzas para nada más, nos dejamos abrazar por Morfeo, que da buena cuenta de nosotros.

            Hoy ha sido un día sin mayor historia. Poca conversación y mucho ensimismamiento. Nos hemos zampado casi 1000 kms, habiendo madrugado muy poco. Ha estado bien. Mañana llegaremos al camping a mediodía y descansaremos de lo lindo.



Día 31. 13 de agosto. Sábado.

Santander – Unquera – Panes – Carreña – Camping Picos de Europa.


            Son las 09.15 de la mañana y ya estamos todos en planta vestidos y desayunados. El responsable de esta “hazaña” es Sergio que, como ha descansado bastantes horas se levanta temprano y nos prepara el desayuno. Cuando lo tiene todo dispuesto en la mesa, solo a falta de darle fuego a la cafetera, nos toca diana. ¡¡Dios mío!!, ¡cuánto agradecemos levantarnos de la cama y sentarnos a desayunar “a mesa puesta”!.

            Tras recoger un poco y asearnos llamo por teléfono al camping, para consultar si hay plaza para nosotros. Comoquiera que nos dan esperanza que la habrá a partir de las 11, nos ponemos en marcha con mucha tranquilidad, pues tenemos tiempo de sobra para llegar.

            La chica que nos ha atendido por teléfono no ha demostrado ser, precisamente, un dechado de virtud y amabilidad. Debe estar “fartuca” de gente que le llama para reservar y después no acuden. No nos ha querido reservar nada, a pesar de que le insisto en que estamos a solo 60 ó 70 minutos. No hay manera. “Si cuando ustedes lleguen hay sitio, se quedarán. De lo contrario, lo sentimos mucho”.

            A las 11 en punto estamos en la recepción y todo cambia por completo. Enseguida nos adjudican un sitio, que no una plaza, y el chico que acomoda a los visitantes ya tiene otro talante. Nos facilita mucho las cosas y me comenta que se acuerda de mí y de mi caravana, de alguna ocasión anterior, que debía haber dicho que era cliente cuando llamamos por teléfono. Bueno, vale, muchas gracias. Vamos a dejarlo así.

Por nuestra tierra no se ve este trato hacia los clientes. Vivimos del turismo e intentamos cuidarlo y tratarle con respeto, sin que por ello podamos parecer “inferiores” ni pecar de servilismo. Es simplemente eso, cuidar al que nos visita y hacerle la estancia agradable para que deje los euros, no solo en esta ocasión sino también en próximas ocasiones. Lo dicho, vamos a dejarlo así.

            Sin tardanza desplegamos el campamento e iniciamos el trasiego al cuarto de lavadoras, tendido, mas lavadoras, recogido y mas tendido.

¿Quies  un culín, ooh?
            Sergio se ha ido a la piscina y allí ha encontrado gente de su edad con la que divertirse. Le dejamos que se explaye y no le vamos a buscar hasta que la comida está a punto. Después de comer, regresa de nuevo a la piscina. Que le aproveche.

            Tras media hora de reposo de la comida, Francis y yo nos preparamos las bicis y nos vamos a conocer los alrededores. Los paisajes son muy interesantes y algunas casas son “de foto”. Cansados de pedalear, nos sentamos en una terraza a tomarnos una botella de sidra y comernos unos chorizos y un poco de fabada. Espectacular.
El regreso al camping se hace un poco pesado, sobre todo para Francis. La fabada no le deja pedalear bien.



Día 32. 14 de agosto. Domingo.

Camping Picos de Europa – Arriondas – Descenso del Sella - Camping Picos de Europa.



            Hoy nos vienen a buscar en una furgoneta para llevarnos hasta Arriondas. Nos hemos apuntado a bajar el Sella en canoa. Lo pasamos muy bien, si obviamos que Sergio, a poco de salir, ya estaba preguntando si quedaba mucho para llegar. Yo cometí el error de pedir tres canoas individuales, en vez de hacerlo en una doble y una individual, con el fin de irnos turnando, lo que hubiese sido más divertido y menos estresante, pues yo tuve que bogar a contracorriente durante innumerables ocasiones para animar a Sergio y sacarle de más de un apurillo. Bueno, ¡para algo tiene que servir un padre!, ¿o no?.

            Hemos estado entretenidos toda la mañana. Cuando nos dejan de regreso en el camping son casi las 6 de la tarde. Recogemos todo lo que tenemos tendido y dejamos fuera solo las bicis, la mesa y las sillas de la terraza, con el toldo abierto. Cuando cae la tarde se agradece la protección del toldo para el rocío.

            Mientras Sergio aprovecha las últimas horas del día en la piscina, los mayores nos vamos a tomar unas botellas de sidra. Nosotros también queremos apurar al máximo el escaso tiempo que nos queda.


Día 33. 15 de agosto. Lunes.

Camping Picos de Europa – Arriondas – Oviedo – Siones - Oviedo.

            A las 9 y media de la mañana estamos saliendo del camping. Nos dirigimos hacia Oviedo. Al llegar a Arriondas tenemos dos opciones y nos decidimos por continuar en la carretera antigua, en vez de ir a buscar la autovía. De este modo haremos una travesía más entretenida.

            Al llegar a Oviedo subimos al Naranco y luego buscamos un aparcamiento cerca de la estación del Norte. Nos damos un paseo por la parte antigua y por la tarde nos vamos a dar una vuelta a Siones, distante a unos pocos kms.

            Ya de noche nos dirigimos a los aparcamientos de los Monumentos, en la subida del Naranco, para pasar la noche. Ya estamos en las últimas. A Francis se le nota bastante que ya tiene ganas de llegar a casa. Yo, al contrario, estoy con el ánimo dispuesto para iniciar otra nueva aventura. Aun así decido que guardaré las fuerzas para el próximo verano. Es bueno acabar un viaje habiéndose quedado con un poco de ganas y tristeza porque ya se acabe.

            Con estas elucubraciones nos vamos a acostar, después de haber hecho las maletas y con la caravana impecable.



Día 34. 16 de agosto. Martes.

Oviedo – Aeropuerto de Asturias – Madrid – Gran Canaria / Fuerteventura.


            De buena mañana nos acicalamos, con los deberes hechos ya desde el día anterior, y nos dirigimos al aeropuerto de Asturias. Descargamos maletas y me dirijo yo solo a dejar la caravana en Tremañes y liquidar deudas con Nani, de Caravanas Costa Verde. Gentilmente, un cliente de la casa se ofrece a llevarme en su coche de regreso al aeropuerto. Al llegar, Francis y Sergio ya tienen todas las maletas facturadas y las tarjetas de embarque en la mano.

            Esto ya se ha terminado. Ahora si que es verdad.

            Hemos recorrido 12500 kilómetros, cargado el depósito de combustible alrededor de 30 veces, el depósito de agua otras tantas, hemos conocido lugares maravillosos, sacado más de 1000 fotos que hemos filtrado para quedar en algo más de 600. Hemos llevado una convivencia más que aceptable, con algunos roces esporádicos entre Francis y Sergio. Hemos invertido en esta aventura 34 días y gastado, bueno …. un pico y medio.

            Estamos rendidos y hablamos poco, lo justo y necesario.

            Pasado el mediodía tomamos el vuelo hasta Madrid y una vez allí buscamos las puertas de salida para nuestro último trayecto. En este punto ya nos tenemos que separar. Francis continuará viaje hacia Gran Canaria mientras Sergio y yo lo haremos hacia Fuerteventura.

            Quedamos emplazados para vernos en unos meses y compartir fotos y recuerdos, una vez que el tiempo y la distancia nos hagan ver las cosas con más sosiego.

            El próximo año habrá otro viaje, no sé cual pero bien diferente, con toda seguridad, que dará lugar a nuevas experiencias y a nuevas historias.

            Salud.



De Fuerteventura a Cabo Norte en imágenes